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Brindemos Por Los Que Ya No Volverán

@gorietesfoner

Unos Llegan, Otros Se Van

Existen múltiples facetas de esta maravillosa afición, como la alegría de recibir en casa una pieza nueva en la colección. Sin embargo, a veces tenemos el sentimiento opuesto cuando se toma la dura decisión de dejar marchar algún reloj. Los motivos pueden ser muy variopintos, tan diferentes como la forma y circunstancias en las que vivimos esta locura.

En una fase iniciática, los relojes salen porque vamos perfilando nuestros gustos, descubriendo marcas, diseños o modelos nuevos. Se puede dar el caso de ser un verdadero coleccionista, y en este caso no salen piezas nunca. En otros casos, los más frecuentes, sí que salen. Unas veces es por no querer acumular. Otras veces es resultado de compras compulsivas que producen un “efecto estampida” en la que, como purga, toca poner anuncios de una parte importante de la colección.

En otras ocasiones, salen piezas por no duplicar un concepto, estilo, etc.… Esa nueva entrada nos aporta más exclusividad, tradición, historia, mejor calidad o mejor estado, entre otros motivos. Otras veces, simplemente uno se da cuenta que, aunque es un reloj que encanta, no se le da uso porque no encaja en el día a día, o el desembolso económico no se corresponde con expectativas y es preferible una pieza más humilde, o con su venta se puede financiar la compra total, o en parte, de otro reloj que apetece más.

En estados de tranquilidad o con una colección madura y estable, la entrada y salida de relojes se espacia en el tiempo, es más estudiada y meditada. Se van adquiriendo más conocimientos técnicos y a la vez se va depurando el gusto por marcas y piezas determinadas.

Siendo ésta una pequeña muestra de los múltiples motivos, que seguro podríamos seguir comentando mucho más, me quiero centrar en ese ir y venir de relojes y la tristeza que trae cuando abandonan el hogar.

En los últimos tiempos han salido cuatro relojes de mi colección. Como denominador común tienen que son cuatro relojes “divers” o de buceo. Este tipo de relojes son mi debilidad. A otros amigos les da por los vintage, los de piloto, los cronógrafos… No sé si es por su estética o por la gran atracción que siento hacia el mar, pero yo claramente me identifico mucho con este tipo de relojes.

Por todo ello, y ante el desasosiego que me provoca el dejarlos marchar, sin saber aun si me voy a arrepentir de la decisión tomada, quiero rendir un humilde homenaje a este cuarteto.

EL Cuarteto

En primer lugar, quiero mencionar al Helson Sharkmaster 600. Lo escogí de color blanco, tanto la esfera como el insert de bisel de zafiro, el cual es luminiscente. Todo esto se traduce en un espectáculo cuando lo admiramos a oscuras. Viendo las imágenes, enseguida caemos en la cuenta de que es un homenaje al Omega Ploprof 600, que ya hace tiempo que se dejó de producir, para ser sustituido por su hermano mayor, el Ploprof 1.200. Es un imponente reloj herramienta de 44 mm de diámetro y con una altura nada despreciable de 14,5 mm. Viene en caja monobloque que aloja un movimiento ETA 2824-2 de 25 rubíes. Con una estética muy particular, entre otras cosas, por su original y efectivo bloqueo del bisel, hace que sea el típico reloj que amas u odias. Desde luego, no te deja indiferente.

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Posiblemente estemos ante la mejor inspiración/reproducción disponible en el mercado de este icono marino. Puesta la malla de 24 mm de ancho, te pide a gritos nadar entre tiburones. Lo echaré de menos este próximo veranito y en manga corta.

El segundo reloj en partir ha sido un Tempore Lux V One Crono. Es una marca nueva y este reloj su primer modelo, y fue lanzado desde la plataforma Kickstarter. Esta creado en Mallorca por David Ramírez, que ya apunta maneras y que seguiré de cerca en sus próximas creaciones. Ha sabido aunar calidad a costes muy comedidos, resultando en un conjunto muy atractivo. Dentro de las múltiples opciones que ofrecía David durante la campaña, opté por el diver crono bicompax “panda” que viene en una caja cojín estilo Panerai de 44 mm. El otro modelo disponible era el normal de hora, minutos y segundos ademas de fechador a las tres.

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Entre las opciones en la campaña de Kickstarter se podía seleccionar el calibre de las piezas. Para los tres agujas, se podía elegir entre el todoterreno NH35A, un upgrade al 6R15 que montan los SEIKO “Sumo”, o el SW200-1 suizo. Para el cronógrafo, estaba disponible la opción del meca-quartz VK64 híbrido se SEIKO o el SW510 automático suizo, un fiel sucesor de la serie ETA 7750. Este magnífico calibre cuenta con 27 rubíes, 48 ​​horas de reserva de marcha y oscila a 28.800 vibraciones por hora (4Hz). Es un reloj al que le sientan bien las correas de piel, los cauchos, las milanesas gruesas, etc. Es muy, muy versátil.

