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Cuarzos Súper Precisos

@aviation_watch

Mecánico Vs. Cuarzo

En abril del 2015, el Guinness Book of Records reconoció un antiguo diseño de afamado John Harrison (el relojero autodidacta que inventó el crono marino) como el reloj mecánico más preciso del mundo. Tras ser ridiculizado en el siglo XVIII, su diseño de reloj de péndulo, realizado con materiales modernos y testado en el Royal Observatory en Greenwich, se retrasó tan solo 7/8 de segundo durante los 100 días de prueba. Esta hazaña se describe en el siguiente vídeo.

Dicho esto, un reloj de péndulo no es exactamente llevadero…

Entre los relojes de pulsera, la industria produce un pequeño porcentaje de relojes sujetos a altos estándares de precisión. Entre los relojes de fabricación suiza, aproximadamente un 3 % de ellos recibe el conocido certificado COSC (Contrôle Officiel Suisse des Chronomètres), que es equivalente al ISO 3159. Este estándar supone obtener la siguiente precisión y exactitud:

MecánicoCuarzo
Razón promedio diaria: -4/+6Razón promedio diaria a 23 °C: ±0.07
Razón de variación media: 2Razón a 8 °C: ±0.2
Razón de mayor variación: 5Razón a 38 °C: ±0.2
Diferencia entre razones en las posiciones H&V: -6/+8Razón de estabilidad: 0.05
Razón de mayor variación: 10Razón dinámica: ±0.05
Variación termal: ±0.6Efecto temporal de golpes mecánicos: ±0.05
Razón de reanudación: ±5Razón de reanudación: ±0.05
n/aEfecto residual de golpes mecánicos: ±0.05; 200 golpes equivalentes a 100 g (981 m/s²)

Un certificado chronomètre de COSC para un reloj mecánico supone someter el calibre a 15 días de pruebas durante los cuales se comprueba su rendimiento, la temperatura y la posición del calibre (en las cinco posiciones tradicionales de ajuste, que son dial arriba, dial abajo, 3 arriba, 6 arriba y 9 arriba).

La versión del certificado chronomètre de COSC para relojes de cuarzo supone 13 días de prueba, en una sola posición, a tres temperaturas diferentes y cuatro niveles distintos de humedad relativa.

Es evidente de los datos que se recogen en la tabla que los certificados chronomètre de COSC entrañan mucha más exactitud (y más precisión entre las medidas) para los relojes de cuarzo. Esta simple conclusión justifica esta entrada. Sin embargo, antes de adentrarme en los relojes de cuarzos de alta precisión, quiero comentar un par de temas que considero muy interesantes.

En primer lugar, la certificación COSC ha tendido, con el tiempo, a considerarse un truco de marketing más que algo especialmente valioso. Dos marcas hacen uso extensivo de la certificación: Rolex y Breitling, esta última para toda su producción. Otros fabricantes que hacen gran uso del certificado chronomètre son: Omega, TAG Heuer y Panerai. Otras marcas lo hacen más selectivamente.

Además, los fabricantes alemanes y nipones, que se toman el tema de la precisión y la exactitud muy en serio, hace mucho que crearon estándares distintos. El estándar alemán, el DIN 8319, es equivalente al de COSC, pero las pruebas las realiza el Glashütte Observatory y se hacen con los calibres ya incorporados dentro de los relojes acabados, una distinción pequeña, pero a su vez importante. En cuanto a las marcas niponas, hace mucho ya que desarrollaron certificaciones internas persiguiendo niveles de precisión y exactitud mucho más rigurosos que los demandados por COSC.

Y para finalizar esta introducción, antes de que exploremos los relojes de cuarzo más precisos del mundo, debo citar cuatro ejemplos de calibres mecánicos con ofrecen rendimientos absolutamente espectaculares. Aunque la mayoría de ellos son meros conceptos, considero que merecen una entrada aparte que propongo preparar más adelante.

