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18º día de confinamiento en casa. Seguimos estando en guerra y quizás en su peor estadio. La verdad es que hoy no me apetece hacer nada, pero como cada día, intento seguir una rutina que casi se ha convertido en un ritual. Este enemigo invisible, del que algunos sólo nos podemos defender desde nuestras casas, ha logrado cambiar nuestras vidas y nuestra manera de ver el mundo. No quiero leer las noticias, ya estoy saturado de tanta información. Sin embargo, abro el correo y veo que he recibido unas preciosas imágenes de unos Vostok modificados de mi querido compañero Paco Carmona (@pakov por safonagastrocrono y @paco.carmona.7127 por Instagram). Lo querréis saludar después de leer esta entrada.
Los relojes se han convertido en mi pequeño refugio. Son como un “meta aislamiento”, si más cabe. Pero no puedo obviar que estas magníficas imágenes las he recibido de un gran amigo. Para entretenerme hago un repaso mental de los buenos momentos vividos con mis amigos y en particular de los que con los años, me han ido adoptando como si fuese un compañero de viaje en esta afición. Así perdido en mis recuerdos y aislamiento, veo que tengo otro correo con otra imagen. Esta vez no se trata de un bonito reloj, sino de una carta manuscrita. La empiezo a leer. Me estremece y me emociona hasta tal punto que os la voy a transcribir.
“Muy buenas quería agradecer a las personas que están dedicando y comprometiendo cada minuto de su tiempo a ayudar para que este momento que estamos viviendo se haga lo más llevadero posible.
Somos Paco y Noelia, dos sanitarios que trabajamos en Madrid en dos hospitales de referencia a nivel nacional, desde finales de enero nuestra vida empezó a cambiar. Un virus nuevo… Coronavirus… Cov-19… ¿Qué es eso?
En semana y media ya teníamos sólo en mi hospital más de 200 personas infectadas… Algo estaba pasando, pero nadie sabía muy bien qué, o no querían que lo supiéramos; algo muy grave y muy difícil de controlar. (Sigue más abajo…)”
Efectivamente, se trata de una especie de “diario de guerra”, y disculpad la licencia por llamarlo así, y por titular la entrada de este modo. Muchos de nosotros no éramos aún conscientes de los acontecimientos que iban a suceder y que ya formarán parte indeleble de la pequeña y humilde historia de nuestras vidas.
“Suena el despertador. Mi mujer se levanta. Son las 6 de la mañana. Se arregla como sólo sabe ella hacerlo. Se toma su café y sin hacer ruido se despide de mí y de nuestros hijos, sin poder darnos un beso… Nos vemos luego, cuídate mucho, te quiero.
Mientras tanto, yo ya no puedo dormir preocupado por ella y leo un mensaje en el que me pone “ya he llegado” y me manda una lista de todas las cosas que tengo que hacer con los niños por la mañana… Jejee.
Un ruido se oye en la habitación: “Papá, Rubén me ha pegado”. Son las 7:15 de la mañana y ya están de pie. Empieza el show. Jejee. Doy los buenos días a los niños. Les pongo mi mejor cara e intento que esta situación que estamos viviendo les afecte lo menos posible… Me moría por darles un beso y un abrazo… Ya lo haremos más adelante. Empezamos a preparar desayunos, a hacer los deberes, a preparar comidas y a darnos mucha prisa para dejarlo todo bien preparado porque la mami viene a las 4 y yo me tengo que ir corriendo a coger el relevo en mi hospital.”
Tengo que parar aquí un momento, antes de seguir con este estremecedor testimonio, para reflexionar sobre mi confinamiento en casa y mi sorprendente sentimiento de solidaridad y agradecimiento para los que están en primera línea combatiendo contra nuestro común e invisible adversario. Qué terrible paradoja siento; me han llegado a denominar asocial varias veces mis propios amigos, por confinarme en casa entre mis libros y mis relojes. Ahora que debería sentirme en una especie de paraíso, me abruma la soledad y el silencio, nada habitual, de la ciudad.
Nota del editor:
Antes de seguir adelante, quiero comunicar a los lectores que me he tomado la libertad de omitir ciertos párrafos dada la extrema crudeza de los mismos, previo consentimiento de mi interlocutor.
“Vamos a relatar cómo es más o menos un día a día en el hospital. Salgo de casa dirección al hospital, tardo más o menos 25 minutos en coche. Aparco el coche en el párking y empieza mi protocolo personal. Me pongo mi mascarilla quirúrgica (……) y mis guantes y voy dirección al hospital dónde me espera el vestuario (……). Recojo los pijamas, así llamamos a nuestro uniforme de trabajo, nos cambiamos y al lío…
Yo pertenezco a un servicio que da cobertura a todo el hospital. Normalmente no sé a qué servicio voy así que, llamamos por teléfono y hablamos con la supervisora y nos manda a la planta de refuerzo correspondiente…
Entro por la planta, hay un silencio muy poco común al no haber ningún familiar (……) eso se nota. Seguimos andando y nos encontramos con los contenedores de residuos, carros de ropa y carros de medicación, hasta que entramos en el control de enfermería. Saludas a tu segunda familia. Nos damos ánimos. Nos cuentan el parte los pacientes que han atendido en el anterior turno y al lío…
Nos dirigimos a las habitaciones de los pacientes que tenemos que atender y nos vestimos con el correspondiente EPI (……) y entramos a ver a los pacientes, que se encuentran (……) saludamos con nuestra mejor sonrisa a esa persona que está sola (……) aislada y asustada intentamos que esos (……) minutos que vamos a pasar con él sean los mejores de todo el día… Humanización señores… Tomamos sus constantes, recogemos muestras, paseamos si es preciso, cambiamos los pañales, les damos de comer; en fin, intentamos que sus cuidados básicos están cubiertos, su medicación (……) administrada y con los pacientes que pueden moverse fomentamos su autonomía.
