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Un Genio Llamado Helmut Sinn. Parte II: Su Pensamiento Y Filosofía

@javierreloj

Si bien en la primera entrega vimos a grandes rasgos la vida de Helmut Sinn, en esta me centraré en varias entrevistas que le realizaron a lo largo de su vida para intentar comprender e interpretar su pensamiento y filosofía con respecto a los relojes y el mundo de la relojería, y su particular visión sobre el negocio de la misma. Como veremos, su forma de pensar era muy diferente al resto de marcas comerciales hoy en día, pero no nos adelantemos.

Vamos a partir de un axioma que el mismo redactó y que puede servir de base para toda investigación posterior. En sus propias palabras:

“Un reloj debe ser tan perfecto como sea posible y sólo tan caro como sea necesario para poder producirlo” o, dicho de otra forma, “La mejor calidad, al precio más bajo posible.”  

Si lo tomamos al pie de la letra, esta afirmación es simplemente genial. A mi parecer, hasta la fecha, no se ha visto nada igual como “modelo de negocio” en el complicado mundo de la industria relojera.

Helmut Sinn prescindía de todo lo que no era necesario, ya que obviar esto creaba unos costos absurdos de producción. Esto incluía, principalmente, a intermediarios, publicidad y marketing. Siempre presumía de que nunca había organizado eventos o presentaciones multitudinarias de sus relojes. Simplemente no quería que sus clientes pagaran un precio necesariamente más alto para cubrir los gastos de tales estrategias comerciales, que describía como “tonterías” e “intermediarios parásitos”, según sus propias palabras. Vendió sus relojes directamente al público, confiando en la buena opinión de sus clientes que se iba transmitiendo por el denominado “boca a boca”, y que era algo inaudito y arriesgado en aquella época donde todavía no existían las redes sociales ni internet. Pero su estrategia comercial simplemente funcionó.

Para que os hagáis una idea de lo que quería decir cuando se refería a equilibrar el producto en términos de calidad-precio, en una entrevista que se le hizo en el año 2013, Helmut Sinn puso como ejemplo el Sinn 103 que “hoy es diez veces más caro”. Este punto lo enfatizó alto y claro durante la entrevista. Añadió: “Dicho esto, ya no se corresponde con mi principio de lo que tiene que ser un reloj.” En resumen, podríamos decir que ya no es un verdadero reloj de Helmut Sinn. Por supuesto, todo se ha vuelto más caro a lo largo de los años, pero Helmut Sinn no consideraba tales aumentos de precios proporcionados. 

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Todos sabemos lo importante que es en la actualidad el marketing para todas las marcas, del que tanto renegaba Helmut Sinn. ¿Os imagináis el día que se haga el primer viaje a Marte, por citar un posible evento futuro? Las marcas de relojes lucharán hasta la extenuación por conseguir que su reloj sea el elegido, seguramente pagando grandes sumas de dinero como patrocinador y esperando luego un retorno de esa inversión.

Para la misión D1 Space Shuttle (de 1985), los astronautas alemanes Furrer, Ewald y Flade le pidieron a Helmut Sinn que les regalara un Sinn 141 S, por el reconocido y meritorio prestigio que se había ganado este modelo en el mundo de los pilotos.

¿Qué hizo Helmut Sinn cuando se le presentó esta oportunidad de publicitar sus relojes? Simplemente se negó a regalárselos. Si querían el reloj tendrían que comprarlo, aunque al menos tuvo el detalle de hacerles un 25% de descuento según reconoció el mismo en una entrevista años más tarde. ¿Pero por qué actuó de esta manera? Por el mero hecho de ser fiel a sus principios: “una persona que no haya trabajado para que un reloj sea bueno y económico no tiene el derecho de obtener un reloj gratis”. ¡Qué frase tan buena y cuanta verdad en ella! Realmente se debería aplicar a muchos otros aspectos de la vida.

Helmut Sinn hablaba muchas veces de “parásitos” que ganan dinero con los relojes, a pesar de que no hacen nada para crear los productos. Lo dejaba bien claro siempre que se le preguntaba por este tema. Reproduzco una contestación suya sobre este tema, que es para enmarcar:

“Siempre vendí mis relojes directamente. Sin un distribuidor, sin comercializadora, sin publicidad costosa y marketing innecesario, con supuestamente cientos de miles de euros en estándares y certificados. Nunca he regalado relojes ni celebrado fiestas costosas para promocionarlos. Lo que está sucediendo hoy en día donde todo es marketing que hace subir los precios de los relojes de forma artificial no es honesto, especialmente hacia el comprador de relojes.”

