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Elgin Veritas 23 Jewels

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Hola amigos.

Hoy os quería presentar un reloj, que a mi parecer, representa el final de una era. Una etapa en el tiempo (1880-1905) donde la industria relojera norteamericana se consolida y crea piezas de alta relojería que pasarán a la historia de la horología mundial.

El reloj en concreto, fabricado por una de las grandes empresas del momento, se trata del “Elgin Veritas” en su grado más alto (214) y es, a mi parecer, el más alto exponente de los relojes fabricados en aquella época.

Pero vamos a ponernos en contexto, tal como vimos en la entrega sobre Hampden.

Existía una “guerra abierta” entre muchas compañías de relojes. Cada una de ellas quería un buen trozo del pastel que suponía el floreciente negocio del ferrocarril. Esta guerra no sólo se tradujo en intrigas y conspiraciones, sino que dio pie a que de las fábricas saliesen relojes con más incorporaciones técnicas, más joyas, mejores decorados… en definitiva: todas ellasse esforzaron para sacar su estandarte. Las reglas prescritas por Ball en 1893 y revisadas en 1906, que trataremos en profundidad durante las próximas entregas, fueron sin duda alguna la espoleta que incendió esta guerra.

Creo que es muy importante mencionar que en este periodo de tiempo surgieron muchas compañías nuevas, y se consolidaron las existentes. Si bien muchas de estas compañías fabricaban relojes para el mercado doméstico (relojes más asequibles en algunos casos), la gran mayoría se puso a fabricar relojes destinados para el ferrocarril. Compañías como Hamilton, Columbus, Ball Watch Co., o las consolidadas como Elgin, Illinois, o Waltham, centraron sus esfuerzos en fabricar los mejores relojes para el ferrocarril. Si queréis tener una buena vista panorámica de este periodo tan fértil y productivo, no tenéis nada más que echar un vistazo a este magnífico enlace.

Todos los que nos queremos iniciar en el coleccionismo de relojes ferroviarios norteamericanos, nos hacemos la misma pregunta al principio. ¿Cuál es el mejor reloj ferroviario? La respuesta es simple, todos.

No me cansaré de repetir que los relojes destinados al uso del ferrocarril son relojes “herramienta”, pero aún así, en un artículo muy interesante redactado por un miembro de la National Association of Watch & Clock Collectors (NAWCC), el Sr. Kent Singer, encontramos una clasificación sobre los relojes que se construyeron para uso ferroviario y su evolución en el tiempo. No me voy a extender más sobre este tema (de momento) pero si me gustaría apuntar que estas “puntas de lanza”, estos “High Grade”, marcaron una época. Afortunadamente, os puedo ir enseñando en este espacio este tipo de reloj, ya que mi reducida colección se centra en ellos. Todas ellas superaban con creces los estándares requeridos por las corporaciones del ferrocarril.

Pero vamos a examinar el protagonista de esta entrada.

Exactamente el 6 de marzo de 1901, Elgin sacó al mercado el grado “Veritas” en tres variantes, 23J, 21J y 19J, todos ellos diseñados especialmente para uso ferroviario, como podemos ver en el boletín de noticias de la época:

Si nos vamos a la imprescindible Pocketwatchdatabase, o a la Elgin database, vemos que pertenece al grado 214, variación “Veritas”, tiene 23 rubís (incluido el del barrilete de carga), esta ajustado a 5 posiciones, temperatura e isocronismo. Y en este caso, Elgin tiró la casa por la ventana en multitud de detalles: como el tener todo el tren de rodaje de oro (y no solo la rueda central, como era lo habitual). Engarzó diamantes de talla Rosa en el eje de volante, aunque no en todos los ejemplares. Es habitual encontrar muy buenos ejemplares con un rubí, en vez de un diamante tallado. Elgin también se adelantó a las futuras prescripciones de Web C. Ball, dictadas en 1906, dotando al Veritas de “double roller”. Mas adelante volveremos a este tema. Mi unidad data de aproximadamente de 1904, y tuvo un total estimado de producción de 24.000 ejemplares.