El primero de ellos es el Zenith Defy Lab, un diseño que reemplazó el balance por un oscilador de silicona a 15 Hz y es capaz de ofrecer una exactitud de ±0.3 s/día, aunque sigue siendo una propuesta tecnológica más que comercial. Ya en el ámbito casi comercial tenemos el calibre 360 de TAG Heuer, con un módulo de cronógrafo preciso hasta la centésima de segundo y un balance que oscila a 360,000 vph, 10 veces el ritmo de los “high-beat” tradicionales. El tercero también es un producto de TAG Heuer, el Mikrogirder 2000. Como el primero, todavía es un concepto. Su nombre indica que es capaz de precisar has la 1/2000 parte de segundo. Al igual que el Defy Lab, abandona el balance y lo reemplaza por un oscilador lineal que vibra al espectacular ritmo de 1.000 Hz (eso son 7.200.000 vph). Y para acabar esta lista, debo mencionar los calibres Spring Drive de Grand Seiko, que son los únicos que son producidos comercialmente. Añaden un regulador de cuarzo a un corazón mecánico. Por esto mismo son desdeñados por muchos puristas al ser considerados relojes híbridos, dopados incluso, pero su precisión es extraordinaria y el suave recorrido de su segundero una verdadera gozada para la vista. En su última versión ofrece una exactitud de ±0.5 s/día aparte de 8 días de reserva de marcha.

¿Quién Precisa Más?

No es el propósito de esta entrada hacer un repaso exhaustivo de la historia de los relojes de cuarzo, porque es difícil mejorar contenidos que ya existen en la web, como esta fabulosa entrada en QP Magazine, que parte del proyecto Beta 21 de los suizos en los años 60 y acaba con la maravilla que es el calibre 0100 de Citizen. Cita todos los hitos y cubre todos los ángulos tecnológicos: el enfoque en la termo-compensación de SEIKO, que quizás con el tiempo haya sido mejorado por Longines, el control de voltaje que brevemente utilizó Rolex en su Oysterquartz y el retorno a las altísimas frecuencias que separan a Citizen de los demás.

La precisión de los relojes mecánicos, incluso los de gama media, ya supera con creces nuestras necesidades en el día-a-día. Mejorarlos es una tarea difícil y costosa, ya que estamos hablando de tolerancias de fabricación que ya se miden en micras. Sobre esta relación asimétrica entre la calidad y el precio se habló en la entrada que escribió Chris Vail, el CEO de NTH Watches. Además, hay muchos calibres de cuarzo, sumamente asequibles, que superan en exactitud y precisión a los mejores relojes mecánicos. Incluso los módulos más básicos de G-SHOCK, por ejemplo, ofrecen ±15 s/mes, sin calibración externa, ya sea por señal de radio o bluetooth desde el móvil. Por todo ello, la inversión en mejoras de los calibres mecánicos es muy difícil de justificar.

Pero en esta entrada quiero centrarme de un modo escueto en las tecnologías punta en el segmento del cuarzo. Para ello, empezaré a contar (para abajo) a partir de los ±10 s/año de precisión.

El primer calibre que hay que citar es el 9F de Grand Seiko. Fue lanzado en 1993, tras una década de escaso desarrollo de los cuarzos y coincidiendo, más o menos, con el renacer del interés por los relojes mecánicos como objetos de lujo y de deseo. El calibre se distingue por su “look” además de sus prestaciones. Su acabado metálico y sus rubíes le dan un aire casi mecánico. En esto se asemejaba al Rolex Oysterquartz de finales de los años 70. Pero la batería, claro está, revela el secreto. Este calibre garantiza una precisión de ±10 s/año, con ciertas series ajustadas hasta ±5 s/año. En las ediciones contemporáneas, estas series súper precisas llevan una pequeña estrella de cinco astas, como vemos más abajo.

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El calibre 9F viene en tres variantes (dos de ellas que sólo difieren en tamaño y la tercera añade la función GMT). Todos los calibres se montan a mano y ofrecen: cambio instantáneo de fecha, pulso doble para crear el par suficiente para mover grandes agujas y conseguir una gran precisión posicional del segundero, un módulo sellado para retener lubricantes y un regulador, por si las condiciones ambientales a largo plazo desajustaran la precisión del calibre.