Cuando se le preguntaba sobre relojes de la competencia similares a los suyos cuyos valores eran de 2.000 y 3.000 euros, Helmut contestaba: “Los relojes en este rango de precios son demasiado caros en relación con el valor real de sus movimientos. Cuando veo una revista de relojes y le echo una ojeada veo las mentiras que escriben, el embaucamiento de las marcas.” Añadía: “Al final tengo que dejar de leerlo. Yo sé lo que hay detrás de un reloj y se lo que cuesta producirlo. ¡Los precios ya no guardan ninguna relación con los relojes!”

Helmut Sinn era un verdadero enamorado de los relojes y los coleccionaba como lo podemos hacer la mayoría de nosotros, siempre dentro de nuestras limitaciones económicas, o así debería ser. En la siguiente imagen vemos a nuestro protagonista, magistralmente retratado en su atelier con su colección particular.

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¿Pero qué pensaba él de los relojes de su colección particular? En una entrevista se le preguntó por qué muchos coleccionistas de relojes adquirían y cimentaban su colección con relojes mecánicos de lujo. Su respuesta no tiene desperdicio: “Comprar relojes como coleccionista es algo así como comprar diamantes. Si un día todos los relojes de las marcas de lujo salen al mercado y hay una gran oferta, puedo decirte con seguridad que entonces ya no valdrán nada.”

El entrevistador le comenta que el compró un reloj vintage de una conocida marca, cinco años atrás y que ahora tenía la oportunidad de venderlo por el doble de su coste. La respuesta de Helmut Sinn fue contundente: “Bueno, entonces tienes que aprovechar la oportunidad y venderlo ahora porque llegará el momento en que a lo mejor no valdrá nada. La gente puede tener otras necesidades y no le interesarán los relojes.”

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El propio Helmut Sinn puso a la venta su colección en el 2011, vendiendo muchos de sus relojes a precios magníficos desde su propia página web (www.helmut-Sinn.com) que obviamente ya no está en servicio. Lo hizo sin intermediarios, como dictaba su filosofía. En la imagen superior podemos admirar parte de una colección de cronos que se vendió. ¿Por qué no me enteré antes yo de esto? Se me saltan las lágrimas solo de pensarlo…

Como estamos viendo, Helmut Sinn era un genio en la concepción y desarrollo de relojes automáticos y mecánicos. ¿Pero cuál era su opinión sobre los relojes de cuarzo? Su respuesta como siempre fue de un gran sentido común: “Si alguien quiere un reloj decente solo para ver la hora y entiende el reloj como una mercancía, entonces debería comprarse un reloj de cuarzo. Puede obtenerlos hoy por 60-80 euros. Lo usa durante dos años, luego cambia la batería y se olvida de él durante dos años más, sin más problemas, sin reparaciones, sin mantenimiento, sin todo. Siempre funciona y es exacto”.

Me imagino que después de leer este capítulo, entenderéis la frustración que sintió Helmut Sinn cuando vio en lo que se convirtió su compañía una vez que salió él de esta. Un ex-gerente e ingeniero de IWC asumió el cargo y acabó con la filosofía y principios en los que se cimentó la creación de la compañía Sinn, es decir La mejor calidad, al precio más bajo posible”.  

Para que os hagáis una idea, la nueva dirección empezó a eliminar los relojes más clásicos de su catálogo con un precio moderado como el Sinn 144 GMT St. Para justificar su encarecimiento se hacen versiones técnicamente más complejas. La actualización de este modelo correspondería al Sinn 144 GTM Diapal, que actualmente cuesta prácticamente el doble.

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Helmut Sinn no entendía ni compartía la razón de hacer desaparecer los relojes de precios moderados del catálogo. A él le parecía que la nueva marca Sinn quería situarse en senda de las marcas de lujo, y mostraba su total desacuerdo cada vez que se le preguntaba por este tema. Realmente le producía una grandísima indignación y tristeza, ya que iba contra los principios con los que había hecho grande su marca.

Los compradores originales de los relojes Sinn, es decir, cuando la marca pertenecía a Helmut Sinn, estaban muy molestos con la nueva deriva de la compañía, aunque también es verdad que a otros les pareció bien, entre otras cosas porque su salida provocó que los modelos antiguos, producidos durante su liderazgo de la empresa, no dejaban de revalorizarse. Sin embargo, muchos de los antiguos seguidores de Sinn han dejado de ser clientes de la misma durante los últimos 20 años y han sido reemplazados por una nueva clientela cada vez más elitista, acorde con los precios actuales de la marca.

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