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Hola amigos, hoy en la quinta entrega de “A todo tren” no voy a hacer ninguna presentación, pero voy a intentar exponer un hecho que acaeció entre mediados del S.XIX hasta bien entrado  el S.XX ligado al ferrocarril y a la industria norteamericana de relojes. Este hecho en concreto trata de como la industria relojera suiza inundó de réplicas y  falsificaciones el mercado norteamericano, algo análogo a lo que hace China hoy en día en la escena relojera mundial.

Como bien hemos visto en las anteriores entregas, a mediados del S. XIX, la industria norteamericana de relojes empezó a desarrollar métodos de producción propios y a fabricar relojes de excelente calidad. Estos en gran mayoría iban destinados a la gente que trabajaba en el ferrocarril, pero también había una gran demanda para el mercado doméstico. En definitiva, eran relojes de excelente calidad a precios razonables. Este éxito no pasó desapercibido en la vieja Europa, donde la industria británica, muy ligada a la norteamericana por tradición, dominaba la escena relojera. Muchos fabricantes suizos se vieron contra las cuerdas y decidieron (para despegar económicamente) fabricar falsificaciones o imitaciones de relojes americanos (de baja calidad y a menor coste) que distribuyeron en algunos casos clandestinamente en el nuevo y suculento mercado norteamericano. ¿ pero, eran todos estos relojes suizos falsificaciones? ¿había entre ellos relojes honestos y de calidad que solo intentaban imitar el estilo de los norteamericanos? ¿Hubo marcas suizas que trabajaron para el ferrocarril? Vamos a verlo.

Debemos retroceder a la década de 1860 que es cuando se tiene por primera vez constancia documental  de los primeros relojes de fabricación estadounidense utilizados en el ferrocarril de Pennsylvania.  Estos fueron algunos modelos de Waltham tamaño 18s PS Bartlett y de la compañía Elgin BW Raymond o HH Taylor. Estos modelos  tenían entre 13 y 15 Rubíes  y estaban ajustados a temperatura e isocronismo y ofrecían un mínimo de calidad y exactitud para ser utilizados con garantía por el ferrocarril.

Aquí tenemos un buen ejemplo temprano de lo que podríamos denominar como “una verdadera y temprana falsificación suiza de aquellos relojes”. Si nos fijamos con atención, advertimos detalles que pronto nos indica su naturaleza fraudulenta. El primero y que salta a la vista es el nombre del fabricante “Waltdham” en vez de “Waltham” y el nombre del modelo en concreto “Barzlet” en vez de “PS Bartlett”.

Entrando en aspectos técnicos, el sistema de regulación en bastante anterior a la fecha de la posible fabricación de esta falsificación (Circa 1860) y también podemos ver claramente que el volante no esta cortado longitudinalmente en su totalidad, sino solo parcialmente, lo que nos indica que no está ajustado a temperatura. Lo más parecido que he encontrado en el tiempo, pero real es este modelo. Un modelo 1857 PS Bartlett.

Durante las dos décadas siguientes, con la guerra de Secesión de por medio, el ferrocarril desarrolló un incremento exponencial de sus vías con su expansión hacia el Oeste del continente, donde se colonizaron nuevos territorios y también sirvió como símbolo de cohesión nacional. Este fenómeno supuso, aparte de un gran crecimiento económico en el país, una reorganización de los usos horarios y la creación de una comisión de control del tiempo para organizar y garantizar el buen funcionamiento del mismo. Esto lo vimos ya mas detalladamente en la primera entrega.

y más concretamente en este enlace.

La industria relojera no se podía quedar al margen y pronto los relojes salidos de sus fábricas, empezaron a adoptar y a patentar mejoras técnicas y de producción. Se aumentó el número de rubíes, se afinaron los materiales y los acabados y se ajustaron los relojes de fábrica a diferentes posiciones.

Un buen ejemplo lo podéis encontrar en las presentaciones dos y tres, en la figura del Waltham Vanguard y del Hampden Special Railway respectivamente.

Si bien estos dos relojes representan el grado más alto de su producción, lo normal era que los relojes ferroviarios tuviesen entre 17j y 21j y cumpliesen con las ordenanzas fijadas por el “Standard Code of Railroad Operating Rules” que posteriormente y debidos a varios accidentes ferroviarios, se fueron adaptando y mejorando en pro de la seguridad.  En 1893 la “General Railroad Timepiece Standards Commission” y más adelante en 1906  dictamina, revisa y actualiza las prescripciones que cualquier reloj norteamericano debía superar para poder operar en el ferrocarril. Esta comisión liderada por Web C Ball (que después creó su propia fábrica de relojes) supuso que la industria norteamericana  alcanzase cotas de perfección y producción que le dieron fama internacional. Estas normas las voy citando en cada entrega que he redactado pero no está de mas volver a recordarlas en este enlace.

