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El emblemático Heuer Monaco de 1969 ha protagonizado los dos últimos capítulos de la serie “Racing Watches“. De estos artículos realizados por @javierreloj y @admin, es inevitable concluir que quizás se tratase de un reloj que llegó antes de su hora, siendo por ello un desastre a nivel comercial. Ni siquiera el largometraje Le Mans, producido y protagonizado por Steve McQueen, consiguió relanzarlo, dejándose de producir en 1975.
Sin embargo, hoy en día es un reloj muy apreciado, con cierta mística y precisamente interesante por lo rompedor que fue en su época. Tenemos pruebas inequívocas de su popularidad actual.
En primer lugar, los relojes del periodo inicial de producción son muy codiciados por los coleccionistas. Por ejemplo, en Chrono24, los ejemplares “full set” con caja y papeles de entre 1969 y 1975 se pueden obtener a partir de unos €16.000. El año pasado, un ejemplar de los que llevó Steve McQueen en la película durante su rodaje en 1971 se subastó alcanzando un precio final de 2,2 millones de dólares. En segundo lugar, la colección actual del TAG Heuer Monaco no deja de crecer, evidenciando el continuo interés por este modelo.
Veremos el renacimiento de la línea a partir de los años 90 un poco más adelante en este artículo, pero quiero destacar que el protagonista de esta reseña fue lanzado en el 2015, marcando el resurgir del “Calibre 11”. Se trata del Monaco ref. CAW211P.FC6356, una reedición bastante fiel del Heuer Monaco 1133 B original.
Echémosle un vistazo inicial.
Cual Ave Fénix
Como ya hemos visto, el Monaco original lanzado en 1969 llegó a destiempo, dejándose de producir en 1975, aproximadamente.
10 años más tarde, el grupo TAG (Techniques d’Avant-Garde) adquirió la mayoría del capital de la marca Heuer, estableciéndose como TAG Heuer. Esta fusión tuvo un impacto significativo, consiguiendo la empresa multiplicar su facturación seis veces entre 1988 y 1996. Este gran crecimiento propició su debut en bolsa en 1996. Ayudó en este gran crecimiento la modernización del catálogo y también que este periodo coincidiese, más o menos, con el resurgir de la relojería mecánica tras la crisis del cuarzo.
A partir de 1998, la ya consolidada TAG Heuer empezó a aprovechar el increíble archivo de Heuer, lanzando la gama “Re-Edition”, que se trataba de una serie de actualizaciones del Carrera y del Monaco que tomaban inspiración de sus antecesores de los años 60.
Uno de los primeros pasos que tomó la marca (indudablemente influenciado por Jack Heuer) fue asegurarse los derechos de imagen de Steve McQueen, negociando con los descendientes del actor (que falleció en 1980) para conseguirlo.
La primera reedición del Monaco en 1998 fue la ref. CS2110. Se trataba de una edición limitada a 5.000 unidades, que fue denominada “Monaco Steve McQueen”. Tenía una esfera negra que llevaba impresa la marca “Heuer”. Contaba con un totalizador de minutos en un subdial a las 9 h, un pequeño segundero minimalista a las 3 h y el fechador a las 6 h. La decisión de utilizar el calibre ETA 2894 requirió un rediseño de la caja, pasando a ser rectangular y ocupar la corona el sitio habitual a las 3 h.
A diferencia del Monaco cuando se lanzó a finales de los años 60, el mercado estaba listo para este diseño rompedor, recibiendo numerosas alabanzas de los comentaristas en los medios del sector y triunfando en términos de ventas.
TAG Heuer aprovecho este éxito para lanzar otra serie limitada en 1999, la ref. CS2111. Con una producción de 5.000 piezas, en este caso se trataba de una versión tri-compax con fecha y una esfera negra tridimensional. Tal como era de prever, la marca hizo un uso extensivo de los derechos que se había asegurado sobre la imagen de Steve McQueen para promocionar el reloj, como podemos apreciar en la siguiente imagen publicitaria.
Ese mismo año, el conglomerado del segmento del lujo LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy) S.A. presentó una OPA bursátil sobre la empresa. Esta fue aceptada, por lo que concluyó amistosamente, asegurándose LVMH casi el 100% del capital.
La adquisición no representó grandes cambios de estrategia para la marca.
