@thepocketwatchman
Como muchos de vosotros ya sabréis, mi afición por los relojes rusos y soviéticos me ha llevado a dedicar mi tiempo a estudiar, comprender e intentar verter el respeto que siento hacia esta parte de la historia horológica y que, con humildad, he intentado exponer en nuestra categoría The Russian Watch Corner.
¿Pero cómo empezó todo esto? Hace ya bastantes años, la que era por entonces mi compañera de viaje, en una escapada a San Petersburgo trajo consigo un pequeño obsequio para mí que iba a cambiar mi vida y me metería de lleno en esta afición. Efectivamente, se trataba de un reloj ruso de una marca de la que nunca había oído hablar y que se convertiría en mi primer reloj automático y que conservo y guardo como oro en paño. Era un Vostok Amphibia 420.
El reloj costaba unos €35 euros (hoy se vende por €45) y pronto se convirtió en mi compañero de fatigas. Lo llevaba puesto todo el día, ya fuese en la montaña, en mi trabajo, en el mar… Resumiendo, era un verdadero reloj “todoterreno”. Sus cualidades y resistencia me hicieron investigar sobre esta marca, descubrir su historia y por ende, narrarla con mis propias palabras aquí.
Una tarde de verano, visionando una de mis películas favoritas (Tiburón, 1975), vi que uno de sus protagonistas (Richard Dreyfuss, en el papel de biólogo marino) llevaba en su muñeca un reloj que me pareció muy interesante.
Se trataba de un reloj Alsta, hoy en día prácticamente imposible de encontrar, del que sin embargo se había hecho una reedición moderna, a mi parecer muy cara y que ha tenido muy poca aceptación entre los aficionados. En la siguiente imagen podemos apreciar el reloj original, que hoy en día está muy valorado.
Como mi presupuesto no daba para tanto, me acordé de mi querido Amphibia y decidí mirar el catálogo de Vostok. Di con un reloj que tenía una caja muy parecida y una estética muy similar a la del reloj con el que me había encaprichado. Se trataba de todo un clásico en la colección de Vostok, el conocido como “Scuba Dude” o Vostok 710, que actualmente aún sigue en producción. Así que por poco más de €40 ya tenía en mis manos un reloj muy parecido al de la película.
Sin embargo, empecé a leer en foros que una de las ventajas que tenían los relojes Vostok, era que paralelamente se vendían piezas (ya fuesen de la misma fabrica o de terceros) para poder modificarlos, así que ni corto ni perezoso decidí hacer mi primera modificación. No soy especialmente amante de las modificaciones de relojes, pero tengo que admitir que hay algunas que me gustan y con un poco de dinero, puedes hacerte un reloj a tu gusto.
Lo primero que hice fue matizar la caja, que era pulida a espejo (sinceramente, no me gustaban los brillos de esta). Le cambié el bisel, el insert y las agujas originales por unas de pala. Este fue el resultado.
Como podéis ver, la caja matizada realza su aspecto vintage. El insert y el bisel también se acercan más a la idea del Alsta de la película.
El brazalete vintage (de 18 mm) hace que el reloj parezca más contundente de lo que es. También le cambié la tapa trasera por una que lleva grabado el mismo buzo de la esfera. En definitiva, por unos €35 más conseguí darme el capricho.
El Amphibia clásico lleva el calibre de manufactura automático Vostok 2416B, un calibre robusto y muy fiable, que se fabrica desde los tiempos de la Unión Soviética.
Su cristal es de Lucite, un material muy resistente y fácil de pulir si se raya.
En general, estos relojes siguen el mismo proceso de fabricación como cuando aparecieron a finales de los años 60.
Creo que el resultado en general es bastante satisfactorio. Quizás algunos (o todos) os preguntaréis por qué defino a este reloj como “honesto”. La respuesta es muy simple, creo que no se puede encontrar en el mercado nada mejor y más barato que un Amphibia clásico. Generalmente se tiende a despreciar a los relojes baratos ¿pero qué reloj te puede ofrecer tanto por tan poco dinero? Un reloj con personalidad propia, una historia detrás muy interesante (os invito a leerla), un verdadero diver, resistente y al que parece que no le afectan los golpes.
Me ha acompañado al mar cientos de veces y nunca he tenido problema alguno con él.
Mi reflexión final es poder compartir con vosotros que aun hoy en día se puede disfrutar de la relojería mecánica sin tener que gastarse mucho dinero, resultando una gran satisfacción que me dan este tipo de relojes, que no encuentro en otros mucho más caros.
Muchas gracias, como bien dices un reloj honesto.
Tal vez “honesto” sea uno de los adjetivo que mejor defina los relojes soviéticos y por extensión a algunos rusos .
Sin oropeles, ni publicidad, pero así y todo encontramos diseños maravillosos, o como mínimo curiosos, o complicaciones inusuales, o soluciones técnicas sorprendentes o el testimonio de momentos históricos.
Muchas gracias otra vez por acercarnos un buen reloj, un reloj honesto sin tener que pagar intangibles.
Buena reflexión. También me parecen relojes honestos. Cuando indagas un poco más puedes conocer las ventajas y limitaciones de estos relojes. En mi caso me parecen un imprescindible para una coleccionista de relojes interesado en conocer la historia, tipología, características técnicas y estéticas de este tipo de relojes (quizás no recomendaría un Amphibia para un neófito en la materia). Las posibilidades con estos relojes, son infinitas.
Un cordial saludo amigos.