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Complicaciones: Segundos Muertos

@aviation_watch

Hoy quiero introducir la complicación mecánica de los “segundos muertos”. Tiene mucha historia, estuvo en boga durante los años 50 y 60 y ahora parece estar resurgiendo. Es una complicación que me fascina y que espero poder añadir a la colección en algún momento. De ahí mi investigación y mis ganas de compartir lo que he ido averiguando con vosotros a través de esta entrada.

La complicación de los segundos muertos es conocida en inglés como “dead-beat seconds”, “true seconds” o “jumping seconds” y en francés como “seconde morte”.

¿En qué consiste? Pues en hacer saltar el segundero cada segundo, así de fácil. Bueno, fácil no es, si acaso todo lo contrario.

Los segundos muertos entrañan un salto de la aguja segundera exactamente cada segundo, como en los relojes de cuarzo. Esto es lo opuesto a lo que se observa en la mayoría de los relojes mecánicos donde el segundero se mueve con cierta suavidad entre las marcas de los segundos debido a la frecuencia del volante. Por ejemplo, a 28.800 vph (4 Hz) estamos hablando de ocho pequeños avances cada segundo. En el calibre Spring Drive de Grand Seiko, donde el volante ha sido reemplazado por un disco rotativo controlado por un circuito integrado, el barrido del segundero es suave y constante.

La complicación, por lo general, requiere módulos adicionales para reducir la frecuencia de los avances del segundero y aumentar su desplazamiento cuando lo hace, normalmente acumulando la energía transmitida al escape y soltándola una vez por segundo.

A muchos os sorprenderá que una complicación que emula mecánicamente el movimiento del segundero de un reloj de cuarzo pueda tener interés alguno. Sin embargo, creo que hay dos motivos que lo explican.

En primer lugar, el segundo es la unidad del tiempo del Sistema Internacional de Unidades. En segundo lugar, es una complicación difícil de implementar y algo inútil, es decir reúne las condiciones necesarias para interesar a los amantes de la relojería mecánica. En otras palabras, es una de esas complicaciones, como el tourbillon, que están para que las marcas demuestren su capacidad técnica y para complacer a los aficionados, pero cuya utilidad, hoy en día, es más que cuestionable.

Primero de todo veamos unos relojes contemporáneos con esta complicación y luego seguiremos con la historia.

Historia

Los segundos muertos tienen su origen en 1675.

La invención de los segundos muertos se atribuye al astrónomo británico Richard Towneley, que diseño un escape de péndulo sin retroceso para mejorar la estimación de tiempo en estudios astronómicos que se realizaban en el Greenwich Observatory. El relojero Thomas Tompion construyó dos relojes astronómicos con este diseño. Su discípulo George Graham, el afamado relojero británico, incorporó la complicación a sus reguladores a principios del s. XVIII y se podría argumentar que popularizó esta presentación para los relojes de pared.

¿Pero cómo migró esta complicación a los relojes de bolsillo primero y los de pulsera después?

Cuando los únicos relojes que había eran de pared, era perfectamente factible que sus movimientos oscilaran dos veces por segundo, es decir a 0,5 Hz. Esos relojes evidentemente podían dar cabida a un péndulo de un metro de largo (de hecho, 0,994 m es la medida requerida) para obtener este ritmo.

Como podréis imaginar, instalar un péndulo de estas dimensiones en un reloj de bolsillo no es factible, pero por fortuna el volante ya había sido inventado sobre 1670. Quién lo invento primero, Christiaan Huygens o Robert Hooke, ha sido objeto de mucha investigación.

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Fuente: https://watchesbysjx.com/2019/02/robert-hooke-huygens-hairspring-inventor.html

La oscilación del volante se debe a energía almacenada en el muelle real. Esta energía, no la gravedad, es la que impulsa las oscilaciones. Éstas, a su vez, transmiten energía a través del escape para regular el ritmo del calibre. En el escape suizo más común esto ocurre dos veces por oscilación, el reconocible “tic” y el “tac” de los relojes mecánicos.

Por lo general, los volantes oscilan a un ritmo mucho mayor del deseado para poder mostrar los segundos muertos. Físicamente es imposible reducir su ritmo de oscilación sin aumentar su tamaño, masa e inercia. De hecho, deberían ser más grandes que los calibres para oscilar al ritmo deseado (veremos esto en detalle más tarde).

