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Nota del editor:
Desde nuestro rincón The Russian Watch Corner tenemos el placer de editar y publicar este magnífico trabajo realizado por nuestro amigo Jordi Rio Doval. En esta entrada analiza y desgrana, de manera técnica y con perspectiva histórica, pero en un lenguaje comprensible, la figura del que sea el reloj más conocido a nivel mundial desarrollado en la Unión Soviética: el Pobeda. Fue la piedra angular de toda la modernización que sufrió la industria horológica soviética al finalizar la Segunda Guerra Mundial.
En este artículo vamos a tratar con cierto detalle el nacimiento y primera época de uno de los relojes más emblemáticos no solo de la industria relojera de la Unión Soviética, sino mundial: el Pobeda.
Para hablar de este reloj, o más concretamente del movimiento que lo impulsó, se hace preciso hablar de la casa francesa Lip. Una marca relojera de prestigio que en 1935 compartía la misma suerte que muchos otros negocios en Europa: la crisis económica desatada tras el “crack” financiero de 1929 y la inestabilidad política y social. Su director, Fred Lipmann, contacta con las autoridades soviéticas, enfrascadas en un programa de industrialización acelerada de la URSS programado en el plan quinquenal aprobado por el Primer Secretario del Politburó, Josef Stalin. ¿Cómo contactó Fred Lipmann con los soviéticos? ¿Cuál fue el alcance total de los acuerdos firmados? Interesantes preguntas que en el momento en el que escribo no pueden responderse con total certeza, a la espera de que los documentos archivados en Moscú salgan a la luz. Acerca de los aspectos y detalles que sí son conocidos de esta historia podéis leer en el siguiente artículo.
Así pues, en 1935, en las instalaciones de una antigua fábrica de bicicletas en la ciudad de Penza, 550 km al sureste de Moscú, se funda la 3ª Fábrica Estatal de Relojes de Penza (3ГЧЗ Пенза). En ese lugar los técnicos de Lip e ingenieros llegados de la 1ª Fábrica Estatal de Relojes de Moscú (Первый Государственный Часовой Завод – 1MЧЗ) trabajan en la fabricación mecanizada a escala industrial de uno de los mecanismos más modernos del catálogo de Lip: el T18. En la imagen inferior podemos apreciar el calibre Lip T-18 de 17 rubíes en pleno proceso de montaje.
El acuerdo con Lip es de amplio alcance e incluye formación técnica, supervisada por el ingeniero André Donat, creador del calibre T18, gran cantidad de fornitura y los derechos de fabricación de varios movimientos: además del T18, se ofrecen también el R36 y R43 que montarán los relojes de bolsillo ZIM y un movimiento poco conocido de diseño simple: el R26.
Los primeros T18 (rebautizados 1802 en la URSS) se fabrican con piezas Lip. Los responsables soviéticos siguen un método que aplican en muchos otros campos industriales. El primer paso es formar al personal utilizando para ello un producto que ya se fabrica en otro lugar. De esa manera pueden valorar la calidad del trabajo. Solo cuando se domina la fabricación del producto ya conocido pueden los ingenieros presentar sus propuestas para mejorarlo. El ensamblado de calibres T-18 con piezas enviadas desde Francia formó a una primera generación de relojeros que estaban destinados a capitanear la modernización de la industria relojera soviética. Este excelente calibre permitió a los soviéticos ser pioneros en Europa en la fabricación de relojes de pulsera a escala industrial.
Los soviéticos, que una década atrás ya habían rechazado un contrato con la norteamericana Ansonia, en favor de los relojes de calidad que le ofreció la Hampden Watch Co., no buscaron fabricar un movimiento barato y de construcción ridículamente tosca y simple, sino que fabricaron en masa un mecanismo refinado, de moderna concepción con escape de áncora fina y volante compensado al que incluso se permitieron el lujo de añadir detalles exquisitos como las “Côtes de Genève”.
Este proyecto se vio afectado por la 2ª Guerra Mundial, pero ya antes de finalizar ésta, en el año 1944 cuando las tropas soviéticas ya marchaban decididamente en dirección a Berlín, en Penza se proyecta un reloj que está destinado a ser el reloj para el ciudadano de la Unión Soviética. Basándose en el calibre R26 de Lip, ingenieros del NII Chasprom, el más prestigioso Instituto de Horología de la URSS, rediseñan algunos elementos introduciendo los cambios que darían forma al movimiento soviético K26 y que en la nomenclatura soviética pasaría a ser el 2602. En la siguiente imagen vemos uno de estos primeros ejemplares desarrollados en la fábrica de Penza, fabricado durante el primer trimestre de 1946 (1-46).
Aquí nos vamos a detener nosotros, para analizar qué cambios se realizaron y el porqué de estos cambios. Y para ello vamos a desmontar un Zvezda y un Pobeda, para tratar de demostrar que estos cambios se introdujeron siguiendo dos de los principios de la economía socialista para las creaciones industriales, a saber:
1º Máximo aprovechamiento de los recursos técnicos y materiales existentes.