Uno de los requerimientos dictados que nos interesa en nuestra narración es aquel que dice que “los relojes utilizados en el ferrocarril deberán ser de fabricación norteamericana”. Evidentemente esta es una medida proteccionista redactada por la propia industria norteamericana en pro de sus intereses comerciales, pero también se utilizó para poner freno a la irrupción de falsificaciones suizas que estaban aumentando en número. Antes de ver como era una falsificación de esta época, me gustaría apuntar que cualquier “Swiss fake” difícilmente acabaría en manos de un maquinista, ingeniero o personal de estación de un ferrocarril en concreto. No debemos olvidar que sus relojes debían pasar una revisión semanal para ser ajustados si fuese necesario y se llevaba un control anotado del mismo de manera muy rigurosa. Pero sin embargo ocurría.   Aquí un ejemplo un poco más tardío del tipo de control que llevaban los inspectores ferroviarios.

Y aquí un ejemplo de falsificación o imitación  más común que se podía encontrar durante las dos últimas décadas del S, XIX.

Si nos fijamos con atención, vemos que el rubí del tren central de rodaje,no es tal sino  de metal y se debió despintar con el tiempo. También vemos la grafía “Heat and Cold”, grafía que nunca un reloj norteamericano lució en su pletina. Si lo tuviésemos en la mano , podríamos ver que los rubíes posiblemente son de celulosa pintada, sus chatones no son de oro, etc. También salta a la vista lo burdo que es el regulador micrométrico que así a simple vista ni parece funcional.

Si lo comparamos con un reloj norteamericano “standart” de la época al que posiblemente se esforzaron en copiar, vemos que las diferencias hablan por si solas.  En este caso un Hampden 17j con grado ferroviario.

Pero no solo circulaban imitaciones de relojes ferroviarios. El mercado doméstico norteamericano también era un campo muy atractivo para los fabricantes suizos. Aquí tenemos un buen ejemplo de ello: Un ejemplar marcado como HWC ¿Hampdem, Hamilton Watch Co? Que era fabricado y distribuido por Emil Droz (columbier) y Louis Goering (Le Chause de Fons) donde encontramos referencias en la Mikrolist.

Si nos fijamos con atención, vemos que los rubíes son de resina pintada.

Algunas de estas compañías suizas, que fabricaron “Swiss fakes” para el mercado norteamericano terminaron siendo marcas de prestigio como es el caso de Marvin. Su caso es especialmente curioso. Marvin empezó su singladura americana haciendo imitaciones de relojes producidos por la Marion Watch Co. (En esta imagen observamos un claro ejemplo)

Podemos ver claramente que el nombre grabado induce a engaño, o los chatones de los inexistentes rubíes son puramente decorativos

Sin embargo y debido a la presión gubernamental y a sus políticas proteccionistas, los fabricantes que importasen calibres fuera de Suiza, se vieron obligar a marcar sus productos con “Swiss” o “Swiss made”. Hay que decir que esta medida ya fue creada por el gobierno británico y adoptada por el norteamericano. Lo que dio lugar a una “segunda generación” de imitaciones como podemos observar en estos ejemplos:

Seguían siendo relojes de muy mala calidad y seguían adoleciendo de los mismos defectos pero ya venían marcados con el sello “Swiss” muy discretamente, por cierto-  ¿Se tratarían pues de lo que hoy llamamos copia u homenaje?

Si nos vamos a la definición que establece la NAWCC sobre este tipo de relojes, no hay lugar a dudas. Cito literalmente

“Swiss fake is a term used to describe inexpensive, Swiss-made watches made to resemble medium-to-high grade American watches; or originally, a widely sold American watch. They are marked with names similar to those of American watches, or with names that sound as though they should be an American watch. Or, they are watches bearing markings that are deceptive or just plain untrue. In this, they are distinctly different from an inexpensive import which is honestly marked and which may be a private label watch.

Se puede leer que no hace distinción alguna entre falsificación, copia y homenaje, englobándolos a todos ellos en el término “Swiss fake”.  Debatiendo de este término con un buen amigo he llegado a la conclusión que la mejor manera de traducirlo al castellano sería la de “Reloj Falso Americano, fabricado en Suiza”.

Accidentalmente di con una lista de marcas de “Swiss fake” que circularon en USA desde 1850 hasta 1920 aproximadamente. La lista creada por la prestigiosa “Deutsche Gesellschaft für Chronometrie”  nos ofrece una información exhaustiva sin parangón para comprender este evento. Si contrastamos los nombres de las falsificaciones con la Mikrolist, vemos que aparecen firmas de prestigio suizas como la ya citada Marvin, Gallet, Atlantic, Excelsior y varias más. Quien desee cotejar la lista, la encontrará aquí.

Me ha parecido muy curioso que los fabricantes suizos en sus webs, wiki o Mikrolist, definan estas marcas de imitación como “marcas de importación”.

Si contabilizamos los nombres de la lista nos podemos imaginar la magnitud que alcanzó este fenómeno de los “Swiss fake”. Como era de esperar el trust relojero norteamericano no se quedó de brazos cruzados. Se emitieron leyes proteccionistas como la citada anteriormente que no permitía que ningún reloj que no fuese fabricado en USA fuese a parar al servicio de trabajo del ferrocarril (aunque hubo excepciones como veremos más adelante) Se editaron boletines de prensa como este comunicado del presidente de la Hamilton, fechado en 1908.

O este nota del prensa del mismo año.

Y como advertimos anteriormente, el congreso emitió una ley en 1871 que obligaba a los importadores de relojes a advertir de su origen con el estampado del mismo en el dial o en el movimiento. Me costó un poco encontrarla, pero aquí está la ley del tratado sobre propiedad intelectual que data del 1887 (quizás sea una actualización de la anterior)

No he encontrado documentación al respecto de como se introducían estas falsificaciones en el país pero por lo que he leído lo más probable es que se introdujeran y/o confeccionaran a través de la frontera canadiense y mexicana. Los calibres llegaban de Suiza a Canadá y allí se vestían con cajas y diales, para luego introducirse a través de la frontera. También es más que probable que las falsificaciones se montasen en territorio norteamericano. En época más tardía si que es posible que también cruzasen la frontera por México.

Antes de seguir con los “Swiss fake” me gustaría hacer un pequeño paréntesis y sacar a colación un tema que daría para un artículo entero. No todos los relojes suizos eran copias o imitaciones  deshonestas de los relojes norteamericanos. Algunas compañías se introdujeron en el mercado doméstico norteamericano con buenos productos, pero decorados y realizados al gusto local. Una de ellas es el caso de Longines. Aquí tenemos un buen ejemplo temprano (1882) de ello.

Fijaos en la decoración de los puentes. Más adelante (circa 1900) la propia Longines desarrolló sus calibres con grado ferroviario. El conocido como Longines “Railway Monarch”. Aunque como vimos en la tercera entrega tuvo que cambiar su nombre como “Special Monarch” o “Express Leader” gracias a la demanda que interpuso el Sr. Hampden contra todas las marcas que utilizasen la palabra “Railway” que el había patentado.

Y si bien Longines no pudo entrar oficialmente al servicio ferroviario norteamericano, por la ley   proteccionista, si lo hizo en el canadiense a través del Canadian Pacific Railway.

Otro caso importante es el de Vacheron Constantin.

Que utiliza la patente del regulador y la espiral antimagnética americana 1884 (U.S. Patent 291,780) que 20 años más tarde se patentó en Suiza ( curioso hecho…) como Swiss patent (#31052).

El caso de Gruen también es muy conocido ya que se formó con la matriz de la norteamericana Columbus Watch Co de la que Dietrech Gruen era uno de sus fundadores y presidente de la compañía americana. Podría mencionar Omega, Zenith, Buren(principalmente activa el los Ferrocarriles Nacionales de  México) Y aunque la ley proteccionista era severa, hay amplia documentación que certifica que todas las marcas que he citado pasaron inspecciones en muchas líneas ferroviarias de USA. El tema es tan interesante que me guardo la documentación para la redacción de un futuro artículo.

Pero volvamos ahora a las falsificaciones o “Swiss fake”. Si bien durante la narración ya hemos ido enseñando las claves para reconocer este tipo de relojes, antes de terminar me gustaría enseñaros unos cuantos diales que por norma general seguían el mismo patrón (el de llevar estampada una locomotora europea y no norteamericana en el mismo).

Aquí tenemos dos buenos ejemplos:

Son muy pocas y en contadas ocasiones que podremos observar relojes norteamericanos con locomotoras estampadas en el dial y por lo general sus precios son astronómicos, así que tened cuidado a la hora de adquirir uno. En los diales se repetía la misma estratagema de engañar al comprador confundiendolo con su nombre o logo parecido al de una marca real. Este es muy significativo.

Otro ejemplo de dial con locomotora de un reloj que está a la venta anunciado actualmente como railroad 1900 watch y sin embargo es un “Swiss fake”.

Hay una sección de la Nawcc donde nos enumera las claves para determinar si un reloj es un “Swiss fake” o un verdadero Railroad grade watch.

Hay gente que colecciona este tipo de falsificaciones; no voy a entrar en debate si son coleccionables o no pues he leído opiniones de todo tipo. Pero estos coleccionistas saben realmente lo que adquieren y espero que este pequeño trabajo nos sirva para ello. Yo desde luego si encontrase una falsificación temprana a buen precio la adquiriría por su valor de testimonio histórico de una época en que parte la industria suiza desbordada por la calidad y producción de los productos norteamericanos se lanzó a fabricar burdas imitaciones para conseguir su parte del negocio.

3 comentarios en «Swiss Fake»

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