@spitfiremkii
Después de nuestro periplo por Alsacia, cruzamos el Rhin y ya estamos en Alemania. Cuesta un poco darse cuenta del cambio de país.



La gastronomía, los nombres de las ciudades y pueblos, el paisaje, son bastante similares.


Sin embargo, al adentrarnos un poco más, cambiamos los viñedos por las suaves montañas y románticos bosques de la Selva Negra.

Hay sutiles diferencias, la industria en Alemania aparentemente está mucho más distribuida geográficamente. Hasta en los pueblos más pequeños encontramos fábricas, hasta de marcas reputadas internacionalmente, todas ellas interconectadas mediante ferrocarril.



También en muchos pueblos se aprecia más la reconstrucción realizada tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho, en la zona francesa del Rhin lo habíamos apreciado en ciudades como Mulhouse, parcialmente arrasada y reconstruida, por lo que carece del encanto de las otras villas de Alsacia, pero con amplios parques y museos de nueva creación



Pero en la Selva Negra, tal vez por la dispersión y cantidad de fábricas, podríamos aventurarnos a decir que la destrucción fue menos selectiva y más extensiva.

Tras recorrer la zona, realizar excursiones y perdernos por los bosques y lagos, y un poco cansado de ver relojes de cuco, decidimos visitar Pforzheim.
Esta ciudad fue, y sigue siendo, el centro de la industria joyera de Alemania. Cuenta con escuelas de joyería y con la única escuela de relojería del país.
El museo de joyería, sito en Pforzheim, es una visita que ningún aficionado a la relojería, a la joyería o al arte debería perderse. Además de un recorrido por la historia de la joyería en general, expone una soberbia colección de piezas fabricadas en la Selva Negra.


Tanto de relojes como de joyas, siendo tal vez la sala dedicada al Art Nouveau la más espectacular por colorido y originalidad de las piezas de joyería.


Ahora bien, los relojes de bolsillo expuestos son sinceramente increíbles en cuando a detalles decorativos como a complejidad de los movimientos, de otras épocas, pero sin duda piezas de alta relojería.




Como aficionado no queda sino preguntarnos ¿y hoy qué queda de esta pasado glorioso? ¿fue arrasado junto la ciudad y mal reconstruido cómo ella?
Pués tampoco tan negativa es la situación, aunque ya no hay la profusión de marcas de antaño. No sólo por la Segunda Guerra Mundial, sino también la división del país durante 44 largos años, las reparaciones de guerra, las fábricas trasladadas a la URSS, y por supuesto la crisis del cuarzo etc., han golpeado a la industria relojera alemana.




Aun así, sólo en la zona visitada tenemos grande sorpresas, como la ya nombrada escuela de relojería de Alemania en dicha ciudad, o la fábrica de Junghans en la cercana ciudad de Schramberg, ubicada allí desde 1861.

Fábrica de relojes que en su día fue la mayor del mundo, hoy la mayor de Alemania, y que sigue produciendo auténticas joyas, como los conocidos MAX BILL.


Podemos clasificar a Junghans como manufactura, sobretodo desde el fin de suministro de maquinarias ETA a empresas ajenas al grupo Swatch. Por su gama de precios, a pesar de los intangibles, diseño claramente distinguible, cronometrador oficial de lo JJOO de Munich, primeros radiocontrados etc., suele clasificarse como gama media. Por lo que nos podemos preguntar ¿si hay algo más en Alemania?
A pesar de que durante nuestro viaje no tuvimos el placer de visitar o ver otras fábricas o museos, Alemanía tiene marcas relojeras reconocidas en gama media-baja como el Grupo PointTec Junkers, Zeppelin, media-alta como pueden ser, entre otras, Sinn, Laco y Stowa, o los conocidos monoagujas producidos por Meistersinger.
Y tras la reunificación, la recuperación de marcas relojeras en el este del país en zonas como Glashütte, con fabricantes que ya entrarían en la gama alta o sector lujo, tales como A.Lange & Söhne, Glashütte Original y Nomos Glashütte.

Probablemente nos dejemos muchas más marcas alemanas, pero es importante reseñar que para el aficonado a los relojes, el paseo por cualquier ciudad o pueblo alemán será un auténtico placer.
Tanto por el surtido y variado de las relojerías con las marcas locales nombradas, y muchas otras foráneas. Así como por la oferta de reloj usado o vintage.

Comercios que gozan de aparente buena salud, que denota la afición de los alemanes por la relojería.

Espero disfrutéis de las fotos ya que hemos intentado trasladar lo que fue un maravilloso viaje por centro Europa.
Estupendo relato. ¿Cuándo el siguiente viaje? Toca Japón, me thinks…
En este caso los relojes fueron un accidente…venían de paso.
El siguiente viaje, ya veremos, ya veremos.
Siento haber puesto tantas fotos, pero valían la pena y las que me he dejado en el tintero.
De todos modos entre este y su primera parte, pretendía hacer ver que hay aún en Europa grandes marcas relojeras fuera de Suiza.
Esas fotos molan mucho. Es una zona que no conozco , así que voy tomando nota
Trabaja de relojero en esa zona debe ser una pasada.
Buen reportaje de fotos y tuve la suerte de ver muchas más.
Se de un pajarito que no llevabas reloj alemán en ese viaje creo, un fallo muy grande, jajajaj