@javierreloj
En las anteriores entradas hemos visto a grandes rasgos el nacimiento y la evolución de los cronógrafos Autavia. Paralelamente, hemos intentado narrar alguna de las estrategias comerciales que emprendió el Sr. Jack Heuer para levantar la marca a un nivel muy alto, en un mercado donde la competencia era realmente feroz.
Sin embargo, la audacia y el genio comercial de Jack Heuer son tan grandes que dedicaremos esta entrada a intentar describir más pormenorizadamente alguna de las acciones comerciales que lograron que Heuer fuese vista como una renombrada marca y que le hicieran capear la denominada “crisis del cuarzo” que asoló la industria horológica suiza durante la segunda mitad de los años 70.
Jack Heuer era un amante del motor y por ende de su máxima competición, la Fórmula 1. Se introdujo en el circuito de la misma a través de los contactos y vínculos personales que creó con los mejores pilotos de la época como ya pudimos ver. Pero el Sr. Heuer, lejos de conformarse, dio un paso adelante en 1970 al convertirse en el patrocinador de toda una escudería: Ferrari. Efectivamente, Heuer se convirtió en la primera marca relojera mundial en patrocinar a todo un equipo de la F1, sentando las bases de lo que hoy conocemos.
En la imagen inferior podemos ver a Jack Heuer (en pie) saludando a Enzo Ferrari, propietario y mandamás del equipo Ferrari.
La historia de esta relación que iba a cambiar el concepto de patrocinio en el mundo del motor es bastante singular. La tecnología de la competición automovilística estaba avanzando a pasos de gigante; los coches cada vez eran más aerodinámicos, rápidos y fiables. Los motores exigían un mayor rendimiento a los pilotos y a sus ingenieros. De la misma forma, la tecnología de la medición del tiempo también se tenía que “poner al día”, por así decirlo, para conseguir mediciones del tiempo más exactas y precisas en un mundo donde la competitividad exigía una constante actualización tecnológica. Heuer, consciente de ello y con su inagotable visión innovadora, creó el “Heuer Centigraph”.
El “Heuer Centigraph” consistía en un dispositivo electrónico que recibía y transformaba señales eléctricas emitidas por una serie de transpondedores alojados en los vehículos en anotaciones reales de tiempo con una precisión de 1/100 y hasta 1/1000 de segundo. Con estas anotaciones, un equipo podía calcular las vueltas rápidas, el nº de vueltas realizadas y cronometrar cada vehículo en tiempo real de competición, además de tener toda esta información de manera impresa.
Sin embargo, el Heuer Centigraph no nació expresamente para la F1, sino para la competición de Le Mans, que en aquel tiempo estaba dominada por Porsche. Enzo Ferrari pensaba que los cronómetros de mano utilizados en la mítica carrera estaban amañados. El “Centigraph” le permitía a Ferrari tener una prueba impresa fiable para contrastar sus tiempos con los de los cronometradores oficiales. Sin embargo, haciendo gala de su manifestada tacañería, el Sr. Ferrari rechazó el precio de este dispositivo.
En palabras del propio Heuer:
“The Ferrari factory was probably not really very profitable at that time, if at all, so his budget was tight. But he did see the advantage of having a printout of the performance, especially if it did not cost him too much, because he also was convinced that the traditional manual timers of the organizers cheated. This allowed us to ask for especially large stickers below the windshield of at least 30 cm. It had an immediate influence on the press shots who could hardly make a shot without our Logo. The Logo also appeared on the millions of toy size Ferraris and by the thousands of aficionados who would put a sticker on their cars. It was a fair deal for both sides.”
Efectivamente, Jack Heuer le ofreció a Enzo Ferrari un acuerdo de promoción publicitaria a cambió del “Centigraph”. Y aunque esto le valió bastantes críticas por las grandes sumas de dinero que tuvo que invertir, Heuer, con su revolucionario sistema de medición (predecesor del ACIT “Automatic Car Identification Timing” System que se implantó en 1974) se convirtió durante los siguientes años en el cronometrador oficial de la F1. La apuesta de futuro del Sr. Heuer por la publicidad y su visión comercial tuvieron un éxito rotundo, poniendo a su marca a nivel global entre las grandes firmas relojeras en el mundo del automovilismo.
