@peteflay
A muchos aficionados a los relojes se nos ha pasado por la cabeza alguna vez el desprendernos de toda nuestra colección y tener un solo reloj que usemos para todo y para cualquier ocasión: que sea discreto, elegante pero informal, que no pase de moda y que no nos suponga un quebradero de cabeza a la hora de elegir qué reloj ponernos cada día en función de nuestro estilo de vida. Benditos problemas del primer mundo.
Luego miramos nuestra caja y nos es casi imposible desprendernos de ninguno, o si lo hacemos, rápidamente lo sustituimos con otro o con varios en algunos casos. La verdad es que es una idea muy romántica la de tener y usar un solo reloj, que nos identifique plenamente y que podamos legarlo a nuestros descendientes, tal como hacían nuestros padres y abuelos y como hace mucha gente hoy en día que no es afectada por esta locura de la afición a los relojes, pero que le gusta disfrutar de un buen reloj y sólo uno.
Normalmente este tipo de relojes “para todo” son relojes de corte sencillo, sin grandes complicaciones ni alardes estéticos y con un diseño sobrio. Entre sus características yo destacaría que tuviesen biseles lisos y pulidos, tamaños contenidos (de 39 a 41mm máximo), con brazalete (lo cual garantiza más su durabilidad) y cuya mayor virtud sea la versatilidad. Son relojes que sirven perfectamente para nuestro día a día, así como para ocasiones más formales y que no desentonan en un ambiente informal.
Se podría pensar que relojes del tipo “diver” clásico como el Rolex Submariner o similares pueden funcionar como relojes para todo, ya que mucha gente los usa de esta manera con mucho acierto y es verdad que no desentonan como “relojes para todo”.
Sin embargo, no debemos llevarnos a engaño. Un “diver” es un reloj eminentemente deportivo. Aunque en el imaginario colectivo siempre tenemos presente a personajes de ficción (o no) impecablemente vestidos y adornados con un reloj “diver”, en mi opinión este tipo de relojes no serían el paradigma de la sobriedad o la sencillez ni tampoco de la elegancia. Sí, los modelos actuales de “divers” son mucho más brillantes que los de antaño y han perdido ese carácter de “reloj-herramienta” que los hizo famosos, pero siguen proyectando función y propósito.
Concretando un poco más y centrándonos, por ejemplo, en dos de las marcas de lujo más conocidas como Omega y Rolex, encontramos ejemplos diversos modelos del tipo “relojes para todo” que escapan del diseño “diver” y que son mucho más versátiles que éstos, tal como pueden ser el Omega Aquaterra, el Rolex Datejust y el Rolex Explorer. Subiendo un peldaño nos encontramos con el famoso “Nautilus” de Patek Philippe y bajando varios está el recientemente lanzado Tissot Gentleman.
Pero el reloj que nos ocupa en este artículo se sitúa en lo que se conoce como “gama media” o incluso “gama media-alta” si nos atenemos a la historia, el prestigio y el posicionamiento actual de la marca. Se trata del Longines Conquest Sport, referencia L3.777.4.58.6.
Longines es una marca suiza de las más antiguas, conocidas y populares. Fue fundada en la localidad suiza de Saint-Imier en 1832, donde aún tiene su sede principal. Es conocida por ser la marca registrada en activo más antigua del mundo, al igual que lo es su logo (un reloj de arena alado). También destaca por haber sido pionera en la mecanización e industrialización de los procesos constructivos de los relojes suizos a finales del s. XIX, que hasta esa fecha estaban en manos de artesanos independientes que fabricaban cada pieza por separado.
La marca también posee un extenso catálogo de aportes técnicos en cuanto a calibres y diseños se refiere, siendo uno de los más conocidos e icónicos el reloj de submarinismo Legend Diver, o el Hour Angle diseñado en colaboración con el piloto Charles A. Lindbergh como instrumento de navegación para pilotos.
Longines también es conocida por su relación con el mundo de la hípica desde finales del s. XIX, una relación que sigue vigente hoy en día gracias a patrocinios de diversos eventos hípicos, así como de otros eventos deportivos.
Desde hace muchos años Longines está bajo el paraguas del gigantesco Grupo Swatch. A diferencia de otras marcas del grupo ubicadas en el segmento medio-bajo (Tissot, Hamilton, Certina) Longines mantiene una cierta independencia y estructura propia dentro del grupo, con una sede independiente de la central (su sede primigenia, como ya hemos comentado) al igual que otras marcas del grupo de segmentos superiores que disfrutan del mismo privilegio, tales como Omega, Breguet o Blancpain.
