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Omega Speedmaster Moon Watch 321

@munich_watch_lover

Cuando en el 2019 Omega anunció el nuevo Speedmaster Moon Watch con el resucitado Calibre 321, causó un gran revuelo en los medios del sector y entre los aficionados. Y sí, definitivamente llamó mi atención. Hoy os enseñaré el porqué.

Nota del editor:

Esta entrada es una versión editada, ampliada y traducida de contenido publicado el 07/11/2021 en Instagram.

Fuente: https://www.instagram.com/p/CV-OoxILOON/

Veamos algo primero del icónico Omega Speedmaster.

El compañero @javierreloj ya publicó un artículo sobre sus orígenes, centrados en el mundo del automovilismo (Racing Watches: Omega & Monza).

Yo mismo publiqué un artículo previo (Omega Speedmaster Professional: Credenciales Espaciales) centrado en su papel en la carrera espacial.

El Calibre 321 evoca la imaginación de muchos aficionados.

Este calibre se usó hasta 1965 en el legendario Omega Speedmaster y hasta 1968 en el Omega Speedmaster Professional. Estamos hablando del reloj certificado por la NASA para “vuelo en el espacio”.

La asociación del Speedmaster con las seis misiones lunares es uno de los hitos horológicos más conocidos entre los aficionados “entusiastas”. Posiblemente también lo sea entre los “normales”, ya sabéis, los que llevan un único reloj o ninguno…

Dicho esto, la marca comenzó a usar el calibre 861 en el Speedmaster a partir de 1969. Pero si quedaba alguna duda de que el Calibre 321 viajó a la Luna, la misma Omega afirma que los astronautas de la misión Apolo-11, la primera en descender hasta la superficie lunar, lo llevaron.

El Calibre 321 comenzó sus andadas como el proyecto CH27 C12 (también conocido como Lemania 2310).

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Fuente: https://revolutionwatch.com/the-lemania-ch-27-to-the-moon-and-back/

Este proyecto nació como fruto de una colaboración entre Lemania y muchas otras marcas relojeras suizas, un fenómeno que era muy común en la industria suiza a mediados del siglo pasado. Hay que recordar que hubo otros tiempos cuando ser “manufactura” no representaba lo que representa hoy en día. Todo lo contrario, la estructura considerada como ideal en la industria era la especialización.

El Lemania 2310 derivó en el Omega 321, entre otros. También fue usado por pretigiosísimas marcas como Breguet, Roger Dubuis, Audemars Piguet, Vacheron Constantin y Patek Philippe, en relojes del más alto nivel. Podemos ver algunos de los calibres derivados (el Patek Philippe CH 27-70, el Vacheron Constantin 1141 y el Omega 321) en el siguiente carrusel de imágenes.

¿El motivo de este gran éxito? Pues que, a grandes rasgos, se trataba de un calibre robusto y fiable, pero de una gran elegancia y un tamaño comedido (27 mm de diámetro por 6,74 mm de grosor).

De cuerda manual, oscilaba a unos pausados 18.000 vph (2,5 Hz), contaba con 17 rubíes y ofrecía una reserva de marcha de 44 horas. Aparte de la trotadora central, la complicación cronográfica contaba con un totalizador de 30 minutos y otro de 12 horas.

Equipaba una rueda de pilares, a diferencia de levas, para accionar las funciones del cronógrafo. Aparte de ser más atractivos a la vista, los calibres cronográficos con rueda de pilares se consideran de mejor calidad debido a su proceso de fabricación más laborioso y el funcionamiento más suave a la hora de actuar el mecanismo del crono.

Resumiendo, el CH27 C12 era de muy sólida construcción y podía soportar años de uso.

Con este pedigrí, no es de extrañar que su retorno haya creado tal revuelo entre los aficionados.

Para conseguirlo, Omega ha creado un taller especializado, dedicado en exclusiva a elaborar estas piezas.

Esto contrasta con la producción más bien “industrial” que caracteriza la marca de Biel, en la que los relojes simplemente se mueven de una estación de trabajo a otra, de un técnico a otro.

En el nuevo taller, sin embargo, los relojeros trabajan en el Speedmaster Calibre 321 de principio a fin. Este proceso evidentemente requiere mucho más tiempo, pero también está más en línea con la relojería tradicional.

El calibre reencarnado (conocido como el 321 B) ha sido “mejorado”, aunque la única especificación técnica que cambia notablemente es la reserva de marcha, que ha aumentado hasta las 55 horas. Eso sí, los movimientos cuentan con un acabado muy superior a los vintage, con puentes biselados y pulidos y la platina principal bañada con oro Sedna.

Por los motivos descritos, Omega sólo produce alrededor de 1.000 movimientos al año, por lo que los relojes equipados con el mismo se ven con poca frecuencia.

La versión en acero, con la referencia 311.30.40.30.01.001, se basa en la ref. 105.003 de 1965, el reloj que originalmente fue calificado “para vuelo” por la NASA.

Fue usado por el astronauta Ed White durante la misión Gemini-4. ¿La hazaña con la que está asociado este modelo? Pues el primer “paseo” extra vehicular del programa espacial estadounidense. Ed White, trágicamente fallecido en el incendio del Apolo-1 en 1967, estuvo fuera de la cápsula Gemini durante 21 minutos y se convirtió en el primer hombre en controlar su propio movimiento en el espacio a través de una unidad de maniobras. 

Esta fuente de inspiración explica el tamaño (39,7 mm de diámetro) de la nueva referencia, además sus distintivas asas rectas y la ausencia de guarda coronas.

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Fuente: https://www.instagram.com/p/CV-OoxILOON/

Debo destacar un par de mejoras técnicas en comparación con el Speedmaster “vintage”.

El bisel ahora es cerámico, aunque mantiene el distintivo cambio de localización de los puntos en el taquímetro, que se sitúan por encima de los dígitos entre los números “90” y el “225” y por debajo entre el “250” y el “500”.

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Fuente: https://www.instagram.com/p/CV-OoxILOON/

Omega también ha optado por añadir un cristal de zafiro, aunque imita el aspecto del antiguo plexi. Como detalle, añade un pequeño logotipo “Ω” grabado a láser en el centro del cristal.

La esfera mantiene el tradicional escalonamiento de las subesferas y el material luminiscente blanco. La novedad es el logo aplicado a las 12 h.

El fondo, como hemos podido observar más arriba, es de exhibición, ofreciendo una vista del emblemático Calibre 321.

Para mí, el Speedmaster 321 es una propuesta de valor bastante única. Imagino que aquellos que lo quieran probablemente tomarán la decisión por cuestiones emocionales más que racionales. Y en este caso, será cuestión de añadirse a una lista de espera dada la limitada cantidad de unidades que produce Omega. La espera, además, podría ser bastante larga.

En mi opinión, definitivamente valdrá la pena si uno puede permitirse el reloj. El PVP de €14.000 es indudablemente alto, pero no me parece descabellado por un modelo tan “original” del que quizás sea el reloj más icónico de todos los tiempos.

Para los más acaudalados, Omega también ofrece una referencia en platino de 42 mm, eso sí, por €59.200.

6 comentarios en «Omega Speedmaster Moon Watch 321»

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