El siguiente modelo del Monaco fue la ref. CW2113, que salió al mercado en el 2003. El reloj recuperó la esfera azul de los modelos originales y la configuración bi-compax con fecha. Sin embargo, se abandonó el histórico logotipo de Heuer, siendo sustituido por el de TAG Heuer. Además, es de destacar que representó al primer Monaco reeditado genuinamente cuadrado (con una caja de 38 x 38 mm). Las anteriores versiones medían 38 mm de ancho por 40 mm de longitud. El modelo equipaba el Calibre 17, basado en el ETA 2894.
Un modelo del Monaco que definitivamente merece cita es el conocido como “V4”, introducido por TAG Heuer como “concepto” en Baselworld 2004. Con un diseño que pretendía evocar un motor de competición, utilizaba un lingote sobre rieles como fuente de energía, pequeñas correas para transferirla y cuatro barriletes que imitaban el diseño de un bloque motor. Según el sitio web de la marca, se ofreció en cajas de platino, titanio, compuesto de carbono y oro rosa. Con motivo del décimo aniversario de este “reloj concepto”, TAG Heuer también presentó una opción con tourbillon.
El 2009, que coincidía con el 40º aniversario de lanzamiento del Monaco, fue un año especialmente importante en el resurgir del modelo.
TAG Heuer introdujo tres versiones iniciales equipadas con el Calibre 12, basado en ébauches de ETA (el 2892) o de Sellita (el SW300-1) con un módulo cronográfico añadido fabricado por Dubois-Depraz. Con una configuración bi-compax, fechador a las 6 h y la corona principal a las 3 h, esta línea siguió en la colección hasta el 2019, cuando en conmemoración del 50º aniversario del Monaco se lanzó el “Final Edition”, una serie limitada con una hermosa esfera gris de rutenio (ref. CAW211J).
En paralelo, TAG Heuer lanzó una serie limitada a 1.000 unidades de la ref. CAW211A. Equipado con el “Calibre 11”, es decir con la corona a las 9 h y una trasera especial con la inscripción “In tribute to Steve McQueen”. Es una referencia importante porque básicamente es un precursor de la que nos incumbe en el artículo de hoy.
Así llegamos al año 2015, año crítico en esta cronología ya que es cuando se lanzó el Monaco Calibre 11 (ref. CAW211P.FC6356), el protagonista de este artículo.
Como la ref. CAW211A que acabamos de mencionar más arriba, se trata de una reedición fiel al Heuer Monaco 1133 B original, pero ahora ya como parte de la colección permanente. Características clave que lo distinguen son el “Calibre 11” (acelerado hasta 28.800 vph, comparado con 19.800 vph en 1969), la corona principal a las 9 h, la esfera azul, los marcadores de hora horizontales, los acentos de color rojo en agujas e índices y el logotipo vintage de Heuer. Veremos estas características en extenso detalle más abajo.
También en el 2019, de nuevo coincidiendo con el 50º aniversario del modelo, TAG Heuer presentó el Monaco Heuer 02 (ref. CBL2111), siendo el primer modelo en equipar el calibre manufactura Heuer 02.
Hoy en día, el Monaco es una línea clave de la marca TAG Heuer, que ofrece hasta 13 modelos: el “Final Edition” con el Calibre 12, tres con el “Calibre 11” (dos ediciones limitadas), seis con el calibre Heuer 02 (tres ediciones limitadas) y tres modelos adicionales tres agujas de 37 mm que equipan un calibre de cuarzo.
El Reloj
Concluido este repaso cronológico ya podemos posicionar esta referencia dentro de la gama del Monaco. Básicamente, es una reproducción fidedigna del modelo original de 1969. Tiene la ref. CAW211P.FC6356 y fue anunciado en Baselworld 2015. Su PVP es de €6.000.
Veámoslo otra vez.
Las diferencias con el reloj original son mínimas, yo diría que imperceptibles salvo para aquellos que sean devotos del modelo. Por lo general, esto permite a los entusiastas del segmento de los Racing Watches disfrutar de un Heuer Monaco contemporáneo, pero con la apariencia del reloj original.
Veamos también la referencia 1133 B estándar, conocida como Monaco “Steve McQueen”, para poder ir comentando estas diferencias según avanzamos con la reseña.
Elementos clave que lo vinculan con la referencia 1133 B son la presencia de la corona a la izquierda, el acento rojo en las agujas de la hora, los minutos y la trotadora del crono, los índices horarios aplicados horizontales y los marcadores rojos cada cinco minutos.