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Los ±5 s/año de los Grand Seiko se han convertido en el nuevo nivel de precisión a alcanzar. Los fabricantes suizos no se han quedado a la zaga. La verdad, siempre han estado presentes en este segmento, aunque es evidente que han tenido otras prioridades… Ya en los años 80, Longines, junto con ETA, mejoraron la termo compensación introducida por SEIKO, midiendo la diferencia en la frecuencia de vibración de dos cristales de cuarzo, uno de ellos a mucho mayor frecuencia y por tanto más sensible a los cambios de temperatura. Esta diferencia se utiliza para ajustar el cristal principal. Este método se hizo prácticamente universal en la industria suiza y también fue la base del “SuperQuartz” de Breitling.

ETA ofrece tres tecnologías premium en su gama de calibres de cuarzo, entre las que destaca el PreciDrive. En el año 2017, Longines usó variantes de estos calibres para reintroducir su línea de relojes V.H.P. (Very High Precision). El vídeo que adjuntamos más abajo resume algunas de sus facetas, pero son de destacar la cámara cerámica de vacío donde residen el cristal de cuarzo y el circuito integrado, para protegerlos de la humedad y los cambios de temperatura, la corona inteligente y el calendario perpetuo. La versión GMT, de la que poseo un ejemplar, también incorpora una foto célula para transmitir la hora local y de viaje deseadas desde un móvil. Dos pulsaciones breves de la corona permiten un cambio rápido entre ambas horas. La aguja “GMT” se ajusta para indicar la hora en el huso horario alternativo. La línea V.H.P. promete una precisión de ±5 s/año y mi ejemplar se ha desviado menos de un segundo en los nueve meses que lo tengo. Estos calibres ya están siendo incorporados a otras marcas del Grupo Swatch, como Tissot y Certina. Hay que añadir que los V.H.P. se comercializan a precios mucho más asequibles que los Grand Seikos.

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Una vez hemos repasado los fabricantes de los calibres capaces de ofrecer una precisión de ±5 s/año, tenemos que adentrarnos en el terreno de la ultra precisión, un mundo en el Citizen domina hace muchísimo tiempo. Tras la presentación del primer reloj de pulsera de cuarzo comercial el día de Navidad de 1969, el Astron de SEIKO, Citizen se lanzó a superar a su rival nipón, por lo menos en términos de prestaciones. En 1975, anunció el Citizen Crystron Mega, con una precisión de ±3 s/año. El secreto era su cristal de cuarzo que vibraba a 4,1 MHz. Sus inconvenientes eran una pila que apenas duraba unos meses, requiriendo su cambio y el reseteado del reloj. Tampoco podemos ignorar su muy elevado coste, equivalente a unos €18.000 corrientes.

Dicho esto, con los años y el desarrollo de la tecnología solar puntera de Citizen, la empresa lanzó uno de las piezas estrella del certamen de Baselworld 2019. Su nombre, Calibre 0100, no ganó ningún premio de originalidad, pero esta línea de relojes ofrece una precisión de ±1 s/año y una autonomía permanente, gracias a la tecnología Eco-Drive de alimentación solar que incorpora. Esto es un nivel de precisión extraordinario. Si lo meditamos un poco, un reloj cuenta 31.536.000 segundos cada año y este reloj sólo falla por uno.

Citizen vuelve a usar un cuarzo que vibra a una frecuencia altísima, a 8,4 MHz en este caso. Consigue superar la barrera energética gracias a su fuente solar de energía. Su precio sigue siendo de infarto, a partir de los €7.000, más o menos (y unos €16.000 para la versión en oro blanco). Mostramos los tres modelos en las imágenes siguientes, junto con el vídeo de presentación del calibre más abajo. Es muy completo y creo que vale la pena verlo.

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¿Con Cuál Quedarnos?

Esto es cuestión de gustos, presupuestos y las manias de cada uno. Un reloj tiene que gustarle a su dueño y en esta afición esto es lo más importante de todo.

Yo tengo muy pocas manias y disfruto de todo tipo de relojes. Quizás por ello tengo la suerte de contar en mi colección con una pieza con certificación COSC, un cuarzo de alta precisión y un Spring Drive. En los tres casos son relojes GMT, que es mi complicación favorita porque viajo bastante a menudo y soy piloto amateur.

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En vuestras manos queda la decisión, pero la pieza que me acompaña en todos mis viajes es el Longines Conquest V.H.P. , y ahí lo dejo…

9 comentarios en «Cuarzos Súper Precisos»

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