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@thepocketwatchman

Hoy me gustaría enseñaros unos relojes que por norma general no son demasiado apreciados por los coleccionistas, pero que forman parte importante de la historia horológica soviética. Se trata de los relojes Zvezda. Vamos a intentar conocer un poco mejor su historia a grandes rasgos.

Fuente: @timebehindtheironcurtain

Como hemos ido viendo en diferentes entregas a lo largo de nuestro recorrido por la historia horológica soviética, la incipiente industria relojera del país se estaba empezando a desarrollar gracias a la compra de patentes , maquinaria y material norteamericano, concretamente de la Hampden Watch Co. Este periodo ha sido muy bien estudiado y explicado por mi colega Alan F. Garratt en su fantástico trabajo.

En 1935, una orden gubernamental estableció la fabricación de relojes para mujer. Quizás pueda parecer un hecho banal, pero esta orden supuso el germen de toda la futura organización y modernización de la industria relojera soviética. Es en mi opinión, la piedra angular de todo el desarrollo posterior a la segunda guerra mundial.

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Fuente: http://forum.watch.ru/

En esta ocasión, la Unión soviética en vez de pedir ayuda a Estados Unidos dirigió su mirada hacia Francia y la fábrica de relojes LIP. Muchos nos preguntamos por qué los soviéticos no compraban patentes a Suiza, ya que estos tenían una gran industria relojera. Hay un hecho significativo que puede ayudar, o al menos dar un poco de luz, sobre las maltrechas relaciones entre las dos naciones. Cuando sucedió la Revolución, la mayoría de las empresas relojeras rusas se exiliaron del país para acabar en Suiza. Empresas como Pavel Buhre o Henry Mosser ya tenían sus fábricas instaladas en el país alpino, siendo además proveedores de relojes de la casa imperial rusa. El asesinato del cónsul soviético Vatslav Vatslavovich Vorovsky en Lausana, en la primavera de 1923, terminó de enfriar las relaciones. Aun así, como podemos leer en el segundo párrafo del documento superior, la “Vesenja” que es el acrónimo de “Consejo Supremo de Economía Nacional de la Unión Soviética” sí tenía pensado trabajar con productores Suizos, pero estos últimos se negaron en redondo ya que no estaban dispuestos a fomentar otra competencia a su economía.

En 1935, una empresa puntera e innovadora, la francesa LIP, liderada de la mano de Fred Lippman, desarrolla un nuevo calibre: el T-18. Con el calibre nace un reloj estilo “Art Déco” que se hizo muy popular en la época, hasta el punto que el comisionado francés le regaló un ejemplar de oro a Winston Churchill en agradeciendo a la ayuda prestada por el Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial. LIP tiene en el catálogo actual una reedición del mismo.

Y a partir de aquí es donde el terreno de la especulación y la hipótesis cobra vida. ¿Cómo contactaron los soviéticos con Fred Lippman? ¿Qué acuerdos comerciales alcanzaron los soviéticos con LIP? Por ahora nadie ha documentado este periodo de la historia relojera soviética en profundidad y falta haría que alguien arrojase luz sobre ello, porque de este acuerdo, junto con la orden ministerial citada anteriormente, parte la industria horológica moderna en la USSR que fue capaz en una década de fabricar millones de relojes.

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Fuente: http://vivreauxchaprais.canalblog.com/archives/2017/03/04/35004501.htm

Efectivamente, si nos fiamos de la fuente de información más comúnmente aceptada, Fred Lippman (que vemos en la imagen superior) vendió o cedió las patentes del T-18 a los soviéticos y el mismo actuó de intermediario con fabricantes suizos para adquirir la maquinaria necesaria para la fabricación de relojes. Ingenieros de la compañía francesa se encargaron de formar y organizar a los ingenieros y trabajadores soviéticos en todas las tareas necesarias para poner en marcha la producción. Se ha especulado ampliamente sobre los motivos de esta sociedad en común, desde propiciar la propia expansión de su compañía, hasta la de sanear la economía de la misma; sea como fuese, propició el nacimiento de la tercera fábrica de relojes estatal Penza, construida sobre la base de una fábrica de bicicletas. Como fruto de esta unión, en Penza se empezaron a fabricar los relojes ZIF, acrónimo de “Завод имени Фрунзе” y nombrada en honor a Mikhail Frunze.