Pero vayamos por partes…

A mediados del s. XVIII, los relojes de bolsillo que equipaban escape de cilindro conducían directamente el segundero central, permitiendo con ello que saltara una vez cada segundo. Se conoce un diseño de 1754 de Jean Romilly, un relojero suizo afincado en Paris, en el que además era posible parar el segundero para medir intervalos de tiempo, lo que viene a ser un precursor del cronógrafo. Desgraciadamente, esto también entrañaba parar el mecanismo.

El siguiente gran salto tecnológico se debe a un invento del relojero suizo Jean-Moïse Pouzait. Su movimiento incorporaba un segundo muelle real con un tren de engranajes secundario que permitiría detener y arrancar el segundero independientemente del mecanismo principal. Su reloj también incorporaba un pequeño segundero (conocido como “trotteuse” en francés) a las 6 h que latía a la misma frecuencia que el volante principal. Sin embargo, el reloj también contaba con un segundero central más grande que daba un salto cada segundo y podía detenerse utilizando una palanca para luego soltarse. De nuevo, un precursor del cronógrafo.

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Fuente: http://forumamontres.forumactif.com/t127317p50-seconde-morte
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Fuente: http://forumamontres.forumactif.com/t127317p50-seconde-morte

Quiero remarcar que, si bien mucha literatura clasifica los dos ejemplos anteriores como precursores del cronógrafo, el uso de la parada del segundero seguramente tenía un uso mucho más prosaico. Yo creo que el uso más frecuente de esta función de parada era el de poder sincronizar el reloj con el de la torre de la ciudad, es decir, ponerlo en hora con facilidad. También es posible que el primer uso del segundero era simplemente poder saber a primera vista si el reloj funcionaba.

Pero bueno, a partir de estos modelos siguen las mejoras a un gran ritmo.

Al acabar el s. XVIII, era frecuente encontrar otros ejemplos de relojes de bolsillo con mecanismos similares, por ejemplo, piezas fabricadas por Le Roy, Romilly o Lepine entre los fabricantes franceses y de otros fabricantes británicos, como Litherland & Co. (aquí tenéis la fuente).

También en esa época, en 1791 para ser exactos, el formidable Abraham-Louis Breguet introdujo relojes con lo que denominó “secondes d’un coup”, o segundos de un golpe. Su calibre, sin embargo, no requería un segundo tren, sino que empleaba un escape cilíndrico de rubí con un resorte, piñón y rueda adicional para controlar el segundero central. Este ejemplar de 1817 (que también incluye repetidor de minutos) se vendió en subasta en el 2012 por la friolera de CHF483.000 (€450.000).

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Fuente:
https://www.christies.com/lotfinder/Lot/breguet-paris-no-2903-montre-a-repetition-5553706-details.aspx

A mediados del s. XIX el uso del escape cilíndrico y los segundos muertos ya es común. Como muestra, este ejemplar de Bovet destinado al mercado chino de c1860. Si queréis ver una impresionante colección de relojes de bolsillo del s XIX destinados al mercado chino la encontraréis en este enlace.

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Fuente: https://www.sothebys.com/en/auctions/ecatalogue/2013/watches-n09002/lot.63.html

Otros afamados relojeros también los produjeron, como Louis Audemars.

Ya entrada la segunda mitad del s. XIX, en 1867 para ser precisos, Ferdinand Adolph Lange diseña un reloj bolsillo con segundos muertos en el que la complicación se aloja entre las platinas y no deriva de un escape cilíndrico. Sólo 10 años más tarde, el tren del segundero se desplaza y es colocado por encima de la platina de tres cuartos típica de Glashütte, permitiendo su desmontaje sin interferir con el resto del calibre.

En 1877, esta disposición fue patentada por los hijos de Ferdinand Adolph Lange, Richard y Emil. Incluía parada del segundero a través de una palanca que bloqueaba el “flirt”, la palanca que actúa cada segundo para mover el segundero (lo explicaremos en detalle más bajo).

Es un sistema que sigue en uso y que de hecho A. Lange & Söhne ha utilizado en el calibre L1924 empleado en el 1815 “Homage to Walter Lange”, un reloj que fue anunciado hace apenas dos meses.

