Cuinant, En El Corazón De Mallorca

@gorietesfoner

Como venía siendo habitual hasta hace unos meses, nuestro grupo de amigos se reunía prácticamente todos los jueves y así continuábamos con las buenas costumbres de charlar de nuestras cosas y menesteres horológicos, mientras dábamos buena cuenta de algún plato rico, sirviendo como excusa que a nadie engañaba.

Muchas cosas han cambiado desgraciadamente y una de ellas ha sido el poder vernos con asiduidad. En estos tiempos complicados, con restricciones impuestas para evitar males mayores, valoramos muchísimo estos buenos momentos.

Por todo ello decidimos juntarnos en el corazón de la isla que no es otro que la ciudad de Inca. El compañero @jeroni0 nos había hablado del buen hacer de Jaume March que está al frente del establecimiento Cuinart. Su propuesta de un menú cerrado agradó al grupo y decidimos comprobarlo in situ.

Así que seleccionamos un jueves de finales de julio y nos congregamos en el restaurante, situado la Calle de La Gloria Nº 103, para poder seguir con nuestras entrañables y sanísimas tradiciones.

Como siempre, hubo conversación, risas y mascarillas… ya que Marga (@m.mir.alzina), haciendo gala de su profesión de modista nos entregaba unas magníficas de tela con filtro intercambiable. Para el evento nos había preparado unas con la ola de Kanagawa que cualquier entusiasta de SEIKO conocerá y seguramente profesará devoción. Por supuesto, nos encantaron.

Una vez sentados, empezamos a disfrutar de los relojes de nuestros compañeros.

Como de costumbre, prestamos especial atención a las últimas incorporaciones a las colecciones, varias peticiones previas de relojes para poder comparar o probar en muñeca propia, incluso alguno se trajo parte de su colección para que pudiese ser admirada por los amigos que, por circunstancias varias, no habían podido verlos previamente o, como en mi caso, simplemente para poder volver a disfrutar de nuevo de tales relojes.

Este fue el caso con una magnífica caja ocupada mayoritariamente por cronos SEIKO 6138 y 6139, que pudimos admirar de primera mano y que merecen sin duda alguna mención aparte, con dos modelos a destacar.

En primer lugar, todos disfrutamos de grial de los 6138, el Speedtimer con la ref. 6138- 8010, un crono con un estilo racing impresionante y muy apreciado por los entendidos de la marca. El modelo del que os hablo se fabricó brevemente, durante 1972 y 1973, y sólo para el mercado japonés, de ahí que sea tan difícil de encontrar.

Otro ejemplar excepcional es el 6139-6010 que tuvimos la ocasión de ver en vivo. Su valor anecdótico es que Bruce Lee poseía un ejemplar de este reloj. Pero dicho esto, lo que hace excepcional a este reloj en concreto es que a fecha de hoy se trata de la unidad más antigua que se conoce, por lo que os podéis imaginar transmite una sensación muy especial.

En medio de la alegría de tan preciada compañía humana y material, se nos obsequia con un aperitivo mientras va llegando un indispensable en cualquier buena cena que se precie: el vino. Para la ocasión un blanco verdejo Finca Montepedroso del 2019 y de tinto, un valor seguro como es el Rioja, un Sierra de Cantabria selección 2018, ambos correctísimos y muy solventes. Del agua no hace falta comentar nada, entraba bien…

A partir de este momento, Jaume March, de manera afable y sencilla nos presentó muy profesionalmente todos y cada uno de los magníficos platos que nos sirvió a medida que transcurría la velada. Nos quedó clara su gran experiencia en la elaboración de sus creaciones, donde productos locales de primera se fusionan de forma extraordinaria con ingredientes ajenos a nuestra gastronomía más tradicional, reinterpretando muy acertadamente ciertos platos de Mallorca. Ofrece un contrapunto interesante y en muchos casos sorprendente, provocando un festival de sensaciones y emociones en el paladar.

Nada mejor para sofocar los calores estivales que empezar con una crema fría de mozzarela, tomate, crostones y pesto verde, absolutamente deliciosa y refrescante en la que cada ingrediente aportaba su sabor en perfecto equilibrio.

El segundo plato propuesto por nuestro Chef fue un pastel de calabacín con una sepia muy tierna, lo cual es siempre de agradecer y demuestra la primerísima calidad de la materia prima. Se presentó acompañado por nuestro “fonoll marí” (hinojo marino), el cual le proporcionaba junto con el trampó ese punto de sabor isleño tan característico.

Proseguimos con una exquisita merluza fresca en tempura de almendra que descansaba sobre un lecho de nuestra querida escalibada y a la que acompañaba una excitante emulsión de alcaparra. Un plato delicioso hasta el último bocado y con una perfecta armonía.

Seguimos con solomillo de cerdo macerado convenientemente en soja y naranja, acompañado de un nido de patatas paja. Le aportaba un toque de dulzor la salsa de higos confitados que, junto a un sofrito de berenjenas con cúrcuma, provocaron uno de los contrastes más espectaculares de la velada.

Llegado el momento esperado por los golosos y con el que se culminaba la degustación de cinco platos, para el postre nos había preparado una greixonera en la que no podía faltar la tradicional ensaimada sobre crumble, ciruelas, fresas y un coulis de violetas absolutamente soberbio.

Como era de esperar, el encuentro se alargó el tiempo necesario para dar paso a los cafés, digestivos y copas balón para los más “canallas”, pudiendo proseguir con nuestras conversaciones varias sobre la rabiosa actualidad y como no, los relojes. Cada encuentro es una maravillosa experiencia en la que poder compartir afición. Siempre está la nota amarga que por la distancia o por compromisos ineludibles, algunos de nuestros amigos no pudieron acudir. Por ello, es imprescindible pensar ya en la siguiente.