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IWC Portugieser Automático

@munich_watch_lover

Hoy vemos el IWC Portugieser Automático IW500703, un reloj con un diseño atemporal que complace mucho a la vista.

Nota del editor:

Esta entrada es una versión editada, ampliada y traducida de contenido publicado el 24/10/2021 en Instagram.

Fuente: https://www.instagram.com/p/CVaB4quLASp/

IWC

IWC (International Watch Company) es una marca suiza de gran prestigio y tradición en el sector, aunque sus orígenes fueron bastante inusuales.

La marca fue fundada en 1868 por el estadounidense Florentine Ariosto Jones, un ingeniero y relojero originario de Boston. Había sido director de E. Howard & Co., que por aquel entonces era una de las principales empresas de relojería de los EE. UU.

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Reloj de bolsillo de la E. Howard & Co.
Fuente: https://www.safonagastrocrono.club

Su propósito era combinar la artesanía suiza (aprovechándose de los bajos sueldos de sus artesanos) con las últimas tecnologías norteamericanas para producir movimientos y otros componentes de relojes a mayor escala destinados al mercado estadounidense.

Sus planes de “industrialización” no fueron muy bien recibidos en la suiza francófona, pero se le recibió con los brazos abiertos en Schaffhausen en el noreste del país, un cantón que temía quedarse apeado de la revolución industrial.

En 1869, Jones comenzó a operar desde instalaciones cedidas por Heinrich Moser (sí, ese H. Moser).

En 1875, abrió la primera planta propiedad de la firma.

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Fuente: https://press.iwc.com/es/timeline-es/

En muy poco tiempo, Jones consiguió establecer una infraestructura altamente industrializada en Schaffhausen que permitía la fabricación de más de 10.000 movimientos al año.

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Fuente: https://press.iwc.com/es/timeline-es/

Los calibres fabricados en Schaffhausen se exportaban a los EE. UU., donde los comercializaban varios distribuidores.

El siguiente anuncio de 1874 de Schwob Bros. & Co. (los fundadores de Schwob Frères que acabaría siendo Cyma/Tavannes) muestra estos calibres y enfatiza que ofrecen lo mejor de la horología europea para proporcionar “relojes más finos y mejores a un precio mucho menor que los de otras compañías americanas o europeas”.

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Fuente: https://press.iwc.com/es/timeline-es/

A pesar de este propicio comienzo, Jones no pudo cumplir con las altas expectativas de sus accionistas, motivando que fuera sustituido por Frederick Francis Seeland en 1875.

Esto no enderezó el proyecto y en 1880 los lazos con Norteamérica se rompieron. La familia Rauschenbach (local, acaudalada y con experiencia industrial) compró la totalidad de la empresa.

Gracias a la nueva directiva, se mejoraron los procesos de fabricación y la ingeniería de los nuevos relojes, empezándose a vender a nivel mundial.

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Nave en la factoría de Schaffhausen donde se producían pequeños componentes de acero.
La imagen data de la década de 1880.
Fuente: https://press.iwc.com/es/timeline-es/

Bajo el longevo liderazgo de la familia Rauschenbach, la marca se expandió mucho, aguantando todo tipo de envites a lo largo del camino, como la progresiva adopción de los relojes de pulsera, la crisis financiera de 1929 o la tendencia hacia relojes más deportivos a partir de los años 50.

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Estampa publicitaria de la década de 1920.
Destaca el lema de la marca, adoptado en 1903.
El lema en latín “Probus Scafusia” significa “elaboración de calidad en Schaffhausen”.
Fuente: https://press.iwc.com/es/timeline-es/

En total, cuatro generaciones de la familia Rauschenbach (o allegados) fueron dueñas de la firma.

En 1978, sin embargo, la marca sucumbió a la crisis del cuarzo.

La firma fue adquirida por VDO Adolf Schindling AG, momento a partir del cual IWC empezó a enfocarse en la alta horología, precisamente el segmento del mercado que impulsó el renovado interés por los relojes mecánicos en las siguientes décadas.