En esta imagen podemos apreciar el conjunto del eje del volante y su diamante tallado.

Aquí una imagen de catálogo con su respectivo precio, nada desdeñable en la época.

Un inciso: antes de pasar a cuestiones técnicas, me gustaría resaltar que el precio de este reloj (virtualmente creado para un duro trabajo y su empleo diarío) no era nada despreciable para la época, aunque no fuese el más caro. Además, el mismo correspondía exclusivamente al movimiento del reloj. A ello se le debía sumar el precio de la caja. Según el cálculo de inflación del dólar, el coste total del reloj con una caja de calidad ascendería a lo que son hoy un poco más de $3.000

El trabajador adquiría el reloj por su propia cuenta mediante crédito (más gasto a sumar) o le era ofrecido por la compañía y se le iba descontando de su salario mensual. Imagino que los gastos del mantenimiento del mismo irían a cargo del propio asalariado. Para que nos hagamos una idea, el salario medio de un conductor de tren, era de 3$ al día, con jornadas de trabajo que llegaban a las 70 hoas semanales. El sueldo de ingeniero jefe no era mucho más elevado.

Si nos fijamos con cautela en el movimiento, vemos que en este caso la pletina es de ¾. Por norma general, todos los relojes ferroviarios de talla 18S hasta la época, tienen la configuración de pletina completa (como hemos podido ver en las anteriores entregas). Con este movimientouna, Elgin cambió una tradición anglosajona de construcción de relojes en Norteamérica, que se remontaba a décadas anteriores, y que pudimos conocer a través de este interesantísimo libro.

Las causas de este cambio se han discutido mucho (desde crear relojes más finos, más cómodos de llevar como ya advirtió Gruen y que vimos en un capítulo anterior. También por la influencia de relojes europeos que aparecieron en el mercado norteamericano, como los de Vacheron Constantin y de Longines, y, como no, por puros motivos estéticos. Así se creó un producto nuevo y más atractivo para los consumidores. He encontrado un artículo en la NAWCC que habla sobre ello, pero no he podido tener acceso a él. Mi opinión personal, y más viendo como se desarrollaron calibres posteriores que dominaron la esfera del ferrocarril con tamaño 16S, Elgin acertó de lleno. En siguientes entregas, hablaremos sobre los 16S.

He encontrado un precioso diagrama en una web de amigos de Elgin, del mecanismo del “Veritas” 214 y que me encantaría compartir con vosotros.

O este otro, realmente interesante, donde apreciamos los elementos del calibre.

Otra de sus características técnicas más importantes es la incorporación del “double roller”, que ya se hizo “obligatoria” en los relojes de nueva construcción a partir las especificaciones de 1906 dictadas por Web C. Ball. El “Double Roller” garantizaba que la horquilla de escape se mantuviese firme en su posición, hasta recibir un nuevo impulso del volante, evitando que este se bloquease. Una imagen gráfica nos ayudará a comprender mejor su funcionamiento.

Elgin incorporó a su grado “top” un muelle real mas largo y resistente que dotaba al reloj de una capacidad de marcha de 42h, como podemos apreciar en una publicidad de la época.

La fábrica Elgin preparó un libro de catálogo para su lanzamiento al mercado que es realmente espectacular y que, afortunadamente, se ha conservado entero.

Poco más voy a añadir sobre el reloj; insistir que en su momento fue el máximo exponente (a mi parecer) de una época dorada de la relojería norteamericana, y que dio pie a una nueva forma de fabricar relojes, en una poderosa industria que cambió al final de la WWI y de la que intentaremos ver sus aspectos en otras entregas.

PD: Se me olvidaba, encontré una curiosa publicidad o noticia sobre el Elgin Veritas. No se a ciencia cierta si alude al hecho histórico al que hace referencia, o es producto de la imaginación (eso lo dejo a vuestra elección queridos lectores).

Y para finalizar, un interesante documento gráfico sobre Elgin.

Gracias, como siempre, por vuestra atención.

3 comentarios en «Elgin Veritas 23 Jewels»

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