Este último factor, unido a otros aspectos, confieren a Longines un posicionamiento especial dentro del grupo. Por un lado, su prestigio e imagen son de lujo. Por otro, sus relojes se ofrecen a precios relativamente contenidos. Por todo ello, Longines, a caballo entre estas estos dos factores, es un ejemplo perfecto del denominado “lujo asequible”.
Impulsada por el Grupo Swatch, que de un tiempo a esta parte está posicionando a Longines dentro de este segmento al que me he referido, la marca sigue la estrategia de lanzar muy buenos productos y acertados diseños a unos precios muy contenidos para su calidad, aunque todavía relativamente altos.
Mi opinión personal es que poco a poco el Grupo Swatch pretende colocar a Longines en el espacio que ocupaba Omega hace unos años y a esta última, catapultarla al nivel en el que se encuentra su más directo competidor, Rolex. No sé si el Grupo Swatch conseguirá su objetivo con Omega, pero pienso que sí lo hará con Longines, porque la verdad es que la marca está haciendo las cosas realmente bien en estos últimos años.
El Longines Conquest Sport, tal como apuntaba al principio, es uno de esos relojes “para todo” y que puede ser usado perfectamente como único reloj.
Tiene un diseño sencillo, sobrio y elegante, pero a la vez con un punto deportivo (en gran medida gracias a su brazalete de acero) que lo hace muy versátil. Del Conquest Sport encontramos varios tamaños y acabados en catálogo, con calibres de cuarzo y automáticos. Quizás la referencia más representativa sea la versión automática con brazalete y esfera negra. En este caso el elegido ha sido el modelo de 41 mm, pero también se presenta en tamaños de 34, 39 y 43 mm.
Su caja está muy bien construida y acabada, alternando superficies pulidas y cepilladas, con un guarda coronas muy característico de la línea y que comparte con el Hydroconquest. Su bisel es liso y pulido, lo cual le confiere un aspecto muy elegante, pero a la vez es un imán para los arañazos si no vamos con un poco de cuidado.
El brazalete es robusto y está muy bien construido, con los eslabones centrales pulidos y los laterales cepillados. El cierre es del tipo “mariposa” de acero macizo con el logo y el nombre de la marca grabados.
La esfera está lacada en negro y los índices son rectangulares y recubiertos de Super-LumiNova. A las 12 h y las 6 h presenta números arábigos sin luminiscencia. Esta, si bien no es muy potente, cumple con su función y podemos leer la hora perfectamente durante toda la noche. Al lado del marcador de las 3 h se abre una ventana con la fecha.
Las agujas de horas y minutos tienen forma de espada y también están recubiertas de lumen en su parte central. El segundero es un fino estilete sin lumen.
La “literatura” en la esfera es escasa, lo cual contribuye a la limpieza de la misma. Podemos ver el logo y el nombre la marca en la parte superior y en la inferior la leyenda “AUTOMATIC”. Justo debajo está la leyenda “30bar (300 meter)” lo cual nos indica su excelente resistencia al agua.
El cristal es de zafiro con varias capas de tratamiento antirreflejos en su parte interior. La corona es roscada. Hay que decir que no es habitual encontrarnos con coronas roscadas en este tipo de relojes (a no ser que formen parte de colecciones “marinas”, como el Aquaterra de Omega). Pero mucho menos común es encontrarnos con un reloj de este estilo que tenga una resistencia al agua de 300 m, lo cual dice mucho de las situaciones en que podemos usar este reloj a diario, para lo que evidentemente está diseñado.
El fondo (prácticamente idéntico al del Hydroconquest) está grabado con la primera versión del logo de la marca, junto a la leyenda “E.F. & Co.”, en referencia a Ernest Francillon, sobrino del fundador Auguste Agassiz, que fue quien heredó la marca de manos de su tío y quien la impulsó en cuanto a sus procesos de industrialización. También podemos apreciar en la trasera el nombre del modelo “Conquest” y varias referencias y números relacionados con las características y la serie del reloj.
