@munich_watch_lover
Hoy vamos a ver el IWC Mark XVIII “Heritage” IW327006, un reloj de piloto realizado en titanio de la marca de Shaffhausen con una estética decididamente “Flieger”.
Nota del editor:
Esta entrada es una versión editada, ampliada y traducida de contenido publicado el 27/2/2022 en Instagram.
IWC
IWC (International Watch Company) es una marca suiza de gran prestigio y tradición en el sector, aunque sus orígenes fueron bastante inusuales.
La marca fue fundada en 1868 por el estadounidense Florentine Ariosto Jones, un ingeniero y relojero originario de Boston. Había sido director de E. Howard & Co., que por aquel entonces era una de las principales empresas de relojería de los EE. UU.
Su propósito era combinar la artesanía suiza (aprovechándose de los bajos sueldos de sus artesanos) con las últimas tecnologías norteamericanas para producir movimientos y otros componentes de relojes a mayor escala destinados al mercado estadounidense.
Sus planes de “industrialización” no fueron muy bien recibidos en la suiza francófona, pero se le recibió con los brazos abiertos en Schaffhausen en el noreste del país, un cantón que temía quedarse apeado de la revolución industrial.
En 1869, Jones comenzó a operar desde instalaciones cedidas por Heinrich Moser (sí, ese H. Moser).
En 1875, abrió la primera planta propiedad de la firma.
En muy poco tiempo, Jones consiguió establecer una infraestructura altamente industrializada en Schaffhausen que permitía la fabricación de más de 10.000 movimientos al año.
Los calibres fabricados en Schaffhausen se exportaban a los EE. UU., donde los comercializaban varios distribuidores.
El siguiente anuncio de 1874 de Schwob Bros. & Co. (los fundadores de Schwob Frères que acabaría siendo Cyma/Tavannes) muestra estos calibres y enfatiza que ofrecen lo mejor de la horología europea para proporcionar “relojes más finos y mejores a un precio mucho menor que los de otras compañías americanas o europeas”.
A pesar de este propicio comienzo, Jones no pudo cumplir con las altas expectativas de sus accionistas, motivando que fuera sustituido por Frederick Francis Seeland en 1875.
Esto no enderezó el proyecto y en 1880 los lazos con Norteamérica se rompieron. La familia Rauschenbach (local, acaudalada y con experiencia industrial) compró la totalidad de la empresa.
Gracias a la nueva directiva, se mejoraron los procesos de fabricación y la ingeniería de los nuevos relojes, empezándose a vender a nivel mundial.
Bajo el longevo liderazgo de la familia Rauschenbach, la marca se expandió mucho, aguantando todo tipo de envites a lo largo del camino, como la progresiva adopción de los relojes de pulsera, la crisis financiera de 1929 o la tendencia hacia relojes más deportivos a partir de los años 50.
En total, cuatro generaciones de la familia Rauschenbach (o allegados) fueron dueñas de la firma.
En 1978, sin embargo, la marca sucumbió a la crisis del cuarzo.
La firma fue adquirida por VDO Adolf Schindling AG, momento a partir del cual IWC empezó a enfocarse en la alta horología, precisamente el segmento del mercado que impulsó el renovado interés por los relojes mecánicos en las siguientes décadas.
En 1991, IWC, junto con Jaeger-LeCoultre y A. Lange & Söhne, constituyeron la sociedad LMH (Les Manufactures Horologères) con sede en Schaffhausen. Este grupo, a su vez, fue adquirido en el año 2000 por el conglomerado Richemont, que sigue siendo propietaria de las tres marcas, junto a muchas más.
El “Mark”
Como ya tuve la oportunidad de explorar en la entrada Correas De Cuero: Por Decreto Militar, el reloj de pulsera sustituyó al de bolsillo de un modo paulatino, destacando el impulso que tuvo el proceso durante varios conflictos bélicos.
En el caso de IWC, la marca cita que sus archivos históricos recogen que sus primeros relojes de pulsera fueron vendidos en 1899. Alojaban movimientos de relojes de bolsillo de mujer (el calibre 64) en delicadas cajas con asas que permitían añadir correas.
Durante la Primera Guerra Mundial, se aceleró mucho esta transición, produciéndose muchos relojes de pulsera para reemplazar relojes de bolsillo adaptados para llevarlos en la muñeca, tal como tuvimos ocasión de ver en el artículo enlazado.
Tras la “Gran Guerra”, se vio cierto parón en esta inexorable tendencia, aunque la siguiente imagen de catálogo de los años 20 del siglo pasado evidencia que IWC ya ofrecía relojes de pulsera tanto de hombre como de mujer.
Sin embargo, en la década de 1930, se volvió a acelerar esta tendencia. Es un proceso en el que participó activamente IWC.
En 1936, IWC lanzó el modelo Mark IX, su primer reloj de aviador, que iniciaría una saga que llega hasta el Mark XVIII de hoy en día.