Las relaciones comerciales por parte de Jack Heuer dentro de la F1 no terminaban aquí. Como vimos en la anterior entrada, la trágica muerte de Jo Siffert rompió la estrecha colaboración que mantenían la marca y el piloto. La figura del “embajador de marca” se había fraguado en la anterior década y Heuer, como gran emprendedor, quería seguir el camino iniciado. Así que el siguiente fichaje que hizo para su compañía fue el piloto belga Jacky Ickx.
En 1971, Jacky Ickx era el aspirante del equipo Ferrari para luchar por el mundial. La temporada anterior ya tuvo serias posibilidades de lograrlo (año en el que lo ganó de manera póstuma el malogrado Jochen Rindt). Sin embargo, un aparatoso accidente en el Gran Premio de España de esa temporada, donde se le incendió el coche y sufrió aparatosas quemaduras, le apartó del título (aunque no de la competición).
Jack Heuer vio en la figura de Ickx una buena oportunidad para promocionar sus productos (no hay que olvidar que ya era patrocinador de su equipo en aquella temporada). En palabras del propio Heuer:
“Jacky Ickx was the very first F1 driver we sponsored after Joe Siffert. He was a real gentleman, I was at his home in Belgium and we worked out new ideas together to have a better tool for attracting other drivers. Together we invented and launched the Helmet clocks. The first one was a small replica of Jackie’s helmet. He would get 1. – Sfr. per helmet sold. This worked beautifully with many drivers, who allowed us to make a miniature helmet in their helmet colors.”
De donde podemos inferir que el Sr. Heuer no sólo se relacionaba con sus “patrocinados” al nivel de los negocios, sino que creaba una estrecha y amistosa colaboración con ellos que a su vez le permitía explorar nuevas oportunidades de negocio. Uno de los objetivos de la compañía era ser reconocida a nivel de calle y no sólo en ámbitos muy especializados. El concepto de “merchandising” (bien aprendido por Heuer en su etapa de director comercial de la marca en USA) podía significar la solución. Un buen ejemplo de ello lo podemos encontrar en el “Helmet Clock” que se trataba de un despertador eléctrico, enmarcado dentro de la reproducción de un casco de un piloto famoso.
Otro ejemplo de ello lo encontramos en la línea de relojes de bajo costo, creados para alcanzar a todo tipo de público y así poder competir con las compañías relojeras japonesas que estaban inundando literalmente el mercado de relojes de cuarzo. A esta línea de relojes, creada bajo el amparo de Leónidas (que había sido absorbida por Heuer) se le denominó “Easy Rider”.
El Leonidas “Easy Rider” se produjo entre los años 1971 y 1975. Su precio era aproximadamente 1/3 de lo que costaba un cronógrafo de Heuer. Su diseño y estética eran bastante innovadores, al igual que los materiales utilizados en su fabricación, tales como el uso de resinas de plástico para realizar la caja y el brazalete. Unido al hecho que equipaban un calibre ébauche de cuerda manual desarrollado por Bettlacch, su bajo costo de producción permitió ofrecerlos a precios muy asequibles. En las siguientes imágenes los podemos apreciar con más detalle.
Jack Heuer no era ajeno a que la persona que adquiriese un “Easy Rider” sabía inconscientemente que adquiría un producto Heuer, aunque la calidad del mismo fuese notablemente inferior a la habitual línea de productos que ofrecía la compañía. Consciente de ello, el Sr. Heuer dio otra “vuelta de tuerca” a su producción de merchandising, sacando al mercado el “Easy Rider Jacky Ickx”.
Esta variante del “Easy Rider” seguía siendo una versión más económica que los productos estrella de la marca, pero al servirse en una caja de acero y con la opción de brazalete, la percepción de calidad del mismo por parte de un posible comprador era más elevada (al igual que su precio). Aunque Jackie Ickx no llegase nunca a ganar un campeonato de F1, sí que ganó en seis ocasiones las 24h de Le Mans (llegando a obtener el epíteto de “Monsier Le Mans”) y su imagen se convirtió en un gran activo para la marca.