También lleva la firma “Heuer” y en principio equipa el “Calibre 11”, aunque eso sea discutible, como veremos más abajo. Iré comentando otras diferencias, ya más sutiles, según la veamos en la descripción.
La caja de este modelo mide 39 mm de ancho por 39 mm de alto, básicamente un milímetro más que el reloj original y que la edición limitada conmemorativa que sacó TAG Heuer en el 2009. Las asas del modelo actual son visiblemente más gruesas que las de la referencia 1133 B. La caja tiene una longitud (“lug-to-lug”) de 47 mm, con 22 mm entre las asas. El grosor total es de unos 14,5 mm. Esto incluye el nuevo e impresionante zafiro elevado (“box crystal”) y la trasera de exhibición, también de zafiro.
No hay duda de que se trata de un reloj deportivo, al más puro estilo Racing. Los 39 mm de la caja, aunque en principio parecen pocos, tienen un gran impacto visual por su forma cuadrada. Nunca pasará por un reloj de vestir o una pieza para ocasiones formales, no nos engañemos, pero los acabados son sofisticados y muy refinados.
La caja no es verdaderamente cuadrada, sino tipo cojín. Mientras que el alto y el bajo de reloj son perfectamente paralelos al dial cuadrado, los lados son curvilíneos, dando así cabida a la corona y los pulsadores. Dicho esto, los laterales son visiblemente verticales. Las asas de este modelo contemporáneo son chatas y robustas. Aunque están inclinadas hacia abajo, su única misión es permitir fijar la correa. Las asas no se extienden hasta la base del reloj, por lo que una vez puesto, la trasera actúa como punto de apoyo sobre la muñeca.
Aunque vemos marcados ángulos rectos, la curvatura lateral sintoniza muy bien con el círculo central del dial y tiende a suavizar las líneas del reloj. A ello también contribuyen los acabados, principalmente un cepillado fino en los laterales y el bisel que enmarca el cristal, interrumpido por un facetado pulido que rodea este último y se extiende por la parte alta de las asas. Esta combinación de acabados da mucho juego según cambia la luz.
El conjunto ofrece una imagen robusta, pero también decididamente refinada, incluso elegante, diría yo. Es difícil mirarlo y no concluir que tiene un diseño que sigue siendo relevante hoy en día, a pesar de haber cumplido más de cincuenta años.
La corona acanalada lleva la firma “HEUER” en su terminación, mientras que los pulsadores pulidos del cronógrafo se extienden radialmente. Son distintos a los usados en el reloj original, aunque acordes con los que ya se vieron en la edición limitada del 2009, las versiones con el Calibre 12 del mismo año y los modelos actuales con el calibre Heuer 02. Podéis apreciar los detalles de la corona y los pulsadores en el siguiente carrusel de imágenes.
A pesar de no contar con una corona roscada y añadir un fondo visto, el reloj brinda una resistencia al agua de 100 m. En esto intenta respetar la caja hermética de Piquerez que se usó para el reloj original de 1969.
Para comentar la esfera he recurrido a una imagen de estudio de la propia marca, ya que el azul es muy difícil de describir. Es un azul mate profundo, algo degradado. Aunque lo he visto descrito como azul “metálico” en algún otro artículo, es una descripción que no me cuadra. Veo más elementos de azul petróleo, por lo menos con alta luminosidad. En estas condiciones se asemeja mucho al dial del reloj original, creo. Con luz más sombría, sin embargo, domina el marino.
Lo que es indudable es que el azul no se asemeja para nada al utilizado en la ref. CW2113 de 2003 o la versión azul que equipaba el Calibre 12 que salió en el 2009, ambos con diales mucho más brillantes y más alejados del original.
Como he citado brevemente más arriba, las agujas de esta versión nos retrotraen al original, con la trotadora roja y las agujas centrales con acentos rojos en su centro y terminaciones. Conjuntan a la perfección con los marcadores rojos cada cinco minutos en la pista circular y el relleno rojo del marcador aplicado de las 12 h. Estos detalles repiten el diseño de la ref. 1133 B, al igual que lo hacen los marcadores aplicados horizontales de las horas.