2º Facilidad de reparación.
Para hablar del primer punto, comenzaremos con el cambio de posición del trinquete. Con ese cambio, los soviéticos pretendían sin duda aprovechar las piezas cuya mecanización ya tenían planificada en Penza. En las fotografías podemos observar como la construcción de la rueda de corona, rochete y trinquete sigue las pautas del T18 aprovechando las piezas de este y no la disposición original del R26.
La rueda de corona en el R26 está atornillada con un tornillo de giro inverso. Los soviéticos se ahorraron introducir este elemento y siguieron las pautas del T18 con doble tornillo pequeño. Solo hay tres medidas de cabeza de tornillo en el K26: la pequeña, para el muelle de retención del tirete, la rueda de corona y la tapa del rubí del eje de volante, la media para el puente del áncora y la grande para todo lo demás dejando aparte el tornillo del tirete y los tornillos de fijación del movimiento. En la siguiente imagen, perteneciente a un movimiento Lip R26, vemos el trinquete en posición entre las dos ruedas.
Esto facilitaba el trabajo del relojero, pues es un mecanismo que se puede manipular con un pequeño conjunto de herramientas sencillas. 4 destornilladores, unas pinzas y las picas de aceitar son todo lo que se necesita para darle un servicio al movimiento K-26 (siempre que no tengamos que manipular el volante y la espiral, claro). Sin duda, los responsables de diseñar el movimiento para el Pobeda debieron tener en cuenta que pudiera ser manipulado por un relojero que estuviese ubicado en regiones remotas, igual que por un relojero bien equipado de Moscú.
La imagen superior evidencia el motivo que impulsó a los ingenieros soviéticos a reubicar el trinquete. Aludiendo al primer punto citado más arriba vemos claramente que las piezas utilizadas son las del Zvezda.
Otro caso claro de aprovechamiento de piezas del T18 (aunque con una modificación para facilitar las reparaciones) es el barrilete y el muelle real, que son idénticos, pero con una muesca añadida en la tapa del tambor para facilitar la apertura en el Pobeda. Por cierto, en los Pobeda fabricados durante la primera mitad de los 50, el barrilete es de latón dorado al igual que en los Zvezda. En años posteriores pasaría a ser gris, perdiendo el conjunto cierto atractivo.
Por último, veremos la construcción del muelle de retención del tirete, báscula y tirete. Aquí se aprovechan las piezas en ambos casos, ya que la báscula es la misma en los dos calibres de Lip. La gran diferencia entre el T18 y el R26 (y su primo soviético K26) es otro cambio que redunda enormemente en beneficio de la facilidad de manipulación por parte del relojero: el eje sobre el que rota la báscula está en la tapa o muelle de retención del tirete en el T18 y en el Pobeda está mecanizado en la propia platina (aparentemente también es así en el Lip R26).
Como ya os podéis imaginar, una vez colocado el muelle de la báscula es una operación muy delicada colocar el muelle de retención del tirete y acertar a incrustar el eje en el agujero pues este queda ligeramente descentrado por la acción del muelle de la báscula sobre ésta. Las fotografías permitirán aquí apreciar la situación mejor que las palabras. En esta primera imagen vemos que el eje de rotación de la báscula está en el muelle del tirete en el Zvezda.
En esta fotografía se muestra como el agujero de la báscula queda ligeramente descentrado por efecto de la fuerza que ejerce el muelle de la báscula, lo que dificulta en gran medida la operación de montaje del muelle del tirete.
Sin embargo, en el Pobeda la báscula queda firmemente introducida en su eje de rotación y una vez colocado el muelle la tapa de retención del tirete se coloca en su posición y se atornilla sin ningún esfuerzo.
Los ingenieros soviéticos rediseñaron esta tapa para que sujetara también la rueda de transmisión reduciendo el número de piezas necesario. Como podemos apreciar, el muelle de retención del tirete se coloca con comodidad y cubre la rueda de transmisión.
En el Lip R26 parece ser que la construcción es similar. En el círculo rojo se puede apreciar como asoma la cabeza del eje de rotación de la báscula, a la manera del Pobeda. En el cuadrado azul podemos observar como Lip atornilla otra tapa para cubrir la rueda de transmisión.
Hasta aquí esta primera parte sobre los orígenes del Pobeda en el que hemos repasado desde el punto de vista histórico y técnico su “linaje francés” y de cómo la filosofía de “eficiencia” instaurada por el estado soviético hizo posible el milagro de que sus fábricas llegasen a producir millones de unidades de este magnífico reloj, modernizando por completo su industria horológica. Pero de ello hablaremos ampliamente en la siguiente entrega.
Muchas gracias, he disfrutado con la lectura. Quedo a la espera de las siguientes partes