En 1991, IWC, junto con Jaeger-LeCoultre y A. Lange & Söhne, constituyeron la sociedad LMH (Les Manufactures Horologères) con sede en Schaffhausen. Este grupo, a su vez, fue adquirido en el año 2000 por el conglomerado Richemont, que sigue siendo propietaria de las tres marcas, junto a muchas más.

El Portugieser

Como ya tuve la oportunidad de explorar en la entrada Correas De Cuero: Por Decreto Militar, el reloj de pulsera sustituyó al de bolsillo de un modo paulatino, destacando el impulso que tuvo el proceso durante varios conflictos bélicos.

En el caso de IWC, la marca cita que sus archivos históricos recogen que sus primeros relojes de pulsera fueron vendidos en 1899. Alojaban movimientos de relojes de bolsillo de mujer (el calibre 64) en delicadas cajas con asas que permitían añadir correas.

Durante la Primera Guerra Mundial, se aceleró mucho esta transición, produciéndose muchos relojes de pulsera para reemplazar relojes de bolsillo adaptados para llevarlos en la muñeca, tal como tuvimos ocasión de ver en el artículo enlazado.

Tras la “Gran Guerra”, se vio cierto parón en esta inexorable tendencia, aunque la siguiente imagen de catálogo de los años 20 del siglo pasado evidencia que IWC ya ofrecía relojes de pulsera tanto de hombre como de mujer.

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Imagen de catálogo de la década de 1920.
Fuente: https://press.iwc.com/es/timeline-es/

Sin embargo, en la década de 1930, se volvió a acelerar esta tendencia. Es un proceso en el que participó activamente IWC.

En 1935, IWC lanzó el modelo Mark IX, su primer reloj de aviador, que iniciaría una saga que llega hasta el Mark XVIII de hoy en día.

Además, IWC, junto a A. Lange & Söhne, Stowa, Laco y Wempe, sería uno de los cinco fabricantes de los legendarios “B-Uhr” (o Fliegers), los relojes de observador para los pilotos de la Luftwaffe alemana en la Segunda Guerra Mundial.

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Fuente: https://www.safonagastrocrono.club/relojes-de-piloto-la-historia/

Y el “portugués” llegó en 1939… Dos distribuidores portugueses (Rodrigues & Gonçalves Lda. y António Teixeira Lda.) encargaron un gran reloj de pulsera con la precisión cronométrica de un reloj de bolsillo. De estos modelos derivaría, con el tiempo, la denominación “Portugieser”.

Este artículo de António M. Gomes publicado en el Horological Journal nos ofrece muchos detalles sobre el origen de este reloj. Describe su escaso impacto inicial, un hecho que resulta bastante sorprendente dado que la línea es uno de los puntales de la marca en la actualidad.

De todos modos, IWC accedió encantada a la petición, sobraba como andaba en aquella época de calibres de relojes de bolsillo. Además, no quería desaprovechar esta petición ya que contradecía la tendencia de la época hacia relojes más pequeños de estilo Art Déco.

Sea como fuere, estos elegantes relojes de pulsera con corazón de reloj de bolsillo se adelantaron a su tiempo, desde luego en términos de tamaño.

A finales de la década de 1970, los detalladísimos registros de IWC hacían referencia a tan sólo 690 unidades vendidas y el reloj (técnicamente la referencia 325) nunca formó parte del catálogo de la marca.

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Ejemplar de 1944 vendido en subasta en mayo del 2019 por €35.696.
Fuente: https://www.collectorsquare.com/es/relojes/iwc/portuguese/iwc-325/lpi

Como suele ser habitual, la escasez de ejemplares de estos modelos originales ha hecho que estos relojes sean altamente codiciados hoy en día. Como muestra, en el siguiente enlace podéis ver algunos de los increíbles precios obtenidos por estas referencias en distintas subastas.

Después de desaparecer durante muchos años, IWC resucitó el portugués en 1993, coincidiendo con el 125º aniversario de la marca.

Se trataba de una serie limitada, conocida como el “IWC Portuguese Jubilee”. Se produjeron 1.000 unidades de acero, 500 de oro rojo y 250 de platino. Casi igual al reloj creado para los Srs. Rodrigues y Teixeira, lo impulsaba el calibre 9828, un derivado del calibre 98 (uno de dos calibres usados originalmente).