Las impresiones también son fieles al original. Vemos “MONACO” y el emblema clásico de Heuer a las 12 h, críticamente omitiendo “TAG”. Añade “AUTOMATIC” y CHRONOGRAPH a las 6 h. Estas cuatro impresiones me parecen algo más grandes que las de la ref. 1133 B. La ventana del fechador a las 6 h también difiere algo del reloj original. Está enmarcada en blanco, mientras que en la ref. 1133 B se observa un enmarcado metálico a juego con los marcadores aplicados. Sobre la ventana del fechador, exactamente donde toca, se ha añadido la impresión “SWISS MADE”. El término “MADE” no aparece en el reloj original.
En resumen, el dial respeta el reloj original, reproduciendo muy bien su carisma y elegancia.
Esto se extiende a la luminiscencia de agujas y marcadores como podéis ver a continuación.
El Calibre 11 (tal como hemos visto ya en numerosas ocasiones en este sitio web) está entre los primeros movimientos cronográficos automáticos de la historia. Describimos como se desarrolló en una entrada previa de esta serie: Racing Watches: Heuer Carrera III & Ronnie Peterson. También cubrimos la historia de está fascinante competición por sacar un calibre de estas características en artículos dedicados al Zenith El Primero y al SEIKO 6139. No hay duda de que el Calibre 11 es uno de los movimientos más destacados en la historia de la horología.
Es precisamente la importancia histórica de este calibre la que provoca cierto recelo al examinar este reloj. TAG Heuer ha decidido denominar el movimiento “Calibre 11“, pero, sinceramente, no lo es. Difiere del original en muchísimos aspectos. En principio, homenajear un clásico (desde luego este) me parece una excelente idea. Sin embargo, en este caso, TAG Heuer es culpable de causar cierta confusión, como mínimo. Me voy a abstener, pero podría usar una descripción bastante más contundente, que incluiría la palabra engaño…
La base de este calibre no es otro que el Sellita SW300-1 (la marca usó el ETA 2892 de base hasta el 2011, aproximadamente). Añade un módulo cronográfico de Dubois-Depraz, lo que explica la disposición de los subdiales. El reloj original no contaba con segundero permanente. Sin embargo, el contemporáneo lo incluye a las 3 h. El modelo original contaba con totalizador de 12 horas (en la subesfera de las 9 h) y de 30 minutos (en la de las 3 h). La reedición cuenta con totalizador de 30 m a las 9 h. Como cronógrafo, la funcionalidad de la versión contemporánea palidece comparado con el original, mire como se mire. También difiere del calibre 11 primigenio por carecer de micro rotor, elemento que fue básico en el diseño y la carrera por producir el primer calibre cronográfico automático.
Este “Calibre 11” actualizado oscila a 28.800 vph (4 Hz), cuenta con 59 rubíes y ofrece una reserva de marcha de 40 horas.
En la siguiente imagen podéis apreciar los detalles y el acabado del movimiento.
El movimiento está muy bien ejecutado, que es lo que esperaríamos de un reloj de este presupuesto. La decoración es extensa y agradable a la vista, aunque no estamos hablando del nivel de acabado a mano que presentan las marcas de “haute horlogerie”. No obstante, creo que el calibre es merecedor de una trasera de exhibición, algo que rara vez me atrevo a afirmar. Si os soy sincero, creo que sólo rendir homenaje al Calibre 11 justifica esta decisión, aunque no sé si los más puristas estarán totalmente de acuerdo por los motivos que he descrito más arriba.
El reloj viene de dotación con una correa negra de piel de becerro perforada, de estilo “Racing”. Lleva una hebilla desplegable pulida, firmada con el logotipo vintage de Heuer. El mecanismo de sujeción de la correa funciona muy bien, permitiendo un ajuste de tamaño perfecto. La liberación a través de los pulsadores laterales es muy suave, posiblemente demasiado.
Notaréis en la siguiente imagen que este ejemplar lleva una versión de la correa de la marca, pero de color marrón. En mi opinión, añade cierto toque retro, algo que merece el reloj.
A continuación, os muestro varias estampas del reloj puesto en mi muñeca de 17,5 cm de circunferencia.
Salta a la vista que los 39 mm parecen bastantes más una vez el reloj está puesto en la muñeca. Esto es debido a la forma de la caja. Dicho esto, el contenido “lug-to-lug” en principio permitiría que lo llevasen aquellos con muñecas algo más pequeñas.