No podríamos finalizar esta entrada sin citar una de las relaciones comerciales más audaces que urdió el Sr. Heuer para lograr aumentar la venta de sus cronógrafos automáticos y que resultó ser un verdadero éxito.
A principios de los años 70, los Autavia automáticos se vendían a un ritmo lento debido a su elevado precio ($200, equivalentes a $1.340 hoy en día). Sus ventas habían descendido notablemente en USA, donde gran parte de su facturación, e incluso su prestigio, se basaba todavía en sus cronógrafos de mano y de tablero (“dashboard”), que seguían siendo omnipresentes en cualquier competición deportiva.
En aquel mismo momento, la Brown & Williamson Tobacco Company, la tercera tabacalera más importante de USA, tampoco vivía sus mejores momentos. Los primeros informes médicos que relacionaban el tabaquismo con el cáncer y la prohibición vigente desde 1970 de publicitar tabaco en televisión hicieron que sus ventas se estancasen primero y estuviesen en constante retroceso más tarde. Así, la compañía tabacalera decidió hacer una campaña publicitaria dirigida exclusivamente a un público más masculino ligada al mundo del motor denominada “Auto-Racer“. En su nueva campaña publicitaria de los cigarrillos Viceroy, se mostraban imágenes de pilotos profesionales en actitudes muy varoniles (al estilo de los cigarrillos Malboro y su inconfundible “Cowboy” que muchos de vosotros recordaréis).
La Brown & Williamson Tobacco Company no sólo se limitó a promocionar imágenes, sino que también patrocinó equipos de competición en la Indy Car y demás competiciones automovilísticas. Sea como fuese, el encuentro entre las dos compañías que dedicaban muchos recursos a la venta de sus productos publicitando en el mundo del motor era inevitable. En contra de todo pronóstico, el Sr. Heuer aceptó crear una relación comercial con la empresa tabacalera, ofreciendo su producto estrella (el Heuer Autavia automático) a un precio de $88.
Sus asesores financieros pensaban que era una auténtica locura ofrecer su producto a ese precio y que iba a crear un conflicto con sus distribuidores minoristas que tenían la obligación de seguir vendiéndolo por $200. Pero Jack Heuer, que tenía una gran visión para los negocios, enseguida vio en esta relación comercial una oportunidad publicitaria y de expansión de la marca, que por sí sola nunca iba a conseguir (el presupuesto inicial para la campaña publicitaria consistía en 12 millones de dólares e iba aumentar a 14 millones en el siguiente año). Para que nos hagamos una idea, en comparación Heuer invertía el 1% del presupuesto de la gran tabacalera en publicitar sus relojes. El Sr, Heuer no se lo pensó dos veces y la campaña tiró hacia adelante.
Como era de esperar, la campaña publicitaria fue un éxito para Heuer (no tanto para la tabacalera) y el nombre de la compañía relojera inundó las revistas destinadas al público masculino y de tirada nacional como Life, Time, Newsweek, Playboy, Penthouse, Car and Driver y Road and Track, así como supermercados y estancos.
Jack Heuer aplacó el enfado de los minoristas ofreciendo una versión “diferente y más económica” del Autavia que se denominó “Autavia Viceroy” pero que en realidad se trataba del mismo reloj (salvando alguna diferencia estética). Quien no desease esta versión económica del reloj siempre podía adquirir la convencional; además la campaña publicitaria tendría un tiempo determinado de duración.
Jack Heuer no se equivocó y la venta de todos sus cronógrafos de pulsera creció exponencialmente hasta niveles que la compañía nunca había visto anteriormente. Los cronógrafos de pulsera Heuer pasaron a formar parte de la consciencia del gran público.
En la próxima entrega de nuestro apartado “Racing Watches“, también dedicado a Heuer, veremos y analizaremos en profundidad el nacimiento de otro clásico de la marca: el Carrera.
Como autor quiero agradecer la labor de Miquel en la redacción de cada artículo de racing watches, sumado al estupendo equipo de edición de sa fona.
Espero que os estén gustando.
Palmadas con las orejas estoy dando.
Muchas gracias por esta serie de artículos