La producción de relojes ZIF se mantuvo hasta 1940 y no solo se limitó a la fabricación de relojes para mujer, sino que también los hacían para varones. En algunos casos hasta podemos encontrar los mecanismos de los relojes marcados por LIP, como en el ejemplo que podemos ver en la imagen inferior, perteneciente a nuestro amigo Lars Ivansen.

Al parecer, en ese mismo año, los relojes ZIF adoptaron el nombre “Zvezda” que traducido significa “Estrella”.

Me gustaría hacer un pequeño, pero importante, apunte. Con la planta de Penza, la Unión Soviética adoptó por primera vez, y de manera firme, la producción de relojes en serie, aunque este fenómeno pronto se vio truncada por la invasión alemana de la USSR y como tantas otras fábricas, tuvo que adaptarse a fabricar material bélico, sin contar que la mayoría fueron evacuadas hacia el este. Ya nos ocupamos de este evento en esta entrada.

Al finalizar la guerra, se reemprendió la producción de los Zvezda a escala industrial, produciéndose diferentes modelos masculinos y femeninos, con el calibre 1802 que tenía por base el ya renombrado LIP T-18.

Fue durante este periodo de postguerra cuando las fábricas soviéticas empezaron a producir los primeros “Pobeda” nombrados así en honor a la victoria contra el fascismo. Los Pobeda iban equipados con una modificación del calibre LIP R-26. Posiblemente los primeros se produjeron en la fábrica de Penza, aunque de este tema trataremos en otro momento. En 1949, la fábrica de Penza fue “liberada” de fabricar los nuevos Pobeda, centrándose así en la producción de los Zvezda. Más adelante, desarrollaron calibres más pequeños con segundero central y Penza se dedicó estos exclusivamente a la producción de relojes para el público femenino comercializados con marcas como “Vesna” o “Zaria”. En la imagen inferior podemos apreciar los cambios en el calibre desde los inicios de la producción hasta 1960.

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Pero volvamos a los Zvezda. Como he citado anteriormente, se fabricaron diferentes y variados modelos de los mismos, tanto para hombre como para mujer, y una buena muestra de ello la podemos apreciar en los catálogos de la época (de 1953).

Aquí podemos ver los modelos masculinos.

O este de 1960, casi al final de su producción.

Los Zvezda no eran precisamente relojes baratos, siendo su coste de aproximadamente 350 rublos en 1954, cuando el sueldo de un operario medio era de unos 300 rublos. Algunos de ellos se fabricaron en diferentes metales nobles como el oro y la plata, aunque estos últimos eran piezas muy significativas solo al alcance de unos pocos. A continuación, vemos la imagen de una revista soviética de 1954 donde el hombre lleva sin duda un Zvezda.

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Source: https://forums.watchuseek.com/f10/

Hay una cosa que siempre me ha llamado la atención y es que en muchos relojes Zvezda encontramos en el dial el nombre de otras factorías, como la TTK1 de Petrodvorets, la Leningrad, la Segunda fábrica de relojes de Moscú y hasta Serdobsk, pero nunca he podido discernir si es que realmente también se fabricaron en estas factorías o solo algunas partes y después se ensamblaban en Penza. Abajo podemos ver un buen ejemplo de ello.

Me gustaría terminar este artículo haciendo hincapié en que el decreto promulgado en 1935 propició que se produjera la relación de Fred Lippman con el estado soviético. Esta relación hizo que se desarrollase toda una industria relojera que en poco más de una década ya era capaz de producir millones de relojes con que nutrir el mercado interno y la exportación a otros países. Los relojes ZIF/Zvezda representan los primeros escalones de esta industria, de ahí que su importancia histórica no tenga parangón. Todavía nos queda mucho por aprender, investigar y documentar sobre este importante periodo, pero afortunadamente tenemos la oportunidad de seguir utilizando estos magníficos relojes.

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3 comentarios en «Relojes Zvezda»

  1. javierreloj

    Gracias Miquel. Desconocía estos relojes pero menos mal que no me causan CRI, jajajaja. Acostumbrados a los amphibia, type-1, zlatoust,…. estos relojes no me llaman tanto la atención, lo que no significa que no debamos conocerlos si realmente nos gustan los relojes. El saber siempre es bueno para luego tener mejores bases de opinión.

    Aprovechado tu artículo para comentar que resulta curioso que pocas mujeres hay aficionadas a los relojes. Si las hay, yo no conozco a ninguna. A ver si se anima alguna y nos lo dice.

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