El reloj se apoya sobre la trasera, sirviendo las asas de mero punto de encuentro entre el reloj y la correa. Por ello, creo que el grosor quizás sea el factor determinante a la hora de decidirse a adquirir este reloj, o de no hacerlo. La recomendación obvia es que conviene probárselo. Los casi 15 mm de alto son muchos teniendo en cuenta el ancho del reloj. No sería justo describirlo como cabezón, ya que el cierre permite un ajuste absolutamente perfecto de la longitud de la correa. Pero, el bajo del reloj se asienta sobre la muñeca, por lo que inevitablemente acompañará cualquier movimiento que hagamos.
Veamos una última imagen de reloj antes de pasar a presentar mis conclusiones.
El Monaco es todo un clásico, merecidamente apreciado y elogiado hoy en día, contrastando con su infructuoso debut hace ya más de 50 años. Tenerlo de cerca me ha hecho apreciar lo distintivo que es, sus numerosos y maravillosamente ejecutados detalles y todo lo que representa. En este sentido, es un reloj espectacular, que me ha encantado poder reseñar.
Sin embargo, al meditar sobre esta conclusión y analizar serenamente lo que he ido plasmando en el artículo, debo admitir que no me ha apasionado. Posiblemente todo lo contrario, me ha dejado algo frío.
Por desgracia, un reloj no se puede descontextualizar de su precio. En este caso, la marca pide una cifra considerable (recordemos que el PVP oficial es de €6.000) por un reloj que creo es poco práctico y además algo engañoso. Si os soy sincero, este último factor me ha desconcertado bastante, pues mi impresión es que muchos aficionados creen que este reloj equipa un genuino Calibre 11. Sin embargo, la realidad es muy distinta y quizás sea un ejemplo más de una marca “viviendo de recuerdos”, como muy apropiadamente suele decir el compañero Miquel Ángel (@admin).
Resumiendo, el reloj es bonito a rabiar, pero yo creo que me lo pondría más bien poco. Por desgracia, ya hay muchos relojes en mi caja que complacen la vista, pero de los que disfruto en raras ocasiones. La eterna maldición del coleccionista…
Muchas gracias por el artículo, el Mónaco no deja indiferente
Sin duda Gori. Como siempre, muchas gracias por compartir el reloj y además durante tanto tiempo. ?
Muchas gracias Adam. Gran descripción del reloj.
El Mónaco o te gusta o lo aborreces, es un reloj especial en ese aspecto. Yo me quedo con la reproducción fiel ya que es la que más me gusta. La tonalidad de azul es alucinante.
? El color es uno de sus aspectos indescriptibles. Hay que verlo para apreciar el tono base y lo mucho que da de sí según la luz.
Yo desconocía casi todo del Monaco, pero con estos tres artículos, sinceramente he podido abarcar casi todo lo que el Monaco representa en la historia horológica. Nunca es tarde para aprender.
? La prueba que desdice el dicho inglés “you cannot teach an old dog new tricks”. ?
Para mí el Mónaco representa la Heuer del Monza, Autavia y el propio Mónaco. Una marca muy diferente a lo que es hoy. Me parece que tiene una elegancia y personalidad a la altura de los mejores. Mi favorito es el negro con correa marrón, a poder ser una Corfam. De decidirse por una esfera azul y dada la pegada del reloj, admite muy bien un brazalete armis metálico, que le da un toque brutalista muy singular. De igual manera y siempre en mi opinión, una pieza con plexiglas le otorga un aspecto vintage muy elegante, diría que casi inigualable, además de dotarlo de una ligereza que a este modelo le viene muy bien. Hablando de la correa, los Mónaco maximizan un defecto de los cierres desplegables, y es que el reloj busca su posición una vez la mariposa asienta en la muñeca. El reloj ya no se mueve, pero no lo puedes centrar. En un reloj redondo, esto no es tanto problema, pero en uno cuadrado se nota mucho más (y a veces creo que se confunde con ser cabezón, que no lo es) me parece mucho más interesante un cierre de hebilla, que deja el reloj en el centro de la muñeca, y no se mueve mas. Coincido en que no es un reloj de diario, por muchas razones, de hecho creo que otros relojes pueden cumplir esa función. Pero, en mi opinión, goza de un porte extraordinario, fuera de lo común. Por explicar a lo que me refiero, unos vaqueros y una camiseta, acompañados de tu Mónaco harán que estés listo para casi cualquier situación. Muchas gracias por el artículo y por esta maravillosa web.