Según crecía la aviación, los pilotos pasaban más tiempo en los cielos. Para ello, hubo que diseñar relojes capaces de soportar las diferentes condiciones a las que se enfrentaban a bordo: temperaturas extremas, vibraciones, diferentes condiciones de luz y potentes campos magnéticos.
El Mark IX es de hecho anterior a la adopción del término “Mark” y era simplemente conocido como “Spezialuhr für Flieger” (reloj especial de piloto). Es el “grial” entre los coleccionistas de esta tipo de relojes.
Como se aprecia claramente de la anterior imagen, el reloj contaba con un alto contraste, marcadores luminosos y un movimiento meticulosamente probado, el Calibre 83 de cuerda manual.
Ya a partir del Mark X, la línea empezaría a conocerse por la denominación “Mark”.
Se fabricó bajo especificaciones más estrictas (las W.W.W. – Watch. Wrist. Waterproof.) que confeccionó el Ministerio de Defensa británico (MoD), incluyéndose una jaula de Faraday para aumentar las propiedades antimagnéticas de estos relojes.
Este diseño también es conocido como “Dirty Dozen“, sobre el que ya hemos publicado con anterioridad.
La guía definitiva sobre los “Dirty Dozen” la encontraréis en esta entrada de A Collected Man, que incluye una serie de imágenes que se repiten por toda la web cuando sale este tema. Como muestra esta impresionante foto con un ejemplar de cada fabricante, que confío genere envidia sana por parte de cualquier coleccionista de este tipo de relojes.
También de esta época IWC, junto a A. Lange & Söhne, Stowa, Laco y Wempe, sería uno de los cinco fabricantes de los legendarios “B-Uhr” (o Fliegers), los relojes de observador para la Luftwaffe alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
En 1948, tras la Segunda Guerra Mundial, IWC desarrolló el Mark XI. Este modelo se construyó específicamente para la Royal Air Force y su principal función era apoyar la navegación a estima, aunque se utilizó más ampliamente entre los pilotos de la RAF. Se distingue por la adición de marcadores luminosos a las 3, 6, 9 y 12 h en el exterior del anillo con los números arábigos. Heredó la resistencia al agua y al magnetismo de sus predecesores, aunque mejoraba las prestaciones en ambos casos. Cuenta con una esfera de hierro muy gruesa, con forma de copa, envolviendo el lado del movimiento. Por otro lado, la cubierta interior trasera del movimiento, también de hierro, tiene una forma similar.
El siguiente avance de la línea “Mark” llegó en 1994, con la introducción del Mark XII, el primero en equipar un calibre automático e incluir un fechador a las 3 h.
El Mark XV llegó en 1999. Notaréis que se omitieron el XIII y el XIV de la serie, ambos por ser considerados números de la mala suerte según la propia marca.
El Mark XV es considerado por muchos como el reloj que representa la transición de la línea “Mark” al mercado “civil”.
La marca introdujo un formato mayor, de 38 mm, que fue muy bien recibido. Por otro lado, reemplazó los movimientos de Jaeger-LeCoultre tradicionalmente usados en la línea “Mark” por calibres “propios”, tratándose de hecho del calibre IWC 37524 basado en el ETA 2892-A2. Como podéis imaginar, esta decisión no sentó tan bien entre los aficionados.
IWC introdujo el Mark XVI en el 2006, en paralelo con una gran revisión de su colección de “relojes de aviador”, buscando más homogeneidad. El Mark XVI adoptó agujas tipo Flieger, como las del “Big Pilot”, para funcionar mejor con el nuevo tamaño de 39 mm. También cambió la fuente usada en la esfera, que omitía los números arábigos a las 6 y las 9 h (el de las 3 h ya se había perdido con la adición del fechador en el Mark XV). Como podéis imaginar, fueron “demasiados” cambios, antagonizando a muchos aficionados.
En el 2012, salió el Mark XVII, que era todavía más grande (41 mm). Aunque esto estaba en línea con las tendencias de mercado de la época, su “look” se volvió a actualizar. La solución del fechador vertical permitió volver a colocar un índice de las 3 h, pero ya sabéis como son los entusiastas con los cambios…
Podemos ver un ejemplar de esta serie en la siguiente estampa.
Finalmente, en el 2016, se anunció el Mark XVIII, un reloj que vuelve a los orígenes de la línea “Mark”. Curiosamente, se anticipó a dos tendencias muy generalizadas en el mercado actual. En primer lugar, redujo el tamaño hasta los 40 mm. En segundo lugar, tiró del archivo de la marca, devolviendo la línea “Mark” a su punto de partida.
Fue un reloj muy popular y se lanzaron varias referencias en los años siguientes. Hoy en día, la marca ofrece tres variaciones del Mark XVIII: dos en acero con esfera negra o blanca y la de titanio “Heritage” que veremos en detalle en el siguiente apartado.
El Reloj
El compacto IWC Mark XVIII nos retorna a la tradición del legendario Mark XI. Se enfoca en lo absolutamente esencial y las “nuevas” versiones han adoptado el diseño típico de un reloj de aviador.