Y así con los 15 pacientes qué más o menos solemos llevar. Tardamos unas horas (……) en terminar la vuelta. Después, cuando hemos terminado nos quitamos el EPI (……) el protocolo correspondiente con mucho cuidado. Después nos sentamos en el ordenador a escribir todo lo que hemos realizado con dichos pacientes, y así dejar constancia de nuestro trabajo y que el siguiente turno (……) ver la evolución del paciente.”
Nota del editor:
Todo lo escrito en este “diario de guerra” es totalmente verídico. Y por eso he querido poner cara a nuestros héroes protagonistas. Su intención no es más que mostrar cómo se vive el confinamiento y la lucha activa en nuestros hospitales y centros de salud. Todos sabemos que van faltos de material, que se encuentran desbordados por la situación, que es el grupo (el de todos los profesionales de la sanidad, empezando por el grupo de limpieza, pasando por los servicios técnicos, hasta llegar a los que tratan directamente con los enfermos) donde más aumenta y ademas de forma vertiginosa el número de contagios. Se ven obligados a tomar medidas y decisiones arriesgadas, algunos incluso poco o nada éticas y os puedo asegurar que tarde o temprano, les pasará factura psicológica y emocional (si no lo está haciendo ya). El relato de la cotidianidad de Noelia y Paco, pretende ser un atisbo de esperanza, de luz en estos difíciles y complicados momentos. No nos engañemos, ellos sufren y más que nosotros, por el simple hecho de estar en la vanguardia de la lucha contra esta pandemia global. Desde safonagastrocrono nos hacemos cargos de su situación y nos sentimos orgullosos de poder recibir su testimonio y hacerlo extensible a vosotros, queridos lectores, como un emocionado homenaje a todos los profesionales de nuestra sanidad. Recordad, quedaos en casa, sólo así les podréis liberar de tan pesada carga que les ha tocado portar.
¡Un enorme abrazo a Paco y Noelia!
Aprovecho para ser el primero en saludar al gran compañero @pakov y su maravillosa familia. Cuando acabe todo esto, tal como lo hemos hablado, tenemos un asunto relojil pendiente. 🙂
Un gran saludo a Paco y familia.
Un relato muy bonito y lleno de transparencia y cercanía.
Piel de gallina.
Un follower más como se suele decir.
Ánimo y fuerza a todos
Muchas gracias …nicaragon..es un placer compartir espacio …gracias
Millones de gracias de gracias,para ti y Miquel ..me ha encantado el artículo,cómo se ha tratado mi historia,hay muchos profesionales ,no solo sanitarios estamos luchando para poder ayudar y cuidar a las personas ,q por desgracia están malitas.y dependen de nosotros ….
Y por supuesto cuando termine todo esto ..q será más pronto q tarde ,te tengo preparado algo q te va a gustar mucho….jeee
Un abrazo muy fuerte y GRACIAS..
Buen artículo en tiempos difíciles…
Gracias ….saldremos de esta…
QUEDAROS EN CASA???
Muchas gracias …nicaragon..es un placer compartir espacio …gracias
Enorme mi gran amigo Paco,
Es estremecedor todo lo que cuentas y la verdad le ponen a uno la piel de gallina. Espero que todo esto pase pronto y todo vuelva a ser como antes y que sobre todo puedas disfrutar de tu familia.
Un abrazote y mucho ánimo amigo
Mil millones de gracias,ahora todos los q nos comportamos como nos mandan ,somos unos héroes….cuando salgamos de esta tendremos q celebrarlo????
Muchas gracias por compartir todo esto desde 1era línea.
No nos conocemos, pero un fuerte abrazo. ánimos y muchas gracias por vuestra labor.
Un placer,agradecemos en casa todas tus palabras…..saldremos de esta aún más reforzados….un abrazo muy fuerte ,? y por favor quedaría en casa ???
Un abrazo muy fuerte desde Mallorca y mucho ánimo, son días especialmente duros para vosotros que estáis al pie del cañón. Todo mi apoyo y agradecimiento.
Gracias de todo corazón ,ahora no solo nosotros somos héroes,todos estamos haciendo un gran esfuerzo desde nuestros hijos a nuestros abuelos,,desde los médicos hasta los repartidores de correos…somos los mejores..jeeeer
Un abrazo muy fuerte y cuidaros mucho????
Os deseo mucho animo y mucha fuerza para afrontar esta gran obra que estáis realizando, cuidaros mucho y espero que termine pronto esta pesadilla para todos.
un abrazo valientes
Mil gracias de verdad?,esto está chupado ..cada día queda menos……y seguro q de tro de poco las noticias van a ser mejores?????