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Fuente: http://people.timezone.com/msandler/Articles/PaigePort/Jubilee.html

A partir de entonces, se sucedieron los lanzamientos: repetidor de minutos y cronógrafo rattrapante en 1995, versión automática (la que nos atañe hoy) en el 2000, calendario perpetuo en el 2003, tourbillon en el 2004, etc. etc.… Podéis ver la cronología entera en el sitio web de la colección Portugieser.

Hoy en día, la colección Portugieser de IWC es un referente de la marca y engloba 56 modelos distintos.

Portugieser Automático

Como ya he citado, el portugués automático debutó inicialmente en el año 2000, para celebrar el nuevo milenio.

Estos relojes iniciales equipaban el calibre manufactura 50000 “extragrande”, con una reserva de marcha de siete días y el sistema de cuerda automática Pellaton.

Esta versión mantenía muchas de las características definitorias de los portugueses originales: una caja de imponente tamaño con un fino bisel, números arábigos sencillos, finas agujas lanceoladas y un “chemin de fer” de los minutos.

Este diseño básico ha sido una constante a lo largo de los años, ahora que se ha ido ajustando para dar cabida a las diversas complicaciones e innovaciones que ha ido añadiendo la colección.

En el 2015, para conmemorar el 75º aniversario del portugués, la línea completa recibió el nuevo nombre “Portugieser”. Las versiones automáticas se actualizaron con el calibre manufactura 52000, un movimiento de nuevo diseño y sustancialmente mejorado gracias a la incorporación de componentes cerámicos.

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Fuente: https://www.iwc.com/es/calibre-family/52000.html

Seguía contando con dos barriletes que proporcionan la impresionante reserva de marcha de siete días. Los trinquetes de cuerda y la rueda automática de esta nueva versión se fabricaron de cerámica negra, mientras que el cojinete del rotor era de cerámica blanca. Estos materiales de alta tecnología son extremadamente duros, por lo que el sistema de cuerda es prácticamente inmune al desgaste. El volante sin raqueta oscila a una frecuencia de 4 Hz (28.800 alternancias por hora). Unido a la espiral Breguet, garantizan la más alta precisión. El diseño y los acabados del movimiento también fueron sustancialmente mejorados, reduciéndose considerablemente el grosor del rotor y del medallón “Probus Scafusia” de oro.

El movimiento se puede apreciar a través del fondo visto de esta referencia.

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Fuente: https://www.instagram.com/p/CVaB4quLASp/

La caja del Portugieser Automático es relativamente grande, aunque ya no desentona tanto como lo había hecho el reloj original a finales de los años 30 del siglo pasado.

Cuenta con 42 mm de diámetro y 14,1 mm de grosor. Su longitud (“lug-to-lug”) es de 50,5 mm y el ancho entre sus asas es de 22 mm.

Su fino bisel tiene el efecto visual de agrandar el reloj todavía más una vez puesto, así que definitivamente hace falta buena muñeca para poder llevar este reloj y que no aparente ser excesivamente grande. Pero si uno puede con él, es un reloj que complace mucho a la vista.

Seguramente sea debido a su elegantísima esfera, con números arábigos pulidos aplicados a mano y sencillos índices en el “chemin de fer”. Éstos parecen flotar sobre la esfera negra mate. Complementan este “look” las finas manecillas. O tal vez sean los subdiales, con su textura de surcos concéntricos. El de las 9 h muestra el pequeño segundero, mientras el de las 3 h aloja el indicador de reserva de marcha, que añade el único guiño de color en todo el dial. La esfera cuenta con impresiones simétricas y muy discretas, además de una ventana de fechador a las 6 h, con fondo negro, que apenas se nota. Es uno de esos diseños atemporales que siempre parecen funcionar bien.

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Fuente:
https://www.iwc.com/es/watch-collections/portugieser/iw500703-portugieser-automatic.html

La referencia IW500703 del Portugieser Automático es una de seis variaciones cromáticas disponibles en la actualidad que se presentan en una caja de acero fino. El precio oficial de estas versiones es de €12.600.

Se ofrecen adicionalmente tres referencias del modelo en cajas de oro rojo.

3 comentarios en «IWC Portugieser Automático»

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