Esta versión se presenta en una caja de titanio de 40 mm de diámetro por 10,8 mm de grosor. Su longitud es de 50 mm, considerable dado el ancho pero que en gran medida se debe a sus esbeltas y alargadas asas. Cuenta con 20 mm entre asas, una medida que está muy bien proporcionada con el resto del reloj.
A pesar de incluir una caja interior de hierro dulce para ofrecer protección antimagnética, el reloj es muy ligero.
El acabado cepillado irradia un suave brillo que no es comparable al de relojes de menor precio, en mi opinión. El titanio es bastante oscuro, aportando cierto encanto “retro” y que además combina bien con la “fauxina” de los índices y números arábigos impresos en el dial.
La caja cuenta con un fino facetado pulido que recorre el alto de los laterales, ensanchándose muy ligeramente hacia el extremo de las asas. También hay un fino anillo pulido alrededor del dial, saliendo a relucir cuando la luz incide sobre la esfera a ciertos ángulos. Son pequeños detalles, pero dan fe de su condición de reloj de aviador “premium”.
La corona es a presión mientras que el fondo ciego es roscado. El reloj ofrece 60 m de resistencia al agua y protección contra las bajadas súbitas de presión, un fenómeno de mayor relevancia para los pilotos. Entre ellos, se suele decir que, si la resistencia al agua de sus relojes se pone a prueba, seguramente tendrán mayores problemas a los que enfrentarse.
La esfera del Mark XVII es una reducción al mínimo de lo requerido. Ninguna de sus líneas es superflua. Todo en ella ha sido diseñado con vistas a ofrecer claridad y una gran legibilidad.
El fondo de la esfera es negro mate y las agujas y los índices están ligeramente tostados. La esfera cuenta con grandes números arábigos para marcar las horas, con dos excepciones: un triángulo con puntos a ambos lados a las 12 h a modo de orientación y una ventana del fechador que reemplaza el de las 3 h. Los números arábigos están rodeados por una pista impresa para indicar los minutos/segundos, que incluye grandes marcadores cada cinco minutos. Sólo hay luminiscencia en las agujas y en los marcadores ubicados en los puntos cardinales de la esfera.
Las agujas son del tipo Flieger, como ha sido habitual desde la introducción del Mark XVI. Son azuladas al calor y cuentan con material luminiscente, incluido en el segundero en forma de estilete.
Las impresiones son mínimas, incluyendo las señas de la marca a las 12 h y “MARK XVIII” y “AUTOMATIC” a las 6 h. “SWISS MADE” rodea el marcador de las 6h.
La ubicación de la ventana del fechador y la necesidad de ella siguen polarizando a los entusiastas. Esto suele ser cuestión de gustos, así que si os gusta la complicación de fecha imagino que apreciaréis su discreta presentación. En el caso contrario, pues imagino que os molestará.
La esfera viene coronada por un zafiro abombado con un tratamiento antirreflejos en ambas caras, resultando sumamente efectivo.
El reloj se suministra con una gruesa correa de piel de becerro de color marrón con una hebilla de titanio cepillado, a juego con la caja, que viene debidamente firmada.
El reloj equipa el calibre IWC 35111, cuya base es el Sellita SW300-1. Es un calibre desarrollado y construido para IWC, según la especificación de esta última. Dicho esto, no deja de ser un ébauche. Como ya citamos más arriba, el “mercado” en su día ya criticó mucho la decisión de dejar de usar calibres de Jaeger-LeCoultre en la línea “Mark” y poco tengo que añadir sobre el tema.
Desafortunadamente, el IWC Mark XVIII es un reloj comúnmente falsificado, como tantos otros… Una de las maneras de establecer su autenticidad es comprobando que efectivamente lleva un calibre IWC 35111. En las réplicas, es habitual ver un ETA 2892-A2, o un clon de este último. Esta desafortunada situación se explica en detalle en este hilo en watchuseek.
La referencia IW327006 del Mark XVIII Heritage tiene un precio oficial de €4.950.
El IWC Mark XVIII Heritage es el heredero de la larga tradición de la línea “Mark”. Su dial y manecillas hablan un lenguaje de reloj de aviador, seguramente el arquetipo del mismo. Lo que es nuevo es un tamaño de caja sumamente contemporáneo y el uso de titanio en su fabricación. Su tono y acabado aportan una añadida sensación utilitaria a esta pieza, siendo además muy liviana y comodísima de usar. Es un Flieger “premium” y se nota en todos sus detalles.
Me parece un reloj maravilloso…
Esos detalles de la caja, el AR tan efectivo y esa esfera reducida al mínimo.
Pero no entiendo que se pida tanto por un reloj con un ébauche.
Ya lo sé, es un “Mark”, pero también es un Flieger Type A, de los que hay muchos buenísimos por €1000. O los de Dekla, por €600.
Un segmento de mercado complicado…
Que decir… es un reloj precioso, pero con un peso de marca sobrevalorado.