En el interior late el calibre L888 (también usado en otros modelos de la marca). No es otro que el ETA 2892-2, pero modificado. Sus alternancias bajan de 28.800 a 25.200 vph (3,5 Hz) y eso hace que se aumente la reserva de marcha de 38 a 64h, aunque en realidad son algunas más. En este sentido hay que apuntar que aunque no se trata de un calibre manufactura y que ni siquiera está diseñado por la marca sino suministrado por ETA (propiedad del Grupo Swatch), es un calibre que no utiliza ninguna otra marca del grupo (a diferencia del calibre Powermatic 80) ni ninguna externa al grupo.
Este último factor contribuye a dotar al movimiento y por ende al reloj, de un cierto aire de “exclusividad” que se puede percibir como un valor añadido y que marca un poco la diferencia entre Longines y las otras marcas situadas más abajo dentro del Grupo Swatch. Es decir, no monta calibres manufactura como las marcas de gama alta del grupo como Omega, Breguet o Blancpain, pero tampoco movimientos estándar como las del segmento medio-bajo donde se sitúan Tissot, Certina y Hamilton.
Es indudable que el Longines Conquest Sport bebe de las fuentes estéticas de un icono de la relojería como es el Rolex Explorer, pero en mi opinión tiene la suficiente originalidad y carácter para ser considerado inspirado por ningún otro reloj, y mucho menos para ser considerado un homenaje. Es un reloj con personalidad propia, con una estética muy cuidada y unos acabados y una “calidad percibida” muy alta para un reloj de este rango de precio. No hay que olvidar que estamos hablando de un reloj con un PVP de €1.100, pero que podemos encontrar por alrededor de €800 nuevo con un poco de esfuerzo. Por esto antes he enfatizado lo del “lujo asequible” en relación a este reloj.
Aunque no todo son parabienes, ya que en mi opinión y en la de otros usuarios y aficionados, el reloj tiene algunos puntos flacos.
El más significativo para mí es el llamado “lug-to-lug”, es decir, la distancia de asa a asa, que es de 50 mm. Unido a sus anchas asas, los 21 mm del brazalete y los guarda coronas sobredimensionados, hacen que el conjunto se vea mucho más grande de lo que podrían hacer pensar esos contenidos 41 mm de diámetro. De hecho, comparado con mi Omega Seamaster 300 de 41 mm (conocido coloquialmente como el “no-olitas cerámico”), el Longines se ve mucho más grande y voluminoso. Quizás para muñecas pequeñas como la mía, de 16 cm de diámetro, sería mejor la opción de 39 mm, pero eso ya entra en el campo de las manías personales y las filias y fobias de cada uno respecto a los tamaños de los relojes.
Aquí lo podéis ver en la muñeca de 17,5 mm del compañero @aviation_watch, apreciándose que sus dimensione funcionan sin ninguna duda en muñecas más grandes.
Otro punto polémico de este reloj son los guarda coronas. A mi parecer son demasiado aparatosos y pueden llegar a molestar cuando se lleva el reloj, a parte de que dificultan un poco la manipulación de la corona. Lo positivo es que gracias a ellos es verdaderamente difícil que la corona se abra o se desenrosque accidentalmente.
Otro elemento del cual he leído alguna queja es sobre el cierre, que en algunos casos puede sobresalir demasiado del brazalete y por eso mismo llegar a resultar incómodo, aunque esta no es mi experiencia personal. Sí que se echa en falta los micro ajustes, lo que ha llevado a algunos a sustituir el cierre del Conquest por el del Hydroconquest, ya que lleva micro ajustes y pestaña de seguridad, además de ser compatible con el brazalete del Conquest.
De todas formas, me gustaría resaltar que el brazalete dispone de dos medios eslabones que ayudan a encontrar el punto de ajuste con el que cada uno se sienta más cómodo (en mi caso lo he encontrado sin problema). En mi opinión, el cierre original le aporta una elegancia y sobriedad que no tiene el del Hydroconquest, al tratarse este último de un reloj de buceo.
En conclusión, el Longines Conquest Sport es un reloj perfecto como “reloj para todo” y también como único reloj, tanto por su versatilidad, diseño, estilo, características técnicas y prestaciones, como por sus buenos acabados y la gran imagen de marca, a un precio relativamente asequible y que puede colmar las aspiraciones de quienes solo quieren disponer de un buen reloj para su vida diaria.
Muchas gracias por presentarnos este longines. Una marca a la que tengo un gran aprecio.