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El tercero en mi lista de relojes descartados es el Meccaniche Veneziane Nereide. Es todo un ejercicio de diseño y elegancia, muy equilibrado, como bien se puede observar en las imágenes. Aun siendo muy diferente en forma, la paleta de colores empleados nos recuerda claramente al Tudor Black Bay con bisel de color burdeos. Con un tamaño medio de 42 mm, esta marca proclama la gran calidad del calibre suizo de manufactura empleado, el MV285, un derivado de los movimientos ETA 2824 o Sellita SW200. Es un salto cualitativo importante respecto a calibres de procedencia asiática usados anteriormente.

Pensé que esta pieza podría hacerme olvidar uno de los relojes que me apetecería poseer. Aunque su calidad y acabados son indiscutibles, no ha sido capaz de mitigar mis deseos por el Tudor Balck Bay. El precio de este último, como marca exclusiva que es, me pone algo más difícil dar el último paso; debiendo meditar muy mucho si me tiro a la piscina, y nunca mejor dicho. Por todo ello, de los cuatro, es el reloj del que menos me ha costado despedirme, aunque lo considero un gran reloj.

El final de este relato se lo he reservado a una pieza muy especial. Se trata de un Jean Perret1 Caribbean 700.

Este tipo de cajas Caribbean son muy apreciadas por los aficionados a los relojes diver vintage y se comercializaron bajo el nombre de diferentes marcas. Ahora mismo me vienen los Jenny y Festina a la memoria, entre otros.

La compañía fue fundada por Jean Perret, natural de Ginebra, Suiza. Tiene una larga trayectoria en la historia de la industria relojera que se remonta hasta 1893. A comienzos del siglo XXI, Jean Perret Motres S.A. fue adquirida por un inversor saudí, aunque a día de hoy la compañía está en manos de capital privado de una familia suiza

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La pieza en cuestión tiene un diámetro de 38mm. Es una pieza muy cómoda, compatible con los puños de camisa. Además de la mencionada caja de estilo Caribbean, destaca su movimiento automático ETA 2452, un cristal muy abombado y atractivo sobre un bisel estrecho, que junto con la esfera del mismo color negro, aportan al conjunto una belleza hipnotizadora.

He dedicado bastante tiempo intentando encontrar información sobre este modelo en concreto y puedo decir que es prácticamente imposible encontrar este reloj. En toda la internet, sólo me he topado con otro ejemplar aparte del mío. El resto de las referencias en la red eran entradas antiguas sobre mi unidad, de antes de que yo lo adquiriese. Esto era evidente ya que el caucho que llevaba no era el original. Aun así, su aspecto vintage no lo desmerecía, sino más bien todo lo contrario. En este esfuerzo de investigación me he topado con entradas en la web sobre una revisión hecha a la pieza hace cinco años por una relojería española. Además, he contactado con antiguos propietarios con los que he tenido la oportunidad de charlar distendidamente sobre este Jean Perret.

Una vez tomada la difícil decisión de ponerlo a la venta, en varias ocasiones fue indultado, sobre todo debido a mis tremendas dudas, pero también porque era una pieza tan desconocida. Sabía que, si partía, no volvería jamás a tener otro igual. Pese a ello, hoy en día, lo disfruta un simpático y amable australiano que se puso en contacto conmigo a través de un anuncio que ya había sido retirado. Visto su gran interés y una oferta atractiva con vil metal de por medio, el Caribbean hizo las maletas hacia tierras australes donde James lo luce con una ilusión similar a la de un niño con sus juguetes nuevos.

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Hasta aquí llega esta triste historia que me ha servido de terapia ante la traumática despedida de estas cuatro piezas, como si de hijos se trataran. Ya sé, exageramos un poco… Junto a las recientes llegadas, escribir esto me ha reconfortado de tan amargo trago. Aunque estas adquisiciones, claro está, son un tema digno de otra historia.

¡¡¡SALUD!!!

1 La web de la empresa no funcionaba cuando la testamos por última vez.

4 comentarios en «Brindemos Por Los Que Ya No Volverán»

  1. Peculiar

    Ufff…..que pena lo del Perret.

    Dicen que; “sarna con gusto no pica” me refiero porque ha entrado dinero a cambio, pero en nuestro mundillo yo diría que siempre pica un poquito, sobre todo cuando se leen artículos como este.

    A mí me pasa exactamente lo mismo cuando veo según que modelo, enseguida pienso con cierta nostalgia; – …..yo lo tenía –

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