Ahora vamos a dar un salto importante en el tiempo, hasta mediados del s. XX, cuando se consigue la miniaturización necesaria para incorporar la complicación de los segundos muertos en los relojes de pulsera.

Antes de llegar a este periodo, debemos recordar que las dimensiones de los relojes de pulsera no permiten calibres que ofrezcan una frecuencia de 0,5 Hz. Sus volantes simplemente serían demasiado grandes.

Como ejemplo os muestro el Slow Runner de Antoine Martin, un reloj anunciado en el 2013, aunque no llegó a producirse comercialmente. Su enorme volante de 24 mm de diámetro tenía una frecuencia de 1 Hz (7.200 vph).

Las frecuencias habituales que encontramos en los calibres de los relojes de pulsera tienen una explicación.

En primer lugar, son más convenientes porque les afecta mucho menos el movimiento natural de la muñeca. El volante podría verse adversamente afectado a frecuencias más bajas debido a los efectos de la resonancia.

En segundo lugar, cualquier golpe o impulso externo que afecte al calibre tiene mucho menor efecto en la precisión a mayores frecuencias, ya que la oscilación afectada es breve y el ritmo habitual se recupera rápidamente.

Es por todo ello que el rango de entre 3-4 Hz es el que nos encontramos más a menudo hoy en día, porque son las frecuencias que ofrecen un compromiso perfecto entre tamaño, resistencia a los impactos y fiabilidad (que puede empezar a sufrir a mayor ritmo).

¿Pero cómo pasamos de los 3-4 Hz ideales para los relojes de pulsera a una indicación de segundos muertos? Hay, a grandes rasgos, dos tipos de soluciones que se ven más habitualmente. En primer lugar, encontramos módulos añadidos junto a (o comúnmente sobre) los engranajes de marcha. La otra alternativa es una solución integrada en los engranajes con un remontoir para acumular energía que se libera para controlar el segundero.

Los Segundos Muertos En Los Años 50

Mientras que hoy en día esta complicación se tiende a asociar con relojes de muy alta gama, como veremos un poco más abajo, en los años 50 y 60 estuvo en boga.

Dos relojes aparecen en toda la literatura sobre la complicación: el efímero pero alabado Rolex Tru-Beat (la referencia 6556) con el calibre 1040 y el Omega Synchrobeat impulsado por el calibre 372 SCS, un reloj extraordinariamente difícil de encontrar.

Desafortunadamente, ambos representaron un calvario para sus dueños, pues sus componentes integrados fallaban con frecuencia.

Veámoslos…

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Fuentes:
https://www.revolution.watch/dead-seconds-watches-go-ahead-and-jump/
https://www.esquire.com/uk/watches/a33817499/jaeger-lecoultre-history-dead-beat-seconds/

Otras marcas, sin embargo, se decantaron por una solución modular bastante básica además de fiable que ofreció el fabricante de ébauches Chézard.

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Fuente:
https://www.mywatchmart.com/listing/124962-vintage-truly-rare-dead-beat-seconds-watch-chezard-7400avia/

Entre ellos destaca el Doxa Steel Jumping Seconds, que podéis ver a continuación.

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Fuente: https://shop.analogshift.com/products/doxa-steel-jumping-seconds-watch

Se sabe de bastante más productores, aunque muchos de ellos dejaron de fabricar estos relojes al poco tiempo. Podéis ver una lista bastante completa en los apuntes horológicos de Emre Kiris en su web Glycintennial.

Definitivamente da la impresión de que los relojes de pulsera con la complicación de los segundos muertos fueron una moda pasajera.

En el siguiente vídeo podemos observar el funcionamiento de este calibre, en este caso en un Tourist Radio-Top de la misma época.

La Oferta Actual

La complicación nunca desapareció del mapa, pero la creciente popularidad de la relojería mecánica en las últimas dos décadas la ha vuelto a poner de moda. En gran medida, esto refleja que tener esta complicación en la colección se ha convertido en una seña de “capacidad horológica” para muchas marcas.

A grandes rasgos, se siguen viendo dos tipos de implementación de la complicación, aunque hay implementaciones más complejas que también comentaremos.

La implementación más común entraña engranajes adicionales para reducir la frecuencia del segundero. Existen dos formas de solucionar esto: una que añade un mecanismo de “star and flirt” al escape y otra que añade un segundo escape.

Star & Flirt

El sistema de “star and flirt” ya lo vimos brevemente más arriba cuando nos referimos al trabajo de Ferdinand Adolph Lange en el s. XIX. Veamos en más detalle el reciente 1815 “Homage to Walter Lange”, incluyendo un esquema del calibre L1924. Este calibre oscila a 21.600 vph (3 Hz).

Otro reloj que emplea el “star and flirt” es el Richard Lange Jumping Seconds, también de A. Lange & Söhne. Sin embargo, en este caso lleva un remontoir (fuente de potencia) secundario incorporado a la tercera rueda. Además, el calibre L094.1 (de nuevo de 21.600 vph – 3 Hz) añade una complicación muy infrecuente, conocida como “zero-set seconds”, que retorna el segundero a las 12 h cuando se cambia la hora.

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Fuente: https://www.alange-soehne.com/en/timepieces/richard-lange-jumping-second

A continuación, podéis observar el esquema del módulo de los segundos muertos. En rojo podéis observar el “star and flirt” y en amarillo el remontoir secundario que regula el segundero.

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Fuente: https://watchesbysjx.com/2020/05/jumping-deadbeat-seconds-explained.html

Con este diseño el muelle real sólo impulsa el calibre una vez cada seis oscilaciones del volante, cuando el “star” del escape libera el “flirt”. Con ello avanza el segundero y además se recarga el remontoir secundario desde el muelle real, para así impulsar las siguientes seis oscilaciones.

También encontramos una variante del sistema “star and flirt” en el Jaeger-LeCoultre Geophysic True Second, impulsado por el calibre 770 que oscila a 4 Hz.

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Fuente:
https://www.watchtime.com/reviews/wait-a-second-a-closer-look-at-the-jaeger-lecoultre-geophysic-true-second/
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Fuente:
https://www.watchprosite.com/jaeger-lecoultre/jaeger-lecoultre-geophysic-true-second-and-universal-time-the-review-/2.1014448.7161568/

Aprovechamos este detallado esquema de Jaeger-LeCoultre para examinar los distintos elementos del módulo.

Podemos observar una rueda de estrella en el eje del escape que regula la aguja de los segundos. Cada ocho latidos del escape (equivalente a un segundo) la estrella (el “star”) gira lo suficiente para liberar una palanca llamada “flirt”. Casi instantáneamente, el “flirt” hace una revolución completa hasta que retorna para hacer contacto con el siguiente diente de la estrella y a la vez liberar el saltador de segundos.

Debido a que la energía debe liberarse instantáneamente, el segundero es impulsado por una espiral secundaria, en este caso recargada continuamente por el tren normal. En la imagen se observa que el resorte de los segundos muertos es de gran envergadura, aunque se desplaza muy poco con cada salto y por ello consume muy poca energía cuando impulsa el segundero.

La ventaja del sistema “star and flirt” es que está más que probado, pero presenta dos claros inconvenientes.

En primer lugar, el “flirt” aumenta la carga sobre el pivote del escape y los rubíes que lo alojan. En teoría, esto podría aumentar la fricción y variar la amplitud de la oscilación del volante salvo que el reloj esté plenamente cargado. En la práctica, sin embargo, este problema no se da por el diseño adecuado de los componentes expuestos a esta fricción adicional, siempre que el mantenimiento del reloj sea el adecuado.

En segundo lugar, este tipo de módulos presentan una peculiaridad sutil, pero observable. El segundero se deslizará hacia adelante levemente, aunque de manera casi imperceptible, antes de saltar al siguiente segundo. Esto es inevitable ya que la rueda de estrella gira lentamente hacia adelante junto con el flirt antes de que este último quede liberado.

Escape Secundario

El uso de un escape secundario no es exactamente una nueva idea. Los relojes de bolsillo ya los empleaban al igual que el efímero Rolex Tru-Beat de 1954. Su ventaja es eliminar los inconvenientes que acabamos de citar sobre el “star and flirt”.

Un productor que lleva incorporando esta complicación desde el 2007 es el pequeño fabricante austriaco Habring2. De hecho, la complicación de los segundos muertos es un elemento frecuente en su colección de relojes, casi una seña de su identidad. La marca los ofrece a unos precios considerablemente más asequibles que el resto de los productores, aunque en cantidades muy limitadas.

Inicialmente, Habring2 añadió módulos a antiguos calibres (en condición NOS, es decir sin uso) de Chézard. Más tarde empleó el tren motor de los ETA Valjoux 7750/7760 (automático y manual, respectivamente). Desde el 2011, cuando ETA dejó de suministrar a muchos fabricantes externos, Habring2 ha desarrollado con el apoyo de proveedores externos un calibre propio, denominado A11, con la misma configuración que los Valjoux.

Veamos uno de sus relojes en marcha.

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Fuente: https://watchesbysjx.com/2020/05/jumping-deadbeat-seconds-explained.html

Su implementación de la complicación de los segundos muertos es una versión contemporánea, es decir elaborada con mejores materiales y fabricada con menores tolerancias, del sistema empleado en el Chézard 7400, sólo que en este caso la base es un calibre equivalente al Valjoux 7750 y no al Adolf Schild 1604B que impulsaba el Chézard.

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Fuente: http://www.habring2.com/index.php/en/archive/jumping-second-2007-2008

En la siguiente imagen podemos ver un ejemplar del Habring2 Jumping Second Pilot.

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Fuente: http://www.habring2.com/index.php/en/collection/jumping-second-pilot-n

Otras implementaciones del escape secundario son más complejas y desafortunadamente para los aficionados mucho menos asequibles.

Un ejemplar espectacular con una implementación muy original es el Dead Beat Seconds de Petermann Bédat, una joven marca establecida por dos relojeros formados en A. Lange & Söhne.

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Fuente: https://www.petermann-bedat.ch/

El reloj, conocido como la referencia 1967, curiosamente se denomina así en honor al año en el que el primer calibre de cuarzo hizo su aparición, brincando de segundo en segundo.

El calibre está inspirado en movimientos de reloj de bolsillo y emplea el sistema de segundos independientes inventado por Robert Gafner, un eminente relojero que enseñó en la escuela de relojería de La Chaux-de-Fonds en los años 40.

El calibre añade un escape a la cuarta rueda (a la izquierda en la siguiente imagen). La pieza clave es una curiosa ancla con dos lados y cuatro rubíes. Se balancea suavemente hacia adelante y hacia atrás. En tándem con el giro de la cuarta rueda gira un trinquete, deslizando uno de los rubíes hasta liberarlo. La oscilación provoca el bloqueo y desbloqueo del trinquete opuesto con carga (a la derecha en la imagen siguiente) y que avanza el segundero en pasos de un segundo.

Lo mejor es verlo en vivo. Para ello nos servimos de esta maravillosa animación de SJX Watches.

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Fuente: https://watchesbysjx.com/2020/11/petermann-bedat-1967-deadbeat-seconds-review.html

Podéis ver la ficha del reloj en este enlace en la web del Grand Prix d’Horlogerie de Genève.

El acabado del ancla necesita de una gran precisión (de centésimas de milímetro) para asegurar el funcionamiento correcto del reloj.

También es necesario citar que, sin remontoir intermedio, este mecanismo consume bastante energía, limitando la reserva de marcha a 36 horas a pesar del pausado ritmo del calibre (18.000 vph o 2,5 h).

Hay otros ejemplos recientes de relojes que emplean un escape secundario para implementar los segundos muertos. Tenemos el Grande Seconde Deadbeat de Jaquet Droz, el DB25T Zodiac de De Bethune y el Dial Side True Beat de Arnold & Sons. Los dos últimos son de especial interés por la manera tan visual en la que se presenta el escape secundario.

Veamos primero el De Bethune, un reloj del 2015 limitado a 20 unidades con calibre de manufactura con tourbillon. En este caso la trasera es la que impresiona, ofreciendo una espectacular vista del tourbillon y el escape segundario central con áncora propia bajo un puente equeletizado en forma de delta.

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Fuente: https://www.hautetime.com/hands-on-the-de-bethune-db25t-zodiac-watch/62122/

Igual de impresionante, quizás más, es el Dial Side True Beat (DSTB) de Arnold & Sons.

La complicación de los segundos muertos es una tradición de la marca, ya que rinde homenaje a los cronómetros marinos de John Arnold.

El escape secundario en este calibre automático es visible en la esfera. Se exhibe no sólo el segundero, sino también la leva, las ruedas y los puentes. Y cómo no, la leva tiene la forma de un ancla, rindiendo homenaje a los logros marítimos de Arnold.

Una última pieza que debo citar en este segmento es el DeWitt Academia Out of Time. Es otro reloj con la complicación de los segundos muertos basada en un escape secundario, pero también presenta una complicación adicional y única en una segunda subesfera, donde se observa lo que el fabricante denomina “free seconds” (segundos libres) o “flying time”. Su propósito es contrastar el inexorable y continuo paso del tiempo con el que medimos, definido por cada uno de los segundos que pasan de largo y en los que el reloj aparenta detenerse.

El escape de los segundos muertos, con resorte de liberación en este caso, se puede observar en la esfera por su diseño “open heart” (corazón abierto). Lo mejor para apreciarlo es ver un vídeo de la marca.

Otras Presentaciones

Aquí ya entramos en un territorio muy complejo, que considero supera la intención de esta entrada introductoria. Dicho esto, para completar el artículo creo que vale la pena presentar algunas de las otras maneras que se han ideado para implementar la complicación de los segundos muertos.

El primero de ellos sería el Grönefeld One Hertz. La primera versión (el “1912”) fue lanzada hace ya una década y desde entonces ha habido otras.

Es único entre los relojes de pulsera contemporáneos por contar con dos muelles reales, el segundo para impulsar los segundos muertos a través de un tren de engranajes secundario, independiente del tren de engranajes para las indicaciones de las horas y los minutos. Dicho esto, los trenes evidentemente están interconectados para asegurar la sincronización del reloj. Los dos muelles reales se cargan simultáneamente y en el mismo sentido.

Conceptualmente, el uso de dos muelles reales nos recuerda el invento de Jean-Moïse Pouzait del s. XVIII que mencionamos en la introducción histórica.

Otro reloj curioso es el Angelus U10 Tourbillon Lumière, con un calibre “deconstruido” con tourbillon y la complicación de los segundos muertos. Ofrece una presentación radical, por describirlo de alguna manera. Está inspirado por los relojes de viaje multi función que vendía la marca en los años 30. Tiene unas dimensiones igual de inusuales (63 mm x 38 mm x 15 mm).

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Fuente: http://angelus-watches.com/en-us/urban-collection/u10-tourbillon-lumi%C3%A8re/

Y, para terminar, creo imprescindible citar el F. P. Journe Vagabonde III, un reloj con segundos muertos mostrados de forma digital, el único de este tipo creado hasta ahora.

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Fuente: https://www.fpjourne.com/en/collection/limited-series/vagabondage-iii

Creo imprescindible añadir un breve vídeo con el reloj en funcionamiento para apreciar lo que esto representa.

Conclusión

Imagino que los que hayáis llegado hasta aquí compartiréis conmigo la fascinación por la relojería mecánica, por inútil que pueda parecer esta complicación en particular.

Como creo ha quedado patente, es para verdaderos devotos y un símbolo de virilidad horológica para las relojeras del más alto nivel.

Espero que el artículo os haya servido para aprender que es más complejo, creo que también más acertado, añadir un remontoir para que el segundero “saltante” sea impulsado por el tren principal. Dicho esto, añadir un módulo de escape secundario a un calibre base proporciona una solución eficaz, quizás incluso más robusta, siempre sujeto al mantenimiento adecuado del reloj por la fricción añadida.

A pesar del resurgir de la complicación en años recientes, no creo que se popularice demasiado. Un buen reloj de cuarzo, con un calibre súper preciso y control del par del segundero me parece la opción que tentará a más entusiastas. El motivo es bastante simple. Los segundos muertos aportan muy poco, nada incluso, en términos de cronometría, el factor que quizás más llama a los aficionados. Al final del día, esta complicación no deja de representar un gran esfuerzo y coste para presentar la hora de un modo distinto, pero no necesariamente mejor.

Quizás el pequeño fabricante Habring2 sea la excepción a esta regla, ya que ofrece una implementación de esta complicación sencilla y fiable, por un precio que por lo menos parece alcanzable. Yo tengo uno de sus relojes en mi lista de deseos. Veremos si se hace realidad…

5 comentarios en «Complicaciones: Segundos Muertos»

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