@fildeferro
Nota del editor: @fildeferro (Miguel Ángel), el autor de este artículo, es un compañero de afición afincado en Valencia. Esta entrada es una versión editada y ampliada de contenido publicado por primera vez en el foro relojesrelojes.com.
En este artículo retomamos la temática de las restauraciones. Vamos a ver el resultado de un laborioso trabajo para devolverle su lustre a un Bulova A-11 de la 2ª Guerra Mundial.
El Reloj
El A-11 fue fabricado por diversos productores norteamericanos durante la contienda bélica, acorde a una especificación militar (MIL-Spec) y es conocido como el “reloj que ganó la guerra”.
En primer lugar, os muestro el resultado, del que estoy especialmente orgulloso.
Me gustan los relojes con historia… Los relojes militares, más si son de dotación, contribuyen a magnificar este intangible al que le doy tanto valor. Entre ellos, los A-11 americanos siempre me han llamado mucho la atención.
El “A-11” es una especificación, no un modelo en concreto. Le dedicaré un apartado tras describir la restauración para que entendáis mejor este concepto.
Pero a modo de resumen, esta especificación dictaminaba que tenían que ser relojes robustos, legibles (hasta el punto de que en la esfera no podía ir estampada la marca del fabricante), resistentes al magnetismo y al agua, no llevar pintura de radio (afortunadamente), contar con parada de segundero y equipar un plexi irrompible… Luego lo veremos en más detalle.
Los fabricaron Bulova, Elgin, Hamilton y Waltham principalmente, aunque debo citar que los británicos adoptaron el estándar (MoD Specification 6B/234) en 1942, por lo que también existen otros productores.
Tras una larga búsqueda, a finales de diciembre pude conseguir un ejemplar fabricado por Bulova. A continuación, podéis ver la condición en que me llegó desde los EE. UU., en un estado bastante triste, la verdad sea dicha.
Mi propósito, como siempre, era intentar dejarlo lo mejor posible, siempre dentro de mis posibilidades ya que no soy más que un aficionado de los relojes y un amateur a la hora de trastear con ellos.
La tapa trasera nos muestra la especificación, el número de orden y los detalles del fabricante.
Nos proporciona mucha información para poder datar el reloj e identificar su proveniencia.
- Cita la especificación (“A-11”) y su número (“94-27834”). En teoría, más tarde venían marcados con “94-27834-A/B/C” debido a pequeños cambios de la especificación, aunque parece ser que nadie jamás ha visto un ejemplar con la “A” al final.
- Su número de serie es el “AF43-26069”, que lo confirma como un reloj de 1943. Los otros cinco dígitos se corresponden con los del número de caja.
- El grabado “PART NO 10AKCSH” hace alusión al movimiento del reloj (tratándose de un Bulona 10AK) y las características de mismo (“Central Seconds Hacking”).
- Añade el número del pedido militar (“W535AC-33934”).
- Por último, vemos la firma del fabricante (“BULOVA WATCH CO”).
La anterior imagen revela el primer gran problema de esta pieza. Como se aprecia mejor a continuación, algún energúmeno botarate abrió las asas para poder colocarle un brazalete extensible de 18 mm de ancho. Daba la impresión de que utilizó unos alicates de cerrajero para este menester. ¡Una auténtica escabechina que merece un serio castigo! ¡Hay que ser cafre!
Os muestro una imagen magnificada del daño, para que lo podáis apreciar mejor.
Bajo de la tapa trasera vemos una cubierta antipolvo y antimagnética, siendo la última característica especialmente importante para los operadores de radio o aquellos expuestos a los campos electromagnéticos en un avión, por ejemplo. Dada la escasez de materiales durante la 2ª Guerra Mundial, estas tapas no eran de hierro dulce, sino de “Invar”, una aleación de hierro, níquel, carbono y cromo.
La caja del reloj es de latón. El acero se reservó durante la guerra para otros propósitos, principalmente la producción de armamento. De hecho, el latón también escaseaba y en ocasiones se sustituyó por plata.
El reloj sería considerado como pequeño hoy en día. Mide 32 mm de ancho, 39 mm de largo (“lug-to-lug”) y cuenta con 16 mm entre las asas.
La Restauración
Pasemos a ver en más detalle mi esfuerzo por recuperar esta pequeña joya de segmento militar.
Me tocó usar durante mucho rato un mini martillo y un mini yunque para ir golpeando las asas, aplastando y enderezándolas progresivamente. Fue un proceso necesariamente lento para evitar que se partieran.
Una vez terminado, pulí la caja, hasta lograr un resultado satisfactorio, en mi humilde opinión.
Después tocaba usar electrólisis para cromar de nuevo la caja de latón, quedando ya muy a mi gusto, aunque pienso que la siguiente imagen no le hace justicia.
La esfera, aunque muy sucia, estaba en relativamente buen estado, necesitando limpieza con rodico y poco más. Las agujas, por otro lado, sí que llevaron más trabajo para darles una mejor apariencia. Lijé y pulí las manecillas ya que estaban oxidadas y su pintura se veía muy deteriorada. Las repinté con una mezcla de pintura blanca y una pizca de amarillo arena, quedando practicamente del mismo color que los numerales del dial.
El reloj funcionaba, aunque tenía unas prestaciones francamente terribles, tal como podéis apreciar en la siguiente imagen del cronocomparador tomada al poco de llegar el reloj.
Así que una vez terminado el trabajo estético, incluyendo un pulido del plexi con mucho mimo, era el turno de revisar el movimiento. Tocaba desmontarlo y limpiarlo.
Aquí quedó parada la cosa, pues había una necesidad obvia de reemplazar el muelle real por uno nuevo. Lo conseguí sin mayor dificultad, pero llevó algo de tiempo que llegara desde los EE. UU., con parada en aduanas incluida.
Con el repuesto en mis manos, ya en el 2023, era el momento de acabar de ensamblar el movimiento. Al final, la única pieza “mecánica” que he necesitado para este proyecto ha sido el muelle real.
La mejora de prestaciones después del servicio y la sustitución del muelle es evidente. El “beat error· es algo elevado, pero los postes de tope del áncora parecen haber sido manipulados en algún momento, así no quise forzar nada pues había riesgo de causar un daño irreversible.
Mientras tanto (y para mi gran sorpresa), conseguí localizar y adquirir una correa de lona militar fabricada en EE. UU. en 1945. Mi preocupación era que se deshiciera en las manos al intentar montarla, pero como se aprecia en la anterior imagen, no hubo problema alguno.
¡Me encanta como le queda!
Acabo este apartado con una última imagen de la trasera, también pulida, en la que se aprecian claramente todas las inscripciones que ya describí más arriba.
Espero que el resultado os guste tanto como a mí. Por todo lo que significa este reloj, inevitablemente pasa a ser uno de mis relojes preferidos de la colección.
El A-11
Durante la Segunda Guerra Mundial, todos los países necesitaban relojes robustos y fiables para su personal militar. Los estadounidenses tenían los A-11, los B-Uhr se hicieron para la Luftwaffe alemana, los relojes Seikosha para las tropas japoneses y finalmente los relojes W.W.W. (Watch. Wrist. Waterproof.) o “Dirty Dozen” fueron encargados por el Ministerio de Defensa británico (MoD).
Contáis con una estupenda guía en 60clicks.com, en la que se incluye una gran introducción a este segmento de relojes bélicos.
El estándar Military Spec 94-27834 era bastante rígido en términos de las especificaciones y prestaciones de los A-11, pero dejaba cierto margen a los fabricantes. Eran tiempos de guerra, requiriendo que cada uno pusiera empeño en suministrar a las fuerzas armadas.
Por ejemplo, mientras que tuvieran propiedades antimagnéticas, las cajas podían fabricarse de distintos materiales, aunque la trasera debía ser necesariamente de acero inoxidable. El tamaño del reloj debía entrar en un rango, como se aprecia a continuación.
Pero todos comparten ciertas características técnicas comunes: caja construida de dos partes, esfera negra (sustancialmente idéntica a la mostrada en la especificación), registro de números arábigos completo y agujas contrastadas, segundero central, parada de segundero (“hacking”) y un movimiento con un mínimo de 15 rubíes.
La especificación también detallaba las pruebas a los que debían ser sometidos los A-11, para determinar tanto su capacidad para resistir temperaturas extremas, como el polvo y el agua.
El propósito del A-11 era que fuese un reloj resistente y fiable y se suministraron millones de unidades a las fuerzas aliadas, de ahí que sea conocido como “el reloj que ganó la guerra”.
Los movimientos de estos relojes debían ser duraderos más que precisos. El requisito básico era que proporcionaran una precisión de ±30 segundos/día y tuvieran una reserva de marcha de entre 30 y 56 horas. Entre todos los producidos, los que salieron más precisos fueron seleccionados para poder ser usados en la navegación aérea.
Dadas las altas cantidades que se produjeron y el apego que le cogieron sus usuarios durante y tras la guerra, hoy en día es posible encontrarlos con cierta facilidad. Dicho esto, muchos de ellos no son totalmente originales y suele ser habitual verlos bastante dañados por la dura vida que tuvieron.
Alternativas
Si os gusta la estética del A-11, pero no compartís el interés por restaurar un reloj vintage, evidentemente existen alternativas contemporáneas.
La primera que debo citar es de la misma Bulova. La marca aprovechó el boom de los relojes “revival” en el 2020, reeditando el A-11. En la actualidad ofrece tres versiones del “Hack Watch” (de 38 mm). Además, el verano pasado añadió a la colección una versión con esfera azul del “A-11 Hack Watch” de 37 mm de diámetro. El sitio web de Bulova en Norteamérica los anuncia a partir de $340 (€318).
Fuente:
https://www.bulova.com/us/en/collection/military-collection/
Otras dos alternativas interesantes, ya reseñadas por @calibre321 en este mismo sitio web, son las que ofrece la micro marca Praesidus. Produce versiones de 38 mm y 42 mm de ambos relojes. Sus precios empiezan a partir de €229 (más envío e IVA).
También merece mención el popular Hamilton Khaki Field Mechanical, un reloj que reseñó el compañero @munich_watch_lover (38 mm, €625). Y un tanto de lo mismo el Marathon GPM que reseñó recientemente @calibre321 (39 mm, €800).
Fuentes:
Presentación: Hamilton Khaki Field Mechanical
Reseña Marathon GPM Officer’s Field Watch 39 mm
Y se me ocurren varias opciones más, sin pretender que sea una lista exhaustiva.
De otras micro marcas tenemos el Cruxible Type A-11 Non-Date (39 mm, $649) o el Baltany Vintage A11 Military Watch WW2 (36 mm, $189).
Fuentes:
https://mkiiwatches.com/collections/ready-to-wear-cruxible/products/cruxible-type-a-11-non-date
https://baltanywatch.com/products/baltany-vintage-a11-military-retro-automatic-men-watches?variant=40854850961455
Por último, existen versiones muy asequibles equipadas con calibres de cuarzo, como el Timex Expedition Scout (40 mm, €74) o el A11 WW2 Army Dial 1941 de la micro marca Homage (39 mm, $120).
Fuentes:
https://www.timex.eu/expedition-scout-40mm-fabric-strap-watch/TW4B14000UK.html
https://homage.tc/products/army-dial
Buen relato y buena restauración (me ha dado un escalofrío esa foto del asa)
Mi humilde enhorabuena por rescatar este pedacito de historia horológica.
Excelente restauración Miguel Ángel y enhorabuena por añadir este memorable reloj militar a tu colección. ?
Increíble la restauración. Felicidades. Como amante de los relojes, me encanta que estas piezas se recuperen y no acaben en un mercadillo como chatarra.
Muchisimas muchisimas gracias, es un placer enorme poder devolver a la vida piezas así.
Como siempre que cae una pieza de derribo en sus manos, trabajazo impecable de @fildeferro. Has devuelto a la vida una hermosa pieza